El enlace del año en cifras: del precio del banquete a las medidas de seguridad
Con media hora de retraso entró Pilar Rubio del brazo de su padre, Manuel Rubio, a la catedral de Sevilla. Los invitados estaban citados a las cinco de la tarde
Con media hora de retraso entró Pilar Rubio del brazo de su padre, Manuel Rubio, a la catedral de Sevilla. Los invitados estaban citados a las cinco de la tarde y fueron llegando paulatinamente y perfectamente organizados.
La hora de la boda que figuraba en las invitaciones era las 17:00 horas, pero la ceremonia religiosa estaba prevista a las 18:00 horas. Francisco Ortiz Gómez, canónigo de la catedral, fue el encargado de impartir el sacramento del matrimonio.
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La boda de Sergio Ramos también puede contarse en números: 25 grados la temperatura que hacía en Sevilla un 15 de junio, 70 periodistas acreditados por la empresa La Puta Suegra, encargada de coordinar a los medios, 50 guardias de seguridad de la empresa Prosegur, casi 300 euros el precio por persona del menú ideado en exclusiva por Dani García, 150.000 euros el precio del banquete para 500 invitados y 1.000 personas que acudieron a las inmediaciones de la catedral para felicitar a los recién casados.
Los novios han decidido unir sus vidas para siempre pero no sus patrimonios, ya que se casan en régimen de separación de bienes. Sergio tiene una fortuna inmensa, superior a la de Pilar, pero ella también cuenta con interesantes ingresos publicitarios.
Los trabajadores que han estado en la finca La Alegría han tenido que firmar previamente un contrato de confidencialidad.
Desde las tres de la tarde los medios de comunicación esperaban en la Puerta de San Cristóbal de la catedral de Sevilla, donde se encuentra una réplica tamaño real del Giraldillo, símbolo de Sevilla. Diez puertas tiene el templo y el capitán del Real Madrid y su esposa utilizaron la conocida popularmente como Puerta del Príncipe. El Giraldillo es una veleta, la figura que remata la Giralda de Sevilla. Por esta misma puerta accedieron a la catedral los invitados reales a la boda de la infanta Elena y Jaime de Marichalar el 18 de marzo 1995.
A las 16:50 horas llegaba Joaquín, el primer futbolista, con chaqué color berenjena, sin calcetines y su esposa Susana, de negro. El primero de los toreros, Manuel Díaz, el Cordobés, con su mujer Virginia, de celeste, una de las más elegantes. Manolo no dudó en acercarse a saludar al público.
Los invitados iban accediendo a la catedral desde el lateral del Archivo de Indias y luego bajaban unas escaleras. Pablo Motos fue de los primeros. Su mujer no quiso posar con él.
Después llegaron los futbolistas: Pedja Mijatovik con su mujer, que escogió lentejuelas y color rosa, aunque llevaba un chal para cubrirse los hombros. Modric con su mujer, Keylor Navas, Marcos Asensio, Nacho Llorente, Chendo, Fernando Hierro, Butragueño, Jordi Alba, Álvaro Morata y Alice Campello, Busquets con su mujer Elena, Santi Cazorla, Pepe Reina y su mujer Yolanda, Julio Baptista y Roberto Carlos, uno de los más aplaudidos.
El gran ausente fue Ronaldo, pero es que entre CR9 y Sergio Ramos, SR4, nunca hubo buena sintonía, aunque fueron compañeros en el Real Madrid. Tampoco Iker Casillas y Sara Carbonero acudieron. Sus problemas de salud no se lo han permitido.
Y del mundo de la televisión, rostros conocidos como los de Juan del Val y Nuria Roca, una de las más elegantes de morado y con un cinturón dorado marcando figura.
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La llegada con más interés dentro del mundo futbolístico fue la de David Beckham, a las 17:33 horas. Victoria llevó traje estampado, moño y zapatos de salón rosa capote de torero, un guiño en sus pies al mundo taurino. Fue la única invitada con gafas de sol. Detrás Florentino Pérez y a continuación Naty Abascal en rosa fucsia y con tocado espectacular.
La única que se saltó la indicación de no llevar a niños a la boda fue Niña Pastori, que llegó con su marido y sus hijas. Niña Pastori cantó la salve durante la misa y quería compartir con sus niñas un momento tan bonito. También del mundo artístico acudió Antonio Carmona con su mujer, Mariola Orellana.
Sergio pasó su última noche de soltero en un hotel en la Cartuja, donde se alojaron algunos de sus compañeros del Real Madrid.
Por su parte, Pilar cenó con sus abuelos y pasó la noche previa a la boda en el hotel donde se vistió de novia. Primero salieron del hotel sus tres hijos. Antes se instalaron unos biombos negros para impedir tomar imágenes de los tres niños, Sergio, Alejandro y Marcos, que lucieron corbatas azules y eran los encargados de llevar las arras y los anillos.
Sergio Ramos, del brazo de su madre, Paqui García, llegó a las 18:00 horas. El novio vistió chaqué negro y la madrina color pistacho, diseño de Vicky Martín Berrocal, con mantilla negra, cartera y guantes marfil. Ramos sorprendió con el color de pelo más claro, muy peinado y barba. Ante la pregunta de si estaba nervioso, respondió que “un poquito” y no dejaba de dar las gracias a todos los que lo felicitaban, con una sonrisa impresionante.
A continuación llegó su padre con su hermana Myriam, acompañada de su marido e hijos, la hija de René Ramos, hermano de Sergio, y Lorena Gómez, la novia de este, en el grupo familiar .
Aunque Pilar salió del hotel con tiempo de sobra, tardó casi media hora en llegar a la catedral. Allí se bajó para hacer el paseíllo del brazo de su padre, Manuel Rubio, saludó al público y se dio una vuelta ante los medios de comunicación para que pudieran fotografiar su traje de novia desde todos los ángulos.
Vestido de escote pronunciado, con espalda en pico, cola atada a la cintura, desmontable y un aire gitano por el brillo. Lo más llamativo, el ramo: calas negras. La novia fue maquillada por Vicky Marcos. En el peinado lució una trenza a la espalda y dos pequeñitas sobre el hombro derecho.
Los novios salían de la catedral antes de las 19:30 horas, aunque se preveía una hora de duración del enlace. Iban cogidos de la mano y ante la petición del público hubo dos besos. Ella le retiró el carmín de los labios después del beso.
Mientras Pilar se colocaba el velo sobre los hombros, se dirigieron al público para saludar a las más de mil personas que esperaban.
Con media hora de retraso entró Pilar Rubio del brazo de su padre, Manuel Rubio, a la catedral de Sevilla. Los invitados estaban citados a las cinco de la tarde y fueron llegando paulatinamente y perfectamente organizados.