Sara Carbonero cumple 40: su depuración estilística hasta ser influencer de moda

Este sábado 3 de febrero, Sara Carbonero cumple 40 años y lo hace en un buen momento personal y profesional. Tras superar un cáncer de ovarios en 2019 y una recaída en 2022, de momento, su salud responde de manera positiva. También llega a esta cifra redonda disfrutando de un nuevo amor, Nacho Taboada, con el que sale desde hace un año y medio.

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Laura G. Vara

Además, en el terreno económico, Slow Love, la empresa que gestionaba la firma de ropa que creó junto a su amiga Isabel Jiménez, para la cual diseña, y que vendió al grupo Cortefiel, va mejor que bien. También Recuerdos de Sudáfrica SL, la sociedad que ella misma creó desde el famoso Mundial de Sudáfrica y a través de la cual gestiona todas sus colaboraciones con diferentes marcas y firmas, ha registrado una de las mejores cifras de negocio de los últimos años en su ejercicio de 2023.

Por lo tanto, podemos afirmar que Sara Carbonero abandona la treintena para abrir las puertas a una nueva etapa vital que no parece comenzar nada mal.

Nacida el 3 de febrero de 1984 en Corral de Almaguer, a sus 40 años, Carbonero, tras haberse labrado una carrera profesional como periodista deportiva, ha logrado convertirse en una de las influencers de moda más seguidas en nuestro país. Sus tres millones y medio de seguidores en redes sociales lo abalan.

Cada prenda, complemento o propuesta estilística que luce es analizada con lupa por sus fans, sabedoras de que Carbonero ha logrado un estilo propio que enamora y que, no cabe duda, ha evolucionado con el paso de los años.

2009 fue un gran momento para ella. Fue cuando fichó por Telecinco. Pero 2010 la convirtió en uno de los rostros más célebres. Fue el año en el que España ganó el mundial. Sara trabajaba en Sudáfrica cubriendo la información deportiva pero además era la pareja del portero de la selección española, Iker Casillas. Memorable fue el beso que ambos se dieron tras la victoria de España, la guinda del sueño cumplido que convirtió a ambos en los dos grandes protagonistas que encarnaban la euforia sentida por todos los amantes del fútbol.

En aquella primera etapa profesional tan mediática para Sara Carbonero, la periodista presentaba gustos estilísticos que ha conservado hasta hoy y otros que ha desterrado de su armario. Un buen ejemplo de prendas que poco a poco ha descartado en sus looks, son los vestidos minifalderos y ajustados que solía lucir combinados con altos zapatos de plataforma en estos primeros años de fama. Eran prendas por las que apostaba para resaltar su lado más sexy, sobre todo, en eventos nocturnos, y que poco a poco han dado paso a otras que combinan más comodidad y sofisticación.

Sin embargo, para sus looks callejeros de día, Sara Carbonero siempre se ha rendido al estilo cómodo y casual en el que ha sabido sacar partido a elementos básicos combinándolos con detalles de tendencia o llamativos complementos.

Siempre ha apostado por este estilo informal que ha mantenido con el paso de los años, menos depurado al principio y más estudiado según ha ido ganando madurez.

Los flecos, el estilo militar, las botas cawboy, los jeans rotos, las gafas de sol, los cinturones y bolsos de cuero, los amplios jerseys o las camisetas holgadas, han sido elementos siempre presentes. También los estampados más atrevidos y potentes que han aportado, en ciertos momentos, un aire más rockero.

Con el paso de los años, este gusto por lo casual se ha ido encaminando hacia una marcada inclinación por el boho chic y la tendencia hippie y romántica. Así, hoy, es habitual ver a Sara Carbonero rendirse ante vestidos y faldas largas de tejidos fluidos, pantalones acampanados, chalecos, alpargatas de cuña alta, botas o botines camperos, caftanes, sombreros, abrigos largos, prendas de punto, etc.

Este estilo boho chic se sofistica en eventos nocturnos o en looks de invitada en los que los colores más vibrantes afloran combinados con tejidos como el satén, el terciopelo, el cuero o las lentejuelas.

Los tonos neutros y las líneas depuradas suelen desaparecer para dar paso a apuestas más rompedoras con las que nunca deja indiferentes.