Los pantalones de cuero, la alternativa a los vaqueros para cuando llega el frío

Puede que creas que los vaqueros son insustituibles, pero hay más prendas capaces de ofrecer la misma versatilidad y, de paso, presumir de gran atractivo. Una de ellas es el pantalón de cuero. Otrora íntimamente ligado a las estrellas del rock y la escena punk, lo cierto es que existen tantas versiones de este diseño que es capaz de adaptarse a los diferentes estilos por mucha o poca rebeldía que cada una tenga.

Hace ya tiempo que estos pantalones no se llevan únicamente con camisetas de bandas en looks monocromáticos, sino que han pasado a ser acompañantes de elementos de todo tipo. Con botines y jerséis de punto jugando con el mix de materiales es como seguro más lo habrás visto en el street style, pero también es habitual encontrarlos combinados con blusas y tacones cuando la ocasión requiere de algo más sofisticado, o con una sudadera y una zapatilla en los casos en los que el objetivo que se persigue va en una línea completamente opuesta.

En muchos armarios, el pantalón de cuero está considerado todo un básico desde hace décadas –en los 90, por ejemplo, reinó el de corte recto– ya que, al fin y al cabo, da el mismo juego que cualquier pantalón de pinzas negro, pero con el puntito cañero que le aporta el efecto piel. Por eso se reinventa una y otra vez en distintas siluetas.

Este otoño no muestra signo alguno de decadencia y, siguiendo con la tónica general iniciada hace unas temporadas en las que los creadores se han alejado de las formas ajustadas en favor de una mayor amplitud y sensación relajada, las firmas se han centrado en patrones de pernera ancha que nada tienen que ver con los ceñidos pitillo que en su día triunfaron. Ahora el confort es total y se nota tanto en los cortes como en la aparición de bolsillos –antes eran prácticamente inexistentes salvo en la parte trasera– e incluso en la parte de la cintura, donde los botones se cambian como cierre en muchos casos por un simple elástico.

Hay un detalle que también es evidente en estos últimos tiempos y es la aparición del color. Si bien el negro sigue siendo el tono por defecto cuando hablamos de este tipo de pantalones, llama la atención que cada vez más marcas se atrevan a jugar con la paleta cromática a la hora de declinarlos.

Comenzaron tímidamente animándose con el marrón y después llegarían tonalidades algo más vivas como el verde, el beis o el burdeos. También se atreverían con el rosa como guiño al ‘barbiecore’ que se ha vivido el pasado semestre e incluso con el rojo, el cual vimos lucir hasta a la reina Letizia el pasado invierno. Un claro síntoma de que esta tendencia no entiende de clases, de estéticas predeterminadas ni de edades.

Tan solo dos impedimentos se pueden encontrar a la hora de de recurrir a estos pantalones y ambos pueden ser desmontados fácilmente. El primero de ellos se refiere a la falta de comodidad que parecen ofrecer. Y decimos parece porque en los diseños actuales no hay rastro de la rigidez que antes imperaba. Son suaves, moldeables y se adaptan al cuerpo sin que por ello haya que usar polvos de talco para ponérselos y quitárselos como le ocurría a Ross en ‘Friends’ –si eres fan de la serie, seguro que tienes grabada a fuego esa escena en la que David Schwimmer era incapaz de subirse sus adorados ‘leather pants’–.

El segundo de los obstáculos que puede derribarse sobre el uso de este tipo de pantalones atiende a una cuestión ética. En este caso tampoco tiene por qué ser limitante porque, por suerte, la industria de la moda lleva años trabajando en fórmulas alejadas de la piel animal. Gracias a la toma de una mayor conciencia animalista por parte del sector y de una demanda clara de modelos más asequibles, la mayoría de piezas que se pueden comprar ahora en las tiendas están confeccionados en otros materiales que sí son respetuosos y consiguen un resultado muy similar al del cuero a un precio mucho más competitivo.

Estamos, por tanto, ante el gran rival de los jeans cuando llega la temporada de frío gracias a esa gran capacidad de transformación que les ha permitido colarse en nuestros looks formales y en los más desenfadados y a ese carácter funcional que no esperábamos fuera a dar tan buenos resultados de lunes a domingo.