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Un viaje al extremo Este de Europa
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más de 1.000 kilómetros al día

Un viaje al extremo Este de Europa

He de cerrar los ojos. Cada vez que me pregunto porque hicimos mi hijo Ángel y yo, hace ahora justo un año, nuestro primer viaje en

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He de cerrar los ojos. Cada vez que me pregunto porque hicimos mi hijo Ángel y yo, hace ahora justo un año, nuestro primer viaje en moto por Europa. He de cerrar los ojos para tratar de recordar la verdadera razón de aquella maratón. El objetivo oficial de aquel viaje era tratar de alcanzar los cuatro extremos cardinales de Europa Continental y su centro geográfico.

El viaje tenía dos dificultades: la brutales medias diarias de kilómetros, más de 1.000 al día y el punto más al Este, que desde el principio pareció problemático. La idea era recorrer unos 20.000 kilómetros en unos 19 días, en un viaje exprés y encadenar en una rápida sucesión esos cuatro extremos y el centro de Europa. Alguien lo llamó el "parchís europeo". Visto ahora con la perspectiva del año transcurrido, creo que lo que me impulsó a mí a hacer aquel viajefue la necesidad latente de saciarme de moto. Veo ahora claro que aquel esfuerzo, justo el esfuerzo, que parecía una innecesaria locura, era en realidad el verdadero motivo de mi viaje y tal vez no el de mi hijo y tal vez también por eso me dejó en Cabo Norte. Yo necesitaba dedicarme a recorrer kilómetros en un programa tan abierto y con destinos tan lejanos, que era casi como viajar sin pretender llegar a ninguna parte. En esencia, era disfrutar del placer de recorrer kilómetros, con o sin destino, o cualquiera que este fuese. Quería vivir intensamente esa sensación de libertad que la moto te ofrece y necesitaba saciarme de ella. Fue como encerrar a un goloso que ha estado a dietaen una pastelería repleta todo un fin de semana.

Agotar el deseo y saciar el ansia de moto era el objetivo subyacente. Mi subconsciente debió convencerme de que contar en casa y en el trabajo "...nos vamos con la moto a no sabemos donde y hasta que no podamos más", no quedaba demasiado bien. Pero en realidad aquel viaje, para mí, fue eso, viajar sin límite, disfrutar de la variable espacio, eliminado de la ecuación la variable tiempo. La maratón de moto, regresando desde Varsovia a Madrid de un tirón, fue como comer las trufas a manos llenas, un ratito antes de que te echen de la pastelería el lunes por la mañana. Y fue muy, muy divertido y por cierto,... casi cumplo el programa oficial del viaje.

De los cinco objetivos que nos habíamos fijado, los cuatro extremos y el centro de Europa, estuve en cuatro, tres con mi hijo Ángel, y me quedé a unos 700 kilómetros en línea recta del punto más al Este, situado en los Urales Polares. No pude superar las dificultades de un terreno que no era apto para mi moto, mi pesado equipaje y mis habilidades como motero de campo. Iba con una maravillosa BMW 1200 Adventure, que me a la postre me permitiría hacer casi 20.000 kilómetros en 19 días, pero que no era apta para los casi mil kilómetros de profundos barrizales en los que adentraba, además, solo.

Abandonar fue muy doloroso, pero continuar además de suicida hubiera sido estúpido, lo que es mucho más grave. Era obvio para mí que estaba a punto de perder completamente el control de la situación en aquellas circunstancias y opté por desistir, con un "volveré" a lo McArthur.

Aquello convirtió el pretexto del primer viajeen un reto para el segundo. Así que en esta ocasión, sí tengo un motivo inequívoco para hacer este viaje: acabarlo. He de completar el círculo, finalizar lo empezado. Todo lo que estoy haciendo para preparar este viaje, tiene ahora, un propósito menos romántico y mucho más concreto, que el año pasado. Quiero llegar tan cerca como sea posible en moto y lo que no a pie, del punto más al Este de Europa Continental, que está en 66° 11' 57.225" E, a 150 kilómetros de la inaccesible, por carretera, ciudad de Vorkuta, en la vertiente de aguas de los Urales Polares.

Esta vez voy con Tarek, mi querido futuro yerno, de 29 años, que se ha apuntado. No necesita hacer méritos, que ya es muy querido en casa. Mi idea era hacerlo solo, pero estoy encantando de que Tarek se haya animado. Él es un magnífico motorista de enduro y está muy en forma (¡29 años!). No sé si seremos capaces de alcanzar el objetivo, por que las dificultades parecen grandes, básicamente por la inexistencia de pistas y caminos en un terreno muy pantanoso, pero el propósito es realizar un intento serio y en las próximas semanas iré contando, para quienes tengan interés, los preparativos del viaje y su desarrollo.

Confío que os entretenga.

He de cerrar los ojos. Cada vez que me pregunto porque hicimos mi hijo Ángel y yo, hace ahora justo un año, nuestro primer viaje en moto por Europa. He de cerrar los ojos para tratar de recordar la verdadera razón de aquella maratón. El objetivo oficial de aquel viaje era tratar de alcanzar los cuatro extremos cardinales de Europa Continental y su centro geográfico.