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Marilyn Monroe, la más rica del cementerio: 59 años después de su muerte genera 13 millones
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a quién legó su herencia

Marilyn Monroe, la más rica del cementerio: 59 años después de su muerte genera 13 millones

Repasamos cómo eran las finanzas de la actriz, quién heredó su patrimonio y quién hizo posible que su nombre haya acabado en todo tipo de objetos

Foto: La actriz, en una de sus fotos icónicas. (EFE)
La actriz, en una de sus fotos icónicas. (EFE)

Los diamantes son los mejores amigos de una chica. Así lo cantaba Marilyn Monroe, el precedente de Madonna en eso de ser una ‘material girl’, en la hawksiana ‘Los caballeros las prefieren rubias’. En la vida real, lejos de los focos de Hollywood, Norma Jeane Baker fue un ser frágil marcado por una infancia vivida entre orfanatos y desafecto; una mujer que no daba excesiva importancia a los lujos.

Su nombre, convertido hoy en una marca, genera unos 13 millones de dólares al año, siendo una de las celebridades fallecidas que, junto con Michael Jackson o Elvis, producen más dinero. Para ser exactos, la estrella es la octava en un ranking en el que está por encima de otras estrellas como Prince o Whitney Houston. ¿Quién se lleva ese dinero? ¿Quién está haciendo una fortuna colocando la cara de la estrella en bolsos, camisetas y demás objetos de todo tipo y color?

Para explicarlo deberíamos remontarnos a la muerte de Marilyn, a aquel desgraciado 5 de agosto de 1962. Aquel día en el que apareció muerta en la cama, con un bote de barbitúricos en la mesilla de noche, no solo comenzó la rumorología acerca de su fallecimiento, sino también las especulaciones sobre su herencia. Sus películas habían acumulado una taquilla de unos 200 millones de dólares siendo ‘Con faldas y a lo loco’ la más exitosa de todas. Esa cantidad es calderilla para lo que la licencia con el nombre de la actriz produce aún en nuestros días.

placeholder Marilyn Monroe, durante el rodaje 'Con faldas y a lo loco'. (Cordon Press)
Marilyn Monroe, durante el rodaje 'Con faldas y a lo loco'. (Cordon Press)

El origen y la clave de esa rentabilidad está en el reparto de su herencia. Una parte de la misma fue a parar a su medio hermana (de la que no supo absolutamente nada hasta que tuvo 12 años de edad, otra de las muchas desgracias familiares que la persiguieron de por vida). Aunque se desconoce la cantidad, también legó una parte de su fortuna a los cuidadores de su madre, ingresada en una institución mental. La actriz no quería que a su progenitora, con la que tuvo una relación complicada, le faltase de nada hasta el día que muriese.

Otra parte de la herencia fue a parar a Mariane Kris, su psicoanalista, la mujer que la ayudó a superar sus abortos o los traumáticos divorcios de Joe DiMaggio y Arthur Miller. Kris fue la que vivió sus frecuentes crisis, la que le enseñó a sanar ciertas heridas del pasado. Con el tiempo, la parte que correspondió a Kris fue legada al Anna Freud Centre de Londres, un centro dedicado a cuidar la salud mental de los niños. Una causa con la que, seguramente, la propia Marilyn habría estado de acuerdo.

Foto: Joe DiMaggio y Marilyn Monroe, en 1954. (Foto de archivo)

Empero, al no tener muchos familiares directos (salvo su incapacitada madre y una medio hermana a la que apenas conocía), el grueso de la fortuna de la actriz fue a parar a manos de sus profesores en el Actor’s Studio, Lee y Paula Strasberg. Al fin y al cabo, fueron ellos los que ejercieron de padres putativos de la actriz, los que vieron en ella algo más que la rubia explosiva que la Fox vendía en sus primeras películas.

placeholder Marilyn, en 'La tentación vive arriba'. (Cordon Press)
Marilyn, en 'La tentación vive arriba'. (Cordon Press)

Cuando Strasberg falleció en 1982, Anna, su segunda esposa, tuvo la feliz idea de contratar a CMG Worldwide, una compañía de branding experta en administrar el legado de estrellas fallecidas, para sacarle todo el rendimiento posible a la marca Marilyn Monroe. A partir de ese momento, la leyenda de la rubia platino más famosa de Hollywood también se convirtió en una licencia; una firma muy rentable que genera millones de dólares al año y que, seguramente, se ha sobreexplotado. El propio CEO de CMG declaraba hace unos años que, nada más obtener la licencia con la imagen de la actriz, “se hicieron acuerdos con compañías como Mercedes-Benz y Coca-Cola para publicidad, ropa, artículos de regalo, artículos de colección o productos de papelería”. En otras palabras, a partir de los 80, el nombre de Marilyn Monroe se convirtió en una verdadera ganga.

Colonias, ropa, artículos de lujo y productos de papelería

Parte disgusto de los fieles de Marilyn, el uso que Anna Strasberg, que heredó el legado de la actriz casi de rebote, nunca ha sido excesivamente cuidadoso. Pese a que la actriz dijo en su testamento que quería que la mayoría de sus objetos personales fuesen a parar a manos de sus amigos, a Anna no le tembló el pulso a la hora de subastar muchos de ellos. Para ello contó con la ayuda de Christie’s. En 1999 la prestigiosa firma subastó algunas de las reliquias más queridas de Marilyn. Entre ellas se encontraba, por ejemplo, el vestido con el que entonó aquel famoso ‘Happy Birthday’ al presidente Kennedy. El preciado modelo se vendió por más de un millón de dólares.

Otro objeto muy preciado por la estrella, el piano de cola que perteneció a su madre, fue a parar a manos de la mismísima Mariah Carey por la nada desdeñable cantidad de 600.000 dólares.

No contenta con la enorme suma adquirida año tras año gracias a la actriz, Anna Strasberg decidió vender lo que quedaba de la propiedad de Monroe a una nueva compañía, Authentic Brands Group, o ABG. Obtuvo una cantidad que oscilaba entre los 20 y los 30 millones de dólares. Para no perder tajada del acuerdo, Strasberg puso como condición seguir siendo socia minoritaria de la firma. ABG ha hecho posible que, en los últimos años, comprar artículos de regalo de baratillo con la cara de la actriz que rondan los 5 euros o, con bastante mejor gusto, una camiseta de Dolce & Gabbana que cuesta casi 300. Sin embargo, lo que más indignó a algunos de sus fans fue aquel anuncio de Dior en el que Marilyn aparecía vivita y coleando por obra y gracia de los efectos especiales, al lado de Charlize Theron o la no menos legendaria Grace Kelly.

placeholder Vista de la camiseta Piss Marilyn creada por los diseñadores británicos Vivienne Westwood y Malcolm McLaren. (EFE)
Vista de la camiseta Piss Marilyn creada por los diseñadores británicos Vivienne Westwood y Malcolm McLaren. (EFE)

La cantidad de ingresos que la compañía obtiene gracias al nombre de la actriz, habida cuenta de que apenas quedan (o directamente no reciben ni un solo dólar) familiares de la intérprete, ha provocado, a menudo, un encendido debate. ¿Hasta qué punto es ético seguir explotando el nombre de una persona que falleció hace casi seis décadas? ¿Ha sido justo el neoliberalismo extremo con la estrella más famosa y más recordada de Hollywood?

placeholder Fotografía facilitada por Galería Joseph de la actriz Marilyn Monroe. (EFE)
Fotografía facilitada por Galería Joseph de la actriz Marilyn Monroe. (EFE)

Lo que está fuera de toda duda es la aureola mítica que sigue manteniendo la persona que una vez fue Marilyn Monroe antes de convertirse en ‘brand’. Su figura aún forma parte del imaginario colectivo y el rosario de dudas que aún planean sobre la trágica e inesperada muerte de la actriz aún protagonizan titulares. Como su propia imagen de rubia oxigenada, de ingenua sexy maltratada por todos aquellos que la idolatraron hasta erosionar su verdadera personalidad, el dinero y la marca que lleva su nombre también forman parte indisociable del mito.

Los diamantes son los mejores amigos de una chica. Así lo cantaba Marilyn Monroe, el precedente de Madonna en eso de ser una ‘material girl’, en la hawksiana ‘Los caballeros las prefieren rubias’. En la vida real, lejos de los focos de Hollywood, Norma Jeane Baker fue un ser frágil marcado por una infancia vivida entre orfanatos y desafecto; una mujer que no daba excesiva importancia a los lujos.

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