Los hombres de María Jiménez: una vida marcada por "un flechazo y veinte puñaladas"

Nacida el 3 de febrero de 1950 en el barrio sevillano de Triana, María Jiménez tuvo una vida muy intensa y marcada por la tragedia. La folclórica, cantante y actriz fallecía este jueves a los 73 años, en su casa de Sevilla y rodeada de su familia, que ha sido la que ha comunicado la noticia de su fallecimiento. La artista llevaba meses alejada del foco mediático, tras un grave problema de salud que padeció hace cuatro años, una obstrucción intestinal por la que casi pierde la vida.

En su juventud trabajó como limpiadora hasta que, con tan solo 15 años, empezó a bailar en los tablaos de Sevilla: así comenzaría su carrera, hasta llegar a ser una de las artistas más reconocidas de nuestro país.

A los diecisiete años, el 7 de enero de 1968, tuvo una hija, María del Rocío, fruto de su relación con un "señorito ganadero andaluz", que, según publica ‘Libertad Digital’, nada quiso saber nunca de la madre ni de la niña.

María Jiménez crio a su hija en casa de sus padres, una familia humilde, y la identidad del padre de la criatura fue un secreto que solo reveló a su hija, y que ambas se han llevado a la tumba. Su hija Rocío falleció en un accidente de tráfico en 1985, el día después de cumplir 17 años. Este fue el peor golpe de los muchos que recibió la artista a lo largo de su vida.

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Este desconocido fue el primero de los hombres de su vida, además de su padre, que en su lecho de muerte le reveló un secreto por medio de su hermana Isabel: era gitano. Ella misma explicó años después el motivo por el que su padre le había escondido su ascendencia gitana: “Mi padre renegó del suyo, que era gitano, porque se jugó a mi abuela a las cartas y la perdió”.

El gran amor de su vida fue el actor Pepe Sancho: ella misma afirmó en múltiples ocasiones que “fue un flechazo, pero después fueron veinte puñaladas”. En 1980 la pareja contrajo matrimonio por primera vez (se casarían hasta 3 veces), en la iglesia de Santa Ana de Sevilla, y tras él, Pepe Sancho adoptó a Rocío y le dio sus apellidos. En 1983 nació el único hijo de la pareja, Alejandro, que fue el gran apoyo de María Jiménez durante toda su vida.

Sin embargo, la felicidad no duró mucho. A los tres años de casarse, se divorciaron. La relación con Pepe Sancho fue, cuando menos, tóxica y tormentosa, marcada por la infidelidad, la violencia y los malos tratos, de los que ya se habló a principios de los 80.

Dos años después del divorcio fallecía Rocío, lo que propició un reencuentro entre la pareja. En 1987 volvieron a casarse, esta vez, en Costa Rica. Pero la segunda parte de su relación fue aún más dura que la primera. Más adelante volvieron a casarse por tercera vez en Nepal, pero, según publica ‘Mujer Hoy’, todo fue un movimiento de Pepe Sancho para ganar dinero.

María Jiménez aguantó, al igual que hiciera su madre, los malos tratos de Pepe Sancho, hasta que a los 50 años, y tras el éxito ‘La lista de la compra’, que grabó con La Cabra Mecánica, encontró la fuerza para salir adelante.

Pepe Sancho fue encontrado en casa con otra mujer por su hijo Alejandro, lo que aceleró la separación definitiva.

En 2009 tuvo lugar el juicio por malos tratos, en el que Alejandro testificó a favor de su madre. La sentencia dio la razón a María Jiménez, pero Pepe Sancho se libró de la condena porque el delito ya había prescrito.