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Se estrena 'El retorno de las brujas 2': cómo un fracaso se convirtió en una tradición de Halloween
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BRIGADA ANTI-SPOILER

Se estrena 'El retorno de las brujas 2': cómo un fracaso se convirtió en una tradición de Halloween

La película del 93 se estrenó en julio de ese año y pasó por las salas con más pena que gloria. Casi treinta años después, es un título de culto que ha hecho de esta secuela uno de los estrenos más esperados de 2022

Foto: Sarah Jessica Parker, Bette Midler y Kathy Najimy, en 'El retorno de las brujas'. (Disney)
Sarah Jessica Parker, Bette Midler y Kathy Najimy, en 'El retorno de las brujas'. (Disney)

Si teníamos dudas de que las plataformas le han comido la tostada a las salas de cine, esta semana tenemos dos ejemplos dignos de tener en cuenta. Llegan a casa, que no a los cines, dos películas de las que se hablará largo y tendido en redes y entre la cinefilia (la sesuda y la de andar por casa). Uno de ellos es ‘Blonde’, la controvertida narración basada en la vida de Marilyn Monroe, que ha desembarcado en Netflix este miércoles sin tan siquiera pasar por los cines. De paso, ha generado división de opiniones (como ya lo hiciese en el Festival de Venecia) entre los que la consideran una obra maestra y los que no perdonan sus excesos (de metraje, de artefactos visuales, de pornografía del sufrimiento en torno a su protagonista).

La otra película que desembarca en Disney Plus está dirigida a aquellos que forjaron su infancia a base de ‘Solo en casa’, ‘Casper’, ‘Matilda’ o cualquier otra película estrenada durante aquella edad dorada del cine para niños que fueron los 90. Esa película es ‘El retorno de las brujas 2’. Por si alguien no creció en aquellos años o ignora las tradiciones halloweenianas relacionadas con el cine, ‘El retorno de las brujas’ (o ‘Hocus Pocus’, que siempre fue mucho mejor el título original) nos contaba cómo las hermanas Sanderson, unas brujas del Salem del siglo XVII, volvían al año 1993 para fastidiar las vidas de tres niños que emprenden una cruzada contra ellas. Bette Midler, Kathy Najimi y Sarah Jessica Parker eran una especie de ‘Los tres chiflados’ en un contexto otoñal y tenebroso, cuando Halloween no era, ni de lejos, la festividad internacional que es hoy. Porque, más allá de Estados Unidos, las calabazas y las brujas han llegado al resto del planeta para quedarse cada 31 de octubre.

La segunda parte de ‘Hocus Pocus’ ha tardado casi treinta años en llegar. Puede que sea, de hecho, una de las secuelas más tardías de la historia del cine (¿os suena ‘Top Gun: Maverick’?). La agenda de las tres protagonistas y la falta de un guion que hiciese justicia al original han ido retrasando su realización. Tampoco ha ayudado su inicial fracaso: el culto alrededor de la película original no empezó hace tres décadas. Por increíble que parezca ahora, ‘Hocus Pocus’ empezó a ser un referente del cine infantil noventero años más tarde, a principios de los 2000. Estrenada en pleno mes de julio del 93 (los ejecutivos de Disney confiaron más en ‘Pesadilla antes de Navidad’, a la que le otorgaron una fecha de estreno cercana al Halloween de aquel año), la película fue un fracaso en taquilla. También recibió algunas de las peores críticas de la época.

placeholder Cartel promocional de 'El retorno de las brujas 2'. (Disney)
Cartel promocional de 'El retorno de las brujas 2'. (Disney)

Según las primeras críticas, esta nueva entrega conserva el encanto de la original, incluida su evocadora banda sonora (John Debney, que también compuso la original, se autoplagia y repite algunos de los temas más reconocibles de la anterior). La mala: aquí no están los niños (hoy treintañeros y cuarentones) del ‘Hocus Pocus’ del 93: ni Thora Birch, ni Vinessa Shaw ni Omri Katz hacen un mísero cameo. Además hay otra noticia negativa para los fans españoles: las voces del doblaje también han cambiado. La ausencia más dolorosa es la de la hoy popular Ana Wagener, que en su día puso voz al personaje de Winifred Sanderson encarnado por Bette Midler. Pese a alguna que otra súplica en Twitter, la actriz no ha repetido su trabajo de hace casi treinta años. Eso hará que muchos opten por la versión original cuando le den al play.

Antes de degustar ‘Hocus Pocus 2’ como hay que hacerlo (sin grandes pretensiones, tomándola como lo que es, un artefacto de nostalgia y un divertimento que nos retrotrae a la infancia), habría que recordar cómo la original se convirtió en un inesperado título de culto. Todo empezó cuando, cierta noche, el productor David Hirschner compartía un rato junto a su hija en el porche de casa. El gato del vecino reclamó su atención y sembró una idea en su cabeza: qué sería de ese animal si, 300 años antes, hubiese sido un niño hechizado por tres brujas. Tras darle forma de guion, este llegó a Disney pero los ejecutivos, a veces tan ciegos, lo recibieron como un producto de cuarta. Eso se refleja incluso en el título original (la película se iba a llamar ‘La casa de Halloween’).

Por razones que escapan a la razón, tampoco fueron muy listos cuando, una vez rodada, planificaron su estreno. El estudio decidió reservar la festividad de Halloween para ‘Pesadilla antes de Navidad’. Los más cínicos dirán que sí, que la de Burton/Sellick es mejor película y lo merecía más. Pero el estreno de ‘Hocus Pocus’ fue relegado al mes de julio, con un desdén que no estaba a la altura de un producto inofensivo pero tremendamente simpático y con personalidad propia. La hostia en taquilla parecía cantada.

Años después de su paso por salas, ABC Family, un canal familiar, empezó a programarla cada Halloween. Los dueños de la televisión vieron cómo la audiencia iba creciendo cada año. En 2009, por ejemplo, la emisión logró en torno a 2,5 millones de espectadores. Las ventas del DVD, en la era previa al streaming, también fueron considerables. Lo que un día fue una película de baratillo acabó convirtiéndose en el recuerdo favorito de muchos ‘millennials’, fans de su tono amable, sus colores anaranjados y negros (la fotografía de ‘Hocus Pocus’ es, probablemente, la que mejor ha sabido reflejar la festividad de Halloween) y las estridencias de Bette Midler. Además, la cinta también ha generado una curiosa devoción en miembros del colectivo LGTBI. No es nada raro que, en cualquier discoteca de ambiente de Estados Unidos, alguna travesti te acabe cantando el ‘I put a spell on you’, emulando el momento más musical y divertido de la inefable Winifred Sanderson.

placeholder Bette Midler, en el 'Hocus Pocus' del 93. (Disney)
Bette Midler, en el 'Hocus Pocus' del 93. (Disney)

Echando la vista atrás, puede que el gran éxito de ‘El retorno de las brujas’ sea el de haber estandarizando la imagen más amable de la festividad de Halloween. Son muchas, muchísimas, las películas infantiles que cada año copian su look descaradamente. Los disfraces y decorados de cada 31 de octubre se parecen demasiado a la estética del film, que a su vez era un conglomerado de la mitología en torno las verdaderas brujas de Salem (de hecho, gran parte se rodó en esa localidad) y la vertiente infantil del terror. No es poco logro para una película en la que casi nadie confiaba y cuyo éxito (en 1993 nadie habría imaginado que habría una secuela) es un ejemplo de justicia poética cinematográfica. Maldición, doble maldición: formemos un círculo tranquilizador, busquemos dedo de hombre muerto y disfrutemos de este ‘Hocus Pocus 2’.

*'El retorno de las brujas' está disponible en Disney Plus desde este 30 de septiembre

Si teníamos dudas de que las plataformas le han comido la tostada a las salas de cine, esta semana tenemos dos ejemplos dignos de tener en cuenta. Llegan a casa, que no a los cines, dos películas de las que se hablará largo y tendido en redes y entre la cinefilia (la sesuda y la de andar por casa). Uno de ellos es ‘Blonde’, la controvertida narración basada en la vida de Marilyn Monroe, que ha desembarcado en Netflix este miércoles sin tan siquiera pasar por los cines. De paso, ha generado división de opiniones (como ya lo hiciese en el Festival de Venecia) entre los que la consideran una obra maestra y los que no perdonan sus excesos (de metraje, de artefactos visuales, de pornografía del sufrimiento en torno a su protagonista).

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