Joe DiMaggio: deporte, alcohol y una historia de amor eterno con Marilyn Monroe
Hay personajes que parecen nunca caer en el olvido, y el deportista es uno de ellos
La vida de Marilyn Monroe continúa generando noticias y levantando curiosidad. A pesar de haber pasado más de 57 años desde su fallecimiento, el mito de la actriz sigue muy vivo en Hollywood. Una fama que, sobre todo fuera de Estados Unidos, ha eclipsado a uno de los grandes amores de su vida.
Las relaciones sentimentales de la intérprete de clásicos como 'Niágara' siguen creando interés. Tres matrimonios, un romance con John Fitzgerald Kennedy y el amor platónico de buena parte del público de su época hicieron que su excelente trabajo se viera menospreciado bajo las etiquetas de 'sex symbol' y 'solo una chica guapa'.
Sin embargo, en quien queremos poner hoy el foco es en su segundo marido. Nos referimos a Joe DiMaggio, uno de los hombres más importantes de su vida, con quien siempre vivió una gran historia de amor, romántico y de amistad.
La estrella de béisbol, una leyenda entre los seguidores de este deporte, exveterano de la II Guerra Mundial y comentarista deportivo, y Marilyn Monroe se casaron el 14 de enero de 1954 en San Francisco, dos años después de haberse conocido.
Por desgracia, el matrimonio duró apenas nueve meses por desavenencias como dos fuertes caracteres que adujeron "un conflicto de carreras" al pedir el divorcio. Aunque detrás también se encontraba la fuerte adicción de DiMaggio al alcohol, los celos por la fama imparable de la actriz y los problemas de salud mental de Monroe.
Sin embargo, aunque su romance no funcionara, su relación nunca terminó. El deportista aconsejaba a su exmujer sobre sus papeles en Hollywood: "¿No te das cuenta de que te están usando? No eres más que un pedazo de carne para ellos".
Además, se dejaban ver juntos en público, como cuando acudieron al estreno de 'La tentación vive arriba', y tras el divorcio de Marilyn Monroe y Arthur Miller (curiosamente el mismo día que John F. Kennedy asumió su cargo como presidente), este fue quién acudió a su rescate.
La estrella ingresó en la clínica psiquiátrica Payne Whitney por culpa de una crisis nerviosa, y entonces, para sorpresa de muchos (aún no se habían puesto de moda los divorcios bien avenidos al estilo Gwyneth Paltrow y Chris Martin), DiMaggio volvió a ayudar a su amiga.
No solamente hizo que la trasladaran a un hospital corriente -las clínicas psiquiátricas de entonces no eran precisamente un lugar de paz y sosiego-, sino que también la acogió en su casa de Miami.
Tras el fallecimiento de la actriz, el jugador de béisbol pagó los costes del funeral e impidió que acudieran la prensa y los curiosos. Así, sorprendentemente, consiguió que solo estuvieran su familia y las personas más allegadas para evitar un circo mediático.
Hasta su muerte en 1999, Joe DiMaggio envío rosas al cementerio cada semana. Llegando a declarar: "Me iré a la tumba lamentándome y culpándome por lo que le sucedió a Marilyn". Además, según cuenta la leyenda romántica, sus últimas palabras fueron: "Al fin voy a poder ver a Marilyn".
La vida de Marilyn Monroe continúa generando noticias y levantando curiosidad. A pesar de haber pasado más de 57 años desde su fallecimiento, el mito de la actriz sigue muy vivo en Hollywood. Una fama que, sobre todo fuera de Estados Unidos, ha eclipsado a uno de los grandes amores de su vida.