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Elciego, mucho más que buen vino y el hotel vanguardista de Frank Gehry
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PUEBLOS CON ENCANTO

Elciego, mucho más que buen vino y el hotel vanguardista de Frank Gehry

Tiene un casco histórico impresionante, de palacios y casas blasonadas, pero todos sus caminos te llevarán a su Roma: una vinoteca, una bodega o una Ciudad muy báquica y con mayúsculas

Foto: El hotel Marqués de Riscal y detrás un maravilloso casco histórico. (Cortesía)
El hotel Marqués de Riscal y detrás un maravilloso casco histórico. (Cortesía)

El nombre acostumbra a traer cola, tratándose de un pueblo históricamente vitivinícola y bodeguero. El enoturismo en estado puro. Elciego, tal cual, es pura vanguardia, empezando por el nombre, fundido así, sin reglas, y terminando en donde podíamos haber comenzado… y tan ricamente, en el hotel Marqués de Riscal, el Guggenheim de aquí, sin ser museo pero en la Ciudad del Vino y obra también del popular Frank Gehry, el hombre que ha puesto a la arquitectura en su sitio. El mismo que convierte todo lo que toca en titanio. En Elciego, en plena Rioja Alavesa, lo viejo marida divinamente con lo muy nuevo. No hay edades. Te contamos todo lo que tienes que saber de este pueblo vasco. Más allá del hotel en cuestión y de tanto vino como corre por sus venas.

¿Elciego?

La verdad es que el nombre suele llevar aparejado el chiste. Aquí vas a ponerte ciego. A vino y a encantos monumentales. Pero dicen las crónicas que todo es porque hubo una Venta del Ciego in illo tempore... o no, porque las etimologías son diversas, pero lo cierto es que aquí uno puede venir con toda la tranquilidad del mundo a pasárselo bien: la diversión está asegurada. Ciegos nos vamos a quedar de haber visto tanto. ¡Oh, cielos! También incita a la poesía. Entre el río Ebro y la sierra de Cantabria.

No solo vino, pero qué buen vino

En este pueblo de la Rioja Alavesa, la comarca más meridional de la provincia vasca, se elabora vino desde tiempos inmemoriales, pero fue en el XVI y XVII, siglos de oro, cuando el viñedo se extendió de tal manera que la producción llegó a multiplicarse por siete. Solo hay que ver que la mítica bodega Marqués de Riscal existe desde mediados del XIX. Elciego tiene suerte, porque el 90% de su superficie está considerada apta para la agricultura. Aquí casi toda la uva es tempranillo, aunque hay también graciano y mazuelo, entre las tintas, pero en muy menor medida. Y atención, wine lovers, porque al norte está Laguardia, indispensablemente báquico (por el vino).

Lo viejo, lo nuevo

A Elciego le pasa como a las cartas de los restaurantes más intrépidos, los que se meten de lleno con la fusión. Aquí se mezcla lo viejo con lo nuevo como casi en ningún otro sitio. Así, junto a la iglesia de San Andrés, la costumbrista plaza Mayor, la basílica de la Virgen de la Plaza, un señor ayuntamiento, más de uno y más de dos palacios (Navarrete Ladrón de Guevara o Casa de los Hierros; Ramírez de la Piscina, familia bodeguera; Zárate Nabar), entre tanta fachada de piedra centenaria y tanto blasón ennobleciendo las casas y hablando del pasado, se alza el futurista hotel Marqués de Riscal (www.marquesderiscal.com) casi como un titán (de titanio), recordándonos que hay un arquitecto en el mundo que se llama Frank Gehry que nos ha puesto a volar la imaginación tras aderezarnos el paisaje, junto a la ría de Bilbao o entre viñas. Sí, este es el Guggenheim de aquí, todo un reclamo. Renacimiento, barroco y vanguardia.

La ciudad del vino y la Ciudad del Vino

No es ya que sea una ciudad del vino, como lo son Peñafiel (Valladolid) o Haro (La Rioja), sino que alberga la Ciudad del Vino, con mayúscula, que es el proyecto de los herederos de Marqués de Riscal que pretende ser un puente entre los siglos XIX y XXI a lo grande y de tecnología punta. Este complejo lo componen la antigua bodega (1858), que es una de la más antiguas, el propio hotel, el spa Vinothérapie Caudalie, con tratamientos naturales basados en la uva y el vino; dos restaurantes que cuentan con el chef riojano Francis Paniego como asesor y un centro de reuniones, conferencias y banquetes. Dicen que es el château español del siglo XXI. Ya saben: aquí no se bebe vino, así a secas, sino que se vive una experiencia (multisensorial). Obligatorio visitar una bodega (Valdelana, Viña Salceda, Pago de Larrea o Aladro).

placeholder Un hotel de vanguardia en un pueblo histórico. (Cortesía)
Un hotel de vanguardia en un pueblo histórico. (Cortesía)

Duerme en el hotel de Frank Gehry

El arquitecto canadiense cogió esta casa solariega y la trajo hasta el siglo XXI con toda la parafernalia que necesita un edificio que aspira a representar el futuro (ya presente). Y aquí está el hotel Marqués de Riscal, con 43 habitaciones asimétricas, cómo si no, con vistas a las viñas, las montañas o la ciudad medieval, sus cinco estrellas y su vocación de obra maestra. Además de dormir en un hotel emblemático, también podrás dar cuenta de sus bondades (gastronómicas) en su restaurante. Precio: desde 373 euros.

placeholder Un rincón del hotel de Gehry para después brindar. (Cortesía)
Un rincón del hotel de Gehry para después brindar. (Cortesía)

Y come también aquí (y bebe)

Porque en las murallas de sus placas de titanio se encuentra el 1860 Tradición, que también es obra de Gehry y que tiene vistas a los viñedos y Elciego, con una carta informal, llenita de especialidades regionales que Paniego ha refinado (pimientos de cristal caramelizados, espárragos blancos en salsa ligeramente gratinados, solomillo de vaca al vino tinto...). Y también el restaurante propiamente dicho, el gastronómico, que ofrece esta cocina regional fusionada y que puedes probar con todo lujo de detalles gracias al menú degustación 14 ideas (110 euros) o 21 ideas (140), con aperitivos inspirados en la sierra riojana. Sándwich crujiente de ensaladilla rusa, cococha de merluza sobre crema a la vainilla, granizado de melón con zurracapote... Pero hay más, muchos más: el gastrobar Real Fortuna (www.realfortuna.es), Vinoteca La Ermita, perfecto para tapear y en la Plaza, o el espacio gastronómico Villa Lucía (villa-lucia.com), la excusa perfecta para acercarse al vecino Laguardia.

El nombre acostumbra a traer cola, tratándose de un pueblo históricamente vitivinícola y bodeguero. El enoturismo en estado puro. Elciego, tal cual, es pura vanguardia, empezando por el nombre, fundido así, sin reglas, y terminando en donde podíamos haber comenzado… y tan ricamente, en el hotel Marqués de Riscal, el Guggenheim de aquí, sin ser museo pero en la Ciudad del Vino y obra también del popular Frank Gehry, el hombre que ha puesto a la arquitectura en su sitio. El mismo que convierte todo lo que toca en titanio. En Elciego, en plena Rioja Alavesa, lo viejo marida divinamente con lo muy nuevo. No hay edades. Te contamos todo lo que tienes que saber de este pueblo vasco. Más allá del hotel en cuestión y de tanto vino como corre por sus venas.

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