Expertos en iluminación: cómo transformar simples casas en hogares perfectos

En España tenemos un gran suspenso a la hora de crear ambientes confortables a través de la luz artificial. Que queremos ver mejor: echamos mano de una luz fría bien potente; que lo que buscamos es un ambiente relajado: pues venga, una luz cálida. Y hasta ahí podemos leer.

Con las estrategias de iluminación —toda una ciencia en sí mismas—, podemos crear estímulos sensoriales que van directos al cerebro y tienen la capacidad de modificar el estado de ánimo. Por eso, hablar de luz cálida o fría es demasiado reduccionista. La luz fría podría considerarse más operativa, necesaria para la concentración en las zonas de trabajo. La cálida, emulando a una vela, nos invita al descanso porque cuando no hay luz, el cuerpo genera melatonina —hormona del sueño—. Pero el asunto va mucho más allá.

De la misma manera que “el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento”, la ignorancia del gran poder que ejerce la iluminación sobre nuestras emociones no nos libra de escuchar a quienes saben del asunto. Y mucho.

Raquel Gutiérrez, directora general y cofundadora del estudio de proyectos de iluminación Polight —junto con Ignacio Castillejo—, nos acompaña en un recorrido por cualquiera de nuestras casas, para ayudarnos a reconocer lo que estamos iluminando mal y aconsejarnos sobre cómo sacarle todo el partido a la luz de cada estancia. Conviene recordar que nuestra felicidad está en juego.

Lo estás haciendo mal, sí

El horror vacui te lleva a poner puntos de luz por todas partes, sin criterio ni estrategia alguna. “Cuando desarrollas un proyecto de iluminación, o distribuyes las luces en un plano, no tienes que iluminarlo todo, sino solo lo que realmente merece la pena. No tiene sentido poner una luz en el sofá, que te esté dando en la cabeza, en un espacio en el que necesitas relax”, explica Raquel Gutiérrez.

Carente de ese mismo sentido, estaría también darse cuenta de que algo que queremos resaltar, cuando se va la luz natural del día, en realidad no se ve. Hay que elegir dónde ponemos el foco, y nunca mejor dicho.

“Un punto de iluminación encima de la televisión es absurdo. La televisión ya emite su propia luz, no necesita más. Es básico pensar en el ambiente general que queremos crear, y no en iluminar un espacio porque creemos que hay que iluminarlo, como todo el mundo hace”.

Tampoco estás inspirado si sitúas una luz cerca de, por ejemplo, una ventana o una puerta con vidrio. “Es un error muy común. El vidrio nos devuelve imágenes, la luz rebota y al final estás viendo el reflejo de la propia luz”.

¿Y qué me decís del momento 'voy a maquillarme' o 'voy a afeitarme' y lo único que veo son sombras frente al espejo del baño? Obviamente, esa estancia está mal iluminada. “En este caso, yo aconsejo tener una luz frontal, como las tradicionales de los camerinos de los artistas, y después otra general en la que haya un flujo lumínico suficiente”.

La experta se queja de la tendencia en alza a la sobreiluminación. “En una casa, para generar un ambiente confortable y relajado deberemos utilizar la mayor luz indirecta posible. Si tenemos una obra de arte, hay que iluminar ese objeto para otorgarle el valor que merece. Pero hay que hacerlo teniendo en cuenta que lo que iluminamos genera a su vez luz”.

En el recibidor, al menos, doble encendido

La entrada de la casa es la primera impresión que van a tener los invitados, y en muchos casos es una especie de minigalería con algo especial que queremos mostrar. “Para generar un buen espacio de bienvenida, con la calidez imprescindible, es importante tener dos tipos de encendido. Uno que ilumine ese objeto especial que queremos destacar —que puede ser una colección de libros, una escultura, una fotografía— y otro más potente que es el que te acompañará mientras te despides y cogen los abrigos”.

Para conseguir esa luz “se suelen usar los foseados, una especie de falso techo en el que colocar la iluminación que remarca el perímetro de las zonas en que se localiza”.

Otra gran idea, continúa la experta, “es hacer foseados, pero en el suelo, como si tuviéramos un rodapié iluminado. Es maravilloso porque genera la sensación de que hay luz, pero no la ves, no es tan obvia. En el hall siempre debe haber una lámpara que vaya con el estilo elegido, pero más como un objeto decorativo que como una fuente de luz”.

Proyectores LED que hacen más acogedor el salón

De la misma manera que en el recibidor, el salón podrá lucir lámparas simbólicas, que siempre visten el espacio más importante y concurrido de la casa. “Todos los proyectos que hacemos tienen una luz técnica suficiente para que este tipo de lámparas no 'compitan' con la luz del salón”.

¿Qué se considera luz técnica? “Se trata de unos proyectores muy pequeños que iluminan la mesa baja y la del comedor, y los cuadros que queramos destacar… Son focos casi invisibles, todos ellos hechos con luz LED. Los halógenos han pasado a la historia, el quid de la cuestión está ahora en emular la reproducción cromática y calidez de los halógenos; muchos de estos LED tienen una reproducción cromática baja y dan una sensación azulada muy triste, pero, evidentemente, se puede”.

"Los halógenos han pasado a la historia, el quid está ahora en emular su calidez con luces LED", Raquel Gutiérrez

Luz roja (y no es la de la tentación) en el dormitorio

Cuando la luz va bajando, y los ritmos circadianos nos avisan de que se va acercando la hora de dormir, lo más aconsejable es colocar en el dormitorio luces indirectas que no perturben ese proceso natural de descanso. Eso sí, para poder ver las prendas del armario, siempre que lo tengamos integrado en la habitación, Raquel recomienda “poner luces dentro del armario que se activan mediante un sensor, para que no tengas que estar encendiendo el interruptor”.

Aparte de las luces indirectas y cálidas en el dormitorio, “no podemos olvidar colocar algún tipo de iluminación en el techo tanto para poder realizar la limpieza como para hacer las maletas o vestirnos”.

En cuanto al momento 'dulces sueños', numerosos estudios recientes nos han traído el color rojo como paradigma del descanso. ¿Cuesta creerlo? Puede que sí, pero la ciencia manda. Resulta que se ha descubierto que la luz roja —en contraposición a la azul de los dispositivos electrónicos— puede ayudarnos a conciliar el sueño mejor que ninguna otra. “La luz roja tiene una acción relajante en el cerebro, que ayuda a reducir el estrés del día. Además, este color no interfiere en la producción de melatonina, por lo que el sueño está garantizado”.

"El color rojo no interfiere en la producción de melatonina, por lo que el sueño está garantizado", Raquel Gutiérrez

¿¡También hay que trabajar la luz del baño!?

Correcto. Aunque Raquel Gutiérrez confiesa que a ella le han pedido, incluso, iluminar el inodoro, vamos a quedarnos con algunas ideas básicas menos estrafalarias, pero cien por cien efectivas.

La tendencia —que en iluminación, 'haberla, hayla'— apunta a que “ahora en los baños no se ponen puntos de luz en el techo. Puedes poner la luz frontal para cuando necesitas verte bien, y una luz indirecta cerca de la ducha o debajo del mueble. De esta manera, cuando te levantes por la noche, no tendrás que encender el interruptor”.

Si queremos seguir yendo a la moda, “es tendencia que los aseos de cortesía estén superoscuros, y que muestren un aplique con personalidad o alguna luz teatral como si fueran obras de arte. Se han convertido en una parte muy importante de la casa porque, al fin y al cabo, es la que los invitados van a ver más. Eso sí, se hace imprescindible que exista otra luz operativa, potente, para poder limpiarlo bien. Normalmente, ese interruptor se coloca donde no se vea, y solo se utiliza para eso”.

En Polight son expertos en realzar ambientes mediante proyectos de iluminación con marcas españolas e italianas exclusivas. Tras diez años en el sector, Raquel Gutiérrez e Ignacio Castillejo pelean duro por crear las atmósferas más excepcionales. Polight instala todos sus proyectos, así como sus correspondientes sistemas de control avanzados. Si Polight suena a 'polite' —a 'educado'—, entonces a este estudio también le caen bien sinónimos como cortés, correcto, atento, ilustrado, instruido, refinado y urbano.

Y al salir, siempre, apaguemos la luz.