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Así es la ginebra gallega con albariño creada por tres amigos que triunfa en el mundo
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Así es la ginebra gallega con albariño creada por tres amigos que triunfa en el mundo

En su corta historia, Nordés Gin —hoy en manos del Grupo Osborne— ha pasado de producto de nicho a ser la ginebra prémium líder en España gracias a sus botánicos gallegos y de ultramar. ¿Objetivo? Conquistar el planeta

Foto: No es una outsider: la ginebra Nordés vende ya más de un millón y medio de botellas al año en todo el mundo. (Cortesía)
No es una outsider: la ginebra Nordés vende ya más de un millón y medio de botellas al año en todo el mundo. (Cortesía)

Interior. Comedor. Día. Tres amigos disfrutan de un exquisito plato de pulpo mientras hablan de lo divino y lo humano. En el momento del brindis surge una idea: “¿Por qué no creamos una ginebra eminentemente gallega?”. La escena tiene lugar en 2012, en plena explosión del gin-tonic en nuestro país, y este proyecto espontáneo, que en el 99 % de los casos hubiera caído en saco roto, se pone en marcha “amodiño, pero con sentidiño” (de forma lenta pero segura). ¿La razón? Aquellos tres amigos no eran novatos ni fanfarrones. Todo lo contrario: uno es maestro destilador, otro es miembro de una famosa familia de bodegueros y el tercero es el único Nariz de Oro gallego.

Poco después de aquella comida se lanzaron a la búsqueda de esa ambiciosa receta que capturase la esencia de Galicia, que fuese fácil de beber, muy aromática y con capacidad para encandilar a quienes no fuesen aún muy fans de este destilado. El resultado, después de muchos meses y cientos de fórmulas, termina por seducir a propios y extraños bajo el nombre Nordés: una sorprendente ginebra con base vínica de Albariño e ingredientes botánicos de tradición gallega y de ultramar. O lo que es lo mismo: la primera Atlantic Galician Gin.

placeholder Su distintiva botella está inspirada en la cerámica clásica gallega de Sargadelos. (Cortesía)
Su distintiva botella está inspirada en la cerámica clásica gallega de Sargadelos. (Cortesía)

El ADN gallego se refleja también en su icónica botella, inspirada en la cerámica clásica de Sargadelos (Lugo) y sus distintivos colores azul y rojo sobre blanco.

Una expansión imparable

La primera producción de Nordés, en 2013, fue de tan solo 5000 botellas, distribuidas primero entre familiares y amigos y, más tarde, gracias a las buenas relaciones de los tres fundadores, llegaron a restaurantes, bares y cafeterías, donde se agotaron en menos de un mes. Once años más tarde sorprende comprobar su expansión internacional, presente en 47 países y con una producción de 1,6 millones de botellas vendidas al año. Algo en lo que tiene mucho que ver el empuje del Grupo Osborne, que se hizo con la ginebra en 2015 —hoy es una de sus marcas más potentes, junto al brandy Carlos I o al jamón Cinco Jotas— antes de adquirir el resto de Galician Original Drinks en 2017.

Desde sus inicios, Nordés ha cosechado múltiples premios tanto nacionales como internacionales como la Gold Medal Concours Mondial 2019 de Bruselas o la Medalla de Oro 2019 y 2020 a la mejor ginebra en los Premios AEPEV (Asociación Española de Periodistas y Escritores del Vino).

La casa madre

placeholder En la sala de catas de Casa Nordés los visitantes pueden disfrutar de un 'nordesiño', el cóctel estrella con vino Albariño. (Cortesía)
En la sala de catas de Casa Nordés los visitantes pueden disfrutar de un 'nordesiño', el cóctel estrella con vino Albariño. (Cortesía)

La mejor inmersión en el universo de Nordés —cuyo nombre hace referencia al nordeste, famoso viento gallego que es antesala del buen tiempo— se escenifica en Casa Nordés, la propiedad donde tuvo lugar la famosa reunión de estos tres amigos y que hoy es un atractivo en la zona.

Situada en Vedra, a 20 kilómetros de Santiago de Compostela, en su origen fue la residencia privada de uno de sus fundadores, antes de ser completamente adaptada a la producción de la ginebra.

placeholder El pasillo de los destilados expone las pruebas realizadas antes de dar con la receta final de Nordés. (Cortesía)
El pasillo de los destilados expone las pruebas realizadas antes de dar con la receta final de Nordés. (Cortesía)

Hoy es, además, el perfecto escenario en donde descubrir y entender este brebaje singular y cada fase de su producción a través de visitas privadas que comienzan en una pérgola exterior —donde se degusta una copa de albariño para empezar a paladear la uva presente en la ginebra— y continúan en su particular invernadero. En el invernadero se puede disfrutar de una divertida quiniela para reconocer los botánicos que conforman Nordés Gin —seis de tradición gallega y cinco de ultramar— repartidos en un desafiante camino de campanas de cristal que ponen a prueba los sentidos de los participantes.

De allí se pasa a la sala de destilación, donde se encuentra el alambique tradicional de cobre de Nordés en el que se culmina todo el proceso de elaboración. Este espacio acoge también la maceración por separado de los botánicos, cada uno durante un tiempo diferente —y secreto— para crear su buqué exacto de matices.

placeholder Gin-tonic de Nordés con tapa gallega, en este caso una espectacular vieira. (Cortesía)
Gin-tonic de Nordés con tapa gallega, en este caso una espectacular vieira. (Cortesía)

La visita continúa en la sala de macerados, que transmite la alquimia con un despliegue onírico de luces, humo, y en donde se entienden los importantes cambios de los botánicos de Nordés al pasar de sólidos a líquidos. Y de allí al pasillo de los destilados, que parece una particular perfumería al exponer —y poner al alcance de nuestros sentidos— las distintas pruebas realizadas antes de lograr la fórmula perfecta de esta ginebra.

El final de la experiencia es realmente gourmet y tiene lugar en la sala de catas, donde un maestro coctelero sirve un 'nordesiño' el cóctel estrella de la casa, que incorpora vino albariño, tónica neutra, un twist de limón y una brocheta con tres uvas blanca como colofón final.

Existe también la posibilidad de disfrutar de degustaciones e incluso pícnics con productos gallegos. En otras palabras: gloria bendita.

Interior. Comedor. Día. Tres amigos disfrutan de un exquisito plato de pulpo mientras hablan de lo divino y lo humano. En el momento del brindis surge una idea: “¿Por qué no creamos una ginebra eminentemente gallega?”. La escena tiene lugar en 2012, en plena explosión del gin-tonic en nuestro país, y este proyecto espontáneo, que en el 99 % de los casos hubiera caído en saco roto, se pone en marcha “amodiño, pero con sentidiño” (de forma lenta pero segura). ¿La razón? Aquellos tres amigos no eran novatos ni fanfarrones. Todo lo contrario: uno es maestro destilador, otro es miembro de una famosa familia de bodegueros y el tercero es el único Nariz de Oro gallego.

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