La falda larga es tendencia, pero ¿cómo puedo saber si me queda bien?

De entre todas las prendas y complementos que hemos recuperado de la estética de finales de los 90 y principios de los 2000 –véanse los jeans de talle bajo, los cinturones con cadena, las faldas colegiales o los bolsos baguette– faltaba aún por ser rescatada la falda larga. Después de una tímida aparición en las colecciones primavera-verano ha sido ahora cuando por fin ha logrado abrirse camino de nuevo. Y lo ha hecho a lo grande, puesto que no hay solo una manera de encontrársela en la actualidad en las tiendas.

Hay modelos minimalistas como los que Gwyneth Paltrow convirtió en los más deseados entonces. También hay diseños en clave boho que juegan tanto con efectos arrugados como con estampados y, cómo no, en versión vaquera, que es como sellos como Victoria Beckham, Zimmermann, Alessandra Rich o Stella McCartney lo subieron a las pasarelas de cara a esta temporada. El street style está repleto de looks en los que inspirarse y las distintas firmas ofrecen un abanico de opciones tan amplio que ha sido muy fácil inyectarnos las ganas de incluir alguna alternativa en nuestro armario. Sin embargo, ¿es tan buena idea como parece?

“Hay que tener en cuenta, sobre todo, el patrón, que sea el que más favorezca a nuestra morfología, pero no el largo porque es una creencia popular errónea el reservar esta prenda para las personas altas”, explica la estilista Loida Suárez sobre qué es lo que hay que tener en cuenta antes de lanzarse a llevar este tipo de faldas.

"También el estampado, el tejido y la luminosidad del color son importantes en la elección. Por ejemplo, los estampados redondos y grandes aportan visualmente más volumen, los verticales o las rayas alargan visualmente la silueta, los tejidos gruesos con más cuerpo aportan volumen y, sin embargo, los fluidos y un poco transparentes son perfectos para las personas más bajas, o los colores más claros, luminosos o brillantes aportan volumen en contraposición con los oscuros, apagados o mates que lo restan”, recomienda la asesora de moda.

Siguiendo estas directrices, puede que lo mejor para iniciarse sea una falda larga negra de silueta en A. De este modo, se asegura que siente bien y se gana en facilidad a la hora de ser combinada. Porque, como imaginarás, aquí también hay mucho que se puede decir al respecto.

“La apuesta favorita para cualquier patrón siempre será la camisa ya sea lisa o de rayas”, apunta Loida Suárez, quien incide en que merece la pena invertir en “los total looks con jerséis, chaquetas o blazers en conjunto” porque son tendencia esta temporada. “Vemos también mucho blazer cropped o con combinaciones del mismo color, incluso si la tonalidad es diferente el estilismo final, llamará aún más la atención”, argumenta la estilista.

También se puede ir a lo básico con una camiseta y una americana o simplemente un jersey de punto; o arriesgar al completo sorprendiendo con chaquetas bomber, tops ajustados o camisas recortadas para lograr un mayor contraste.

Con el calzado ocurre algo parecido, depende del riesgo que se quiera tomar o del ambiente en el que vaya a lucirse, hay que apoyarse en un tipo u otro. “Quedan espectaculares cuando se ve el calzado al caminar y llevamos zapatillas o botines”, señala Herrera, defensora de lo plano “para un look más casual” y de una “bota alta ya sea en pico o redonda” cuando se quiera añadir “elegancia y sofisticación”.

Y ni siquiera son las únicas fórmulas que quedan bien porque, tal y como afirma la asesora de imagen, también puede ser “una falda cargo con salones, la vaquera, satinada o plisada con bota alta, salones, zapatillas o bailarinas, la de traje o punto con salones, mary janes, mocasines o bailarinas... Las opciones son infinitas”.

La versatilidad de la falda larga es casi tan amplia como la que ofrecen las versiones midi o mini, de modo que su única particularidad está en decidirse bien por el patrón que mejor le va a cada tipo de cuerpo. Por regla general, cuenta la experta que las que tienen “volumen a base de tablas, paneles, capas, volantes o cinturillas favorecen más a las personas altas y delgadas porque pueden equilibrar su esbelta figura”, mientras que “las evasé o acampanadas con cintura marcada y bajo abierto estilizan un cuerpo triángulo invertido porque equilibran visualmente la anchura de los hombros con respecto a la cadera y también ayudan a disimular el abdomen si la cintura es alta”.

Las de tiro alto o con aberturas, por su parte, funcionan para ganar visualmente un poco de altura gracias a la verticalidad de sus líneas y las tipo lenceras o confeccionadas en satén son, en palabras de Loida Suárez, “perfectas para una estatura media y cuerpos rectos o sin curvas porque lo añaden visualmente además por el tipo de tejido con brillo”.

En cambio, las faldas rectas que dibujan una línea vertical desde la cadera a los pies “suavizan la cadera y, por lo tanto, los cuerpos triángulo o pera”, termina diciendo la estilista.