Las nuevas (y locas) joyas de Balenciaga elevan a los imperdibles de aliado de la moda a icono

Habrá quien piense que Demna Gvasalia lleva tiempo riéndose de nosotros. Tras haber lanzado al mercado un bolso extremadamente similar a la clásica bolsa azulada de Ikea a un precio desorbitado y después de haber acaparado los titulares esta temporada con unos bolsos que emulan las bolsas de basura, ahora sube un grado más la (ya de por sí asfixiante) temperatura al presentar una colección de joyas… de imperdibles.

Entre los diseños encontramos pulseras de plata de ley brillante que cuestan 550 euros (si estás arqueando la ceja, has de saber que ya están agotadas) y próximamente lanzará a la venta pendientes de silueta ‘safety pin’ que costarán 295 euros y collares de imperdibles que te saldrán por 795 euros. Sin lugar a dudas, estas joyas pronto se agotarán, y no son las únicas que juegan a darle un uso elevado a elementos comunes de nuestro día a día...

Este Marchel Duchamp de la moda ya vende horquillas de toda la vida por casi 300 euros (en las que, eso sí, pone 'Balenciaga'), así como pendientes y gargantillas que también han despertado la ira de las redes sociales, ya que lejos de costar lo que costaría ponerte los cordones de las deportivas a modo de pendiente, pues emulan a los cordones deportivos de toda la vida, obligan a los fans de la marca a pagar cientos de euros por un diseño imposible que ya forma parte del ADN de Balenciaga.

Entre las ventas y la difusión mediática, queda claro que Gvasalia puede estar riéndose del resto, pero le está saliendo más que rentable… Pero volvamos un momento a los imperdibles porque al hablar de ellos es imposible no pensar en Versace, la marca que logró elevarlos a la categoría deluxe. Cuando en 1994 una entonces desconocida Elizabeth Hurley tuvo que acudir al estreno de ‘Cuatro bodas y un funeral’ en Londres, ninguna firma quería prestarle sus diseños. Sin embargo, la actriz conocía Gianni Versace a través de Elton John y el diseñador accedió a dejarle uno de sus diseños.

No hablamos de un showroom repleto de ropa, sino del último vestido que tenía disponible. El resto es historia: el nombre de Hurley se elevó de forma inmediata gracias a este atrevido diseño, que a su vez logró que el nombre de Versace se alzara a lo más alto y quedara irremediablemente ligado a los imperdibles. En los 90 la moda vista sobre la alfombra roja era bastante ‘modest’, por lo que un diseño tan sensual rompió los esquemas y cambió la historia de la moda.

En diciembre de 2018, Versace incluyó en su colección pre-fall 2019 muchos diseños que hacían un guiño a los años 90, entre los que por descontado no faltaron los imperdibles. Lady Gaga llevó el icónico diseño en 2012 y Dua Lipa le dio un giro en 2019 en los premios Grammy.

Ahora podemos encontrar sin ir más lejos en la firma imperdibles joya a modo de broche que cuestan 172 euros, así como vestidos de crepé palabra de honor con imperdibles dorados que cuestan 4.500 euros. Quizá no sepas que Pelayo Díaz diseñó al comenzar su carrera un vestido de organza e imperdibles para Rihanna, que utilizó su creación en uno de sus videoclips.

Los imperdibles son parte de la historia de la moda por su vertiente punk, pero sin duda las marcas se han encargado de elevarlos a una nueva categoría de la que Balenciaga está sacando provecho. ¿Crees que tiene sentido que los diseños que la firma jueguen con elementos del día a día y los vendan a precios desorbitados o crees que se está aprovechando de nuestro alma esnob?