Alejandra Gere, Sofía Palazuelo y Rosario Domecq, todas las invitadas a la cita con el lujo silencioso de Laura Vecino

El primer rayo de sol en Madrid en semanas parecía haber estado esperando la invitación de Laura Vecino. La diseñadora eligió la luminosa calle Antonio Maura para presentar su colección de baño de primavera/verano, en un espacio de decoración minimalista que actuó como lienzo perfecto para una propuesta de belleza depurada, sofisticada y, ante todo, profundamente fiel a su estilo.

El local, bañado por la luz natural del deseado sol madrileño, se convirtió en punto de encuentro de amigas, socialités y estilistas que salieron —literalmente— de las cuevas en las que la lluvia las había retenido socialmente. Entre las asistentes destacaron Alejandra Gere, Sofía Palazuelo, Rosario Domecq y estilistas clave del sector como Cristina Reyes y Sofía Roca, la diseñadora de Sophie & Lucy, o Lola Benjumea, de Balakata, todas vestidas en clave effortless chic, como manda el dress code no escrito de los eventos de Laura.

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Las nuevas piezas vuelven a demostrar por qué la marca se ha ganado un lugar privilegiado en el universo del swimwear de autor. No hay logotipos, ni artificios, aquí se respira lujo silencioso.

Son prendas que solo se comprenden del todo al tocarlas, cuando la mano percibe la calidad extrema de una de las mejores lycras del mercado. No es casualidad: la marca trabaja con tejidos eco-friendly certificados por la Global Recycled Standard (GRS), que además de sostenibles, ofrecen protección UV y gran resistencia al paso del tiempo.

Los diseños están pensados para realzar lo que merece ser destacado —espaldas, escotes, piernas infinitas— y modelar con discreción aquellas zonas que muchas prefieren mantener en un segundo plano. Patrones limpios, cortes estratégicos, y una paleta de colores neutros que favorecen sin esfuerzo. Hay algo profundamente arquitectónico en cada prenda, una herencia lógica si se tiene en cuenta el recorrido profesional de Laura.

Arquitecta técnica formada en la Universidad de Navarra y más tarde en la Parsons School of Design de Nueva York, Laura Vecino pasó más de una década dedicada al diseño arquitectónico antes de dar un giro hacia su verdadera pasión: la moda.

En 2019 nació LAURAVECINO, una enseña que conjuga su saber hacer técnico con su visión estética depurada, y que desde entonces ha construido un universo propio.

Fiel a una producción local y responsable, toda la colección se fabrica en España, en talleres cuidadosamente seleccionados por su compromiso con la calidad y el desarrollo sostenible. Este modelo de negocio no es solo una elección estilística, sino una declaración de principios: respeto, honestidad, excelencia y ética profesional como pilares de una marca que aspira a perdurar.

Cada traje de baño, cada biquini, lleva impreso el sello de su creadora. Ese equilibrio entre sencillez y sofisticación que también define su estilo personal: limpio, pausado, sin excesos. En un momento en el que muchas firmas apuestan por lo llamativo, LAURAVECINO lo hace por lo eterno.

Por eso sus piezas funcionan igual de bien en un beach club en Capri como en una cala escondida de Formentera. Porque no siguen la moda, la trascienden.

La presentación no fue solo el lanzamiento de una colección: fue un reencuentro con el sol, con la belleza consciente, y con una forma de entender el lujo que prescinde del ruido. Laura Vecino no diseña trajes de baño. Diseña formas de estar en el mundo. Y eso —en tiempos de tanta sobreexposición— es probablemente el verdadero lujo.