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Amores, hijos y rumores sobre el artista que da nombre a los Premios Goya
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Entre la historia y la leyenda

Amores, hijos y rumores sobre el artista que da nombre a los Premios Goya

Francisco de Goya, al que homenajean estos premios, tuvo una vida muy intensa en lo profesional pero también en lo personal. Sus amores, hijos y rumores lo demuestran

Foto: Una de las esculturas de Francisco de Goya que se pueden ver en Valencia. (EFE/Ana Escobar)
Una de las esculturas de Francisco de Goya que se pueden ver en Valencia. (EFE/Ana Escobar)

Los libros de historia la coronan como una de las frases más célebres de Francisco de Goya: "Trabajo para el público, con lo que debo continuar divirtiéndolo". Unas palabras que el artista aragonés dijo sobre su obra, pero que también podrían aplicarse de maravilla al mundo del cine. Una de las muchas razones por las que los Premios Goya llevan el apellido del famoso pintor.

A las puertas de la XXXVI edición de los Premios Goya, sobre los que ya conocemos sus mejores anécdotas y quiénes serán sus presentadores; queremos descubrir más sobre la vida de este genio del mundo del arte. Aunque, al igual que en el caso del azaroso corazón de Lope de Vega, lo haremos desde el punto de vista personal. Embarcándonos en un viaje por sus sentimientos, desde Fuendetodos (Zaragoza) a Burdeos (Francia).

placeholder Las estatuillas de los Premios Goya están inspiradas en la obra original del escultor valenciano Mariano Benlliure. (EFE/Juan Carlos Cárdenas)
Las estatuillas de los Premios Goya están inspiradas en la obra original del escultor valenciano Mariano Benlliure. (EFE/Juan Carlos Cárdenas)

Precisamente comenzamos por la localidad zaragozana, desde donde Francisco José de Goya y Lucientes​ partió junto a su familia a Zaragoza capital. Allí comenzaría su formación como pintor y crearía sus primeros trabajos. Aunque pronto decidió viajar a la corte, en Madrid, para continuar creciendo como artista en el taller de Francisco Bayeu, prestigioso artista de la época.

Gracias a él conocería a su única esposa, también de ascendencia aragonesa, Josefa Bayeu, con quien se casó en Madrid el 25 de julio de 1773 en la parroquia de San Miguel. Los historiadores no se ponen de acuerdo sobre cuántos hijos llegó a tener Goya con Pepa, como la llamaba cariñosamente, pero se estima que entre 8 y 19, dado que algunos cuentan los hijos que llegaron a nacer y otros también los embarazos que terminaron en un aborto. Lo que sí está claro es que solo uno de ellos alcanzó la edad adulta: Javier de Goya Bayeu.

placeholder La obra 'Retrato íntimo' de Goya, una representación de Josefa Bayeu o de Leocadia Zorrilla. (Cortesía/Museo del Prado)
La obra 'Retrato íntimo' de Goya, una representación de Josefa Bayeu o de Leocadia Zorrilla. (Cortesía/Museo del Prado)

Unos años de crecimiento y fama para el autor que, en lo personal, se vio marcada por los fallecimientos de sus hijos, a los que más tarde se sumó el de su propia esposa, Josefa Bayeu, su Pepa, que murió en 1812. A pesar de los pocos documentos que sobreviven de esta etapa, el Museo del Prado cuenta con un análisis del testamento de Josefa que permite conocer más a fondo la situación de la familia. Redactado en 1801, cuando tuvo también una grave enfermedad, se conserva en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid.

Respecto a las posibles obras en las que Goya pintó a su mujer, no existe ningún retrato oficial de ella. A través de algunos bocetos a carboncillo se ha conocido su figura y, aunque existen dudas entre los historiadores, también se cree que el conocido como 'Retrato íntimo' podría ser de Pepa. A tenor de la documentación que se aportó en 1866 cuando el Museo Nacional de Pintura y Escultura, llamado habitualmente Museo de la Trinidad, lo adquirió. Una pinacoteca pionera gracias a la que se impulsó el Museo del Prado, entre otros por la reina Isabel de Braganza.

Tras el fallecimiento de su mujer, la única pareja conocida de Francisco de Goya fue Leocadia Zorrilla, sobre quien también se teoriza como posible modelo para el anterior cuadro, como refleja el propio Museo del Prado. Sobre lo que sí se tiene constancia es sobre que la pareja se conoció en 1805, durante la boda de la prima de Leocadia, Gumersinda Goicoechea, con el hijo de Goya, Javier.

La joven de familia acomodada de comerciantes contaba entonces con 17 años, 42 años menos que el pintor, que entonces estaba soltera. Se casó dos años después, a los 19 años, con Isidoro Weiss. Sin embargo, la pareja se separó tras un hijo en común, aunque no legalmente, ya que no existía esa opción, porque Isidro Weiss denunció la "conducta y trato ilícito" de su esposa.

Su segunda hija: Rosario Weiss

Todo parece indicar que, tras el fallecimiento de Josefa, Leocadia se mudó a casa de Goya. Comenzando una relación que duraría hasta su muerte. Fruto de su relación nació en 1814 Rosario, aunque a nivel legal es considerada Rosario Weiss. Similar al caso que vimos con el hijo de María Calderón, amante de Felipe IV, se inscribió a la recién nacida como hija del matrimonio oficial.

A pesar de la imagen que se ha dado en ocasiones de Leocadia Zorilla, hablando de ella como un ama de llaves para tapar la relación extramatrimonial y la diferencia de edad, la verdad es que fueron una pareja feliz y muy bien avenida en líneas generales. Conviviendo de forma continuada y criando en común a Rosario.

El exilio por amor de Goya

Ambos tenían fuertes intereses políticos y culturales; de hecho, ella era una activista comprometida con las ideas liberales. Así, como se pudo ver en la exposición que le dedicaron a Leocadia y a su hija Rosario en la Biblioteca Nacional, el exilio de Goya a Francia fue por política, pero sobre todo por amor.

A pesar de su ideología contraria, Goya pudo terminar viajando entre Francia y España. Sin embargo, Leocadia sí que tenía un exilio forzoso por haber participado en acciones más radicales. "Goya hace lo que quiere Leocadia", escribió su amigo en común Leandro Fernández de Moratín en una carta.

placeholder Retrato del escritor y dramaturgo Leandro Fernández de Moratín, pintado por Goya. (Cortesía/Real Academia de Bellas Artes de San Fernando)
Retrato del escritor y dramaturgo Leandro Fernández de Moratín, pintado por Goya. (Cortesía/Real Academia de Bellas Artes de San Fernando)

Precisamente en otra misiva entre Leocadia y Moratín tras la muerte de Goya en 1828 se puede leer: "Quiso hacer testamento en nuestro favor, y respondió su nuera que ya lo tenía hecho (...), bástele decir a Usted que soporto mi existencia por mi pobre hija que me encuentro en el estado de mayor abatimiento".

Un legado que no llegó a producirse, pero sí una carta firmada en la que Goya cedía parte de sus posesiones a su novia y a su hija aunque, como recoge Moratín, "en un momento de cólera le hizo pedazos". Así, la única herencia que Goya dejó a su hija Rosario fue el cuadro 'La lechera de Burdeos'. Una hija con grandes dotes también para la pintura, que estudió en la Escuela de Bellas Artes de Burdeos.

Josefa, Leandra y Rosario fueron las tres mujeres más importantes en la vida de Francisco de Goya, pero no podemos olvidarnos de las que marcaron su obra. Los cuadros 'La maja vestida' o 'La maja desnuda' han creado cientos de leyendas sobre una posible relación entre la XIII duquesa de Alba, María del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo, y el artista.

Sin embargo, su relación, con algunos altos y bajos, fue exclusivamente de amistad y de artista y mecenas. Además, nuevos estudios son más cercanos a creer que la modelo de ambos cuadros era Pepita Tudó, amante y después esposa del político Manuel Godoy (primer propietario de las obras).

"Goya habla de igualdad"

Lo que sí parece claro para los historiadores del arte es la evolución de la pintura de Goya a la par que cambiaban las mujeres que salían en sus cuadros. Al igual que en su propia casa, de una Josefa ama de casa que vivía de una forma más 'de puertas para dentro' a la activista Leocadia, las féminas que representó en sus cuadros también mostraban esos pequeños avances femeninos.

A lo largo del siglo XVIII, nobles y burguesas ilustradas comenzaron a pedir su puesto en el espacio público y el arte las visibilizaba para ello. Además, de poner en valor artístico oficios y fiestas populares donde ellas también eran las protagonistas no solo desde un punto de vista bello o místico, como en 'La vendimia'. De ahí que Manuela Mena, conservadora del Museo del Prado, destacara: "Goya habla de la igualdad de género ya en el siglo XVIII".

Pionero de las artes

"Se da cuenta de cómo es la mujer, y no la pone como inferior ni como superior, sino como igual", añadía la especialista en una entrevista para 'Público'. Convirtiéndose en un pionero donde "las mujeres comienzan a dirigirse al espectador". Un punto de vista de un maestro del arte que siglos después también se reflejó en el cine.

Por ello, aunque pareciera no tener relación, se entiende que los premios de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas le eligiera como representante del séptimo arte. Una decisión que no estuvo exenta de cierta polémica. Viajamos del Madrid de la Ilustración que vivió Goya hasta el Madrid de la Movida, que tan bien conocieron artistas como la fotógrafa Sylvia Polakov.

El 12 de noviembre de 1985 se dan cita diversos profesionales del cine en una reunión de la que nacería la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. Una entidad que quería hacer sus propios premios al estilo de los Oscar, a los que optan en esta edición de 2022 Penélope Cruz y Javier Bardem, y de los Cesar de Francia. Premios Lumière, Premios Buñuel o Soles fueron algunos de los nombres que se barajaron, hasta que se decidió que Goya era lo ideal.

No solo por rendir homenaje al pintor, sino como destacó el director artístico Ramiro Gómez, porque Goya había tenido un concepto pictórico cercano al cine y que varias de sus obras más representantes tenían casi un tratamiento secuencial.

placeholder Los reyes Juan Carlos I y Sofía, en la I edición de los Premios Goya en 1987. (Imagen de archivo)
Los reyes Juan Carlos I y Sofía, en la I edición de los Premios Goya en 1987. (Imagen de archivo)

Una decisión que resumió de fábula el director Carlos Saura, como recogen en la página web de la Academia. "No tengo la menor duda de que si Goya viviera hoy sería un cineasta. Entre la ficción y el documental se movería nuestro aragonés con la misma energía y desenvoltura, con el mismo talento, con la misma imaginación con la que siglos atrás dedicó una parte de su vida a dibujar y a pintar", expresó el cineasta.

Y decía más: "Amigo de ilustrados, amante de la música antes de su sordera, hombre preocupado por su tiempo, observador implacable de la realidad, apasionado por la vida y por un trabajo que era, al mismo tiempo, necesidad expresiva y crónica de su propia vida".

"Era un cineasta creativo y poderoso antes de inventarse el cine. Por ello nada más acertado que llamar Goya a los premios de nuestra Academia de Cine", añadió el director de 'Amor brujo', que dirigió sobre el pintor su película 'Goya en Burdeos'.

Ahora, convertidos en unos premios internacionales que se ven en 206 países y con invitados como Cate Blanchett, conviene más que nunca recordar otra de las palabras más famosas de Goya: "No hay reglas en el arte". Una máxima que seguro siguen algunos de los premiados en estos Premios Goya de 2022.

Los libros de historia la coronan como una de las frases más célebres de Francisco de Goya: "Trabajo para el público, con lo que debo continuar divirtiéndolo". Unas palabras que el artista aragonés dijo sobre su obra, pero que también podrían aplicarse de maravilla al mundo del cine. Una de las muchas razones por las que los Premios Goya llevan el apellido del famoso pintor.

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