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Imprescindibles del invierno: así nació la moda de esquí
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Imprescindibles del invierno: así nació la moda de esquí

O cómo la mujer conquistó los pantalones en la pista antes que en la calle y todas las claves de una de las estrellas de esta temporada

Foto: Pucci.
Pucci.

Hay deportes que se viven más como una religión que como una distracción. El fútbol en algunos lugares del mundo es uno de ellos. El esquí, sin miedo a equivocarnos, se puede considerar otro. Algunos aficionados son capaces de hacerse un sinfín de kilómetros para poder disfrutar de las pistas, aunque sea solo unas horas de un fin de semana.

Como toda religión, el esquí se acompaña también de sus signos externos que conforman todo un protocolo. En ellos, un protagonismo destacado lo tiene la indumentaria, sobre todo si comprobamos cómo hoy en día son muchas las firmas que apuestan por crear líneas pensadas exclusivamente para la nieve: Louis Vuitton, Gucci o Giorgio Armani son algunas de ellas, pero lo cierto es que no fueron las primeras.

Foto: La danesa Emili Sindlev, con las prendas y los complementos de la nueva colección de Prada. (Instagram @emilisindlev)

El esquí fascinó al mundo en la Exposición Universal de París de 1878 y fue entonces donde se empezó a configurar como un ejercicio propio de clases privilegiadas. El concepto de ocio que se desarrolló en ese momento, donde comenzó a no estar mal visto el disponer de tiempo libre, obligó también a una ropa que acompañara a esos momentos de esparcimiento. Y así es como se introdujo la moda de esquí.

Firmas como John Redfern, la primera que presentó una línea deportiva, tuvieron sus colecciones de esquí, influenciadas también por la estética de la Gibson Girl que tanto se llevaba en aquellos momentos. Los abrigos eran de gruesas lanas, las mujeres se ponían los esquís con faldas hasta la rodilla y en lugar de dos bastones se esquiaba solo con uno.

Hasta el final de la I Guerra Mundial, esa moda se mantuvo. Fue entonces cuando comenzó a aparecer una nueva estética que cambiaría para siempre la moda de esquí. Los años 20 y 30 contemplaron cómo la mujer comenzaba a lucir pantalones, de la mano de diseñadoras como Coco Chanel, y la moda de esquí, que en esos momentos se practicaba en países como Austria (que influiría mucho en las tendencias americanas) o Estados Unidos (en Sun Valley, lugar de encuentro de las estrellas de Hollywood), comenzó también a girar hacia el pantalón. Lucien Lelong, Schiaparelli o Hermès son algunos de los nombres que empezaron a aparecer en las revistas de moda de la época como referencia de este estilo. Fue también en este momento donde, por ejemplo, se introdujeron las cremalleras, con la diseñadora surrealista italiana como una de sus grandes referencias. Las lanas, además, se empezaron a sustituir por las plumas, sobre todo tras el diseño del primero plumífero de la mano de Charles James.

Foto: Schiaparelli. (DR)
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Europa se vio azotada por la guerra durante los años 40, pero no tardó en recuperar la pasión por el esquí en cuando tuvo ocasión. Tanto es así que hasta el propio Cristóbal Balenciaga lanzó un tejido, el Cracknyl, en 1949, para confeccionar prendas impermeables tanto para la lluvia como para esquiar. En Estados Unidos, Abercrombie & Fitch empezó a dar sus primeros coletazos, lejos, eso sí, de la firma que se convertiría en los 90.

Moncler o Dior también aparecieron en las décadas siguientes como unas de las firmas con las que había que contar. En estos momentos, además, gracias a los tejidos tecnológicos, comenzaron a aparecer pantalones muy estrechos y ceñidos, que nos permitieron ver sin problemas las piernas de Brigitte Bardot o Audrey Hepburn. La actriz de ‘Desayuno con diamantes’ nos dejó para la posteridad uno de los conjuntos de nieve más emblemáticos de la mano de su amigo Hubert de Givenchy en la película ‘Charada’.

placeholder Audrey Hepburn, en 'Charada'.
Audrey Hepburn, en 'Charada'.

Es, además, gracias a la nieve como Emilio Pucci se consagró como una casa de moda. El creador italiano comenzó a confeccionar para él en los años 40 una serie de conjuntos que resultaron ser tan aclamados que acabó por producirlos de manera comercial. Él se encargó de llenar de color unas pistas de nieve que a partir de ahí serían toda una fantasía de colores flúor y neón, como vimos en los 80 y 90 gracias también a tejidos como el tactel o técnicos como el goretex.

Hoy en día, todavía somos herederos del furor que causó la piel a comienzos del siglo XXI, y se sigue viendo esta temporada en abrigos o, incluso, complementos. Los acolchados no fallan, ni para la nieve ni para la ciudad, y el tono deportivo sigue estando más que presente. ¿La idea detrás de todo eso? El esquí es un deporte más popular que cuando comenzó en el siglo XIX, pero nadie nos quita que después de colgar las botas tengamos que cumplir con la pasarela en la que se ha convertido la pista y celebrar el fin del desfile en el kissing-room; perdón, en el après-ski.

Hay deportes que se viven más como una religión que como una distracción. El fútbol en algunos lugares del mundo es uno de ellos. El esquí, sin miedo a equivocarnos, se puede considerar otro. Algunos aficionados son capaces de hacerse un sinfín de kilómetros para poder disfrutar de las pistas, aunque sea solo unas horas de un fin de semana.

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