Marta de la Rica o cuando la elegancia corre por las venas (con fuerza)
Tiene un talento innato para detectar objetos capaces de transformar lo ordinario en espectáculo, así como la impresionante capacidad para crear coherencia a través de texturas y materiales de universos opuestos
Con buen gusto se nace, aunque también se construye a base de viajes, una buena formación y muchas ganas de transformar un mundo, a veces, demasiado previsible y monótono. La forma de hacerlo es dejando huella, una tan profunda y original que se distinga del resto, algo que sin duda hace de maravilla Marta de la Rica, la decoradora de interiores que lleva años estampando su mirada —mezcla de modernidad y tradición— en espacios vívidos, funcionales y con una personalidad innegable.
Tras estudiar diseño de interiores en la Universidad Politécnica de Madrid, vivió en Nueva York y en la actualidad va y viene entre España y Francia, donde tiene su segunda casa, en Biarritz. De la Rica tiene tres hijas y una carrera prolífica donde las haya. Lo mismo es capaz de escribir un libro de recetas que de abrir una exquisita maison en la campiña para eventos y tienda de regalos —si no conoces Gaztelur, ya estás tardando—, o de darle forma a proyectos donde convierte “lo ordinario en extraordinario”, en sus propias palabras.
"En mi casa había colecciones de revistas de decoración que ojeábamos como cuentos"
“De mi trabajo destacaría el amor por el color, las texturas, las telas y la artesanía. Los espacios que creamos están diseñados para durar. Vamos más allá de meras instantáneas fotográficas. Nos enfocamos en generar espacios que se sientan vívidos y cómodos. Interiores diseñados para acoger la evolución natural de un lugar y ganar valor con el tiempo”, explica esta creadora poseedora también de una clara visión de su negocio.
Su forma de trabajar es dinámica y abierta. La mezcla es el leitmotiv de su equipo: “El estudio es un laboratorio donde experimentamos con estilos, épocas y movimientos. Miramos al pasado para tomar decisiones contemporáneas. El resultado que esperamos de nuestros interiores, a pesar de contar con diversas referencias, es que se perciban como actuales”.
Cuentas que tu amor por la decoración viene dado por tu padre. ¿Cómo fue tu infancia?
Mi padre me despertó el interés por este mundo. Siempre le han apasionado las antigüedades y la decoración, sin haberse dedicado a ello profesionalmente. Le he acompañado desde muy pequeña a anticuarios y ferias de todo el mundo. En mi casa había colecciones de revistas de decoración que ojeábamos como cuentos.
¿Cuáles son tus pasiones?
Tengo la enorme suerte de que me apasiona mi trabajo. Me considero muy afortunada. Para alimentar esa pasión bebo de los viajes, del cine y, por supuesto, de la naturaleza. Mi intención es que el lujo se perciba como algo cercano, fácil y útil.
¿Dónde encuentras la inspiración?
La inspiración a veces llega por necesidad y otras, de repente. Casi todo puede ser fuente de inspiración si estás abierto a ella; la clave está en la forma en la que cada uno la detecte y la interprete.
¿Qué necesitas para proyectar un nuevo espacio?
Un lugar con alma. Me gusta entrever la perfección en lo imperfecto. Necesito materiales naturales, mezclar texturas, jugar con el color y combinar tradición y modernidad. Pero sobre todo necesito que el espacio tenga alma.
¿Qué te hace aceptar o rechazar un encargo?
El feeling con el cliente es indispensable. Tiene que haber confianza. A veces esto no es inmediato, pero cuando se consigue salen los mejores proyectos. Nuestra intención es mejorar la vida de quien acude a nuestro estudio, pero para eso se tiene que dejar llevar.
¿Alguna recomendación para encontrar piezas con encanto?
No hay una receta ni un criterio fijo a seguir. Hay piezas que te despiertan algo, pero también hay que saber imaginarlas formando parte de un conjunto. Ese es nuestro trabajo.
Cinco claves con las que mejorar cualquier espacio, por favor: "Iluminación baja, mezclar texturas sin miedo, un sofá muy cómodo, detalles personales, libros y tener la cama bien hecha, eso siempre"
¿Cuál es el sueño pendiente de Marta de la Rica?
Yo lo que quiero es seguir disfrutando con lo que hago y que mis hijas, cuando lleguen a la edad de trabajar, puedan disfrutar también con las profesiones que elijan.
¿Qué es lo siguiente en tu carrera?
Un cambio de estudio. Estamos en plena obra, todavía quedan unos meses. Maravillosamente emocionada con este cambio.
Con buen gusto se nace, aunque también se construye a base de viajes, una buena formación y muchas ganas de transformar un mundo, a veces, demasiado previsible y monótono. La forma de hacerlo es dejando huella, una tan profunda y original que se distinga del resto, algo que sin duda hace de maravilla Marta de la Rica, la decoradora de interiores que lleva años estampando su mirada —mezcla de modernidad y tradición— en espacios vívidos, funcionales y con una personalidad innegable.
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