Esther Doña y el juez Pedraz desmontan la teoría de los ex de Ayuso: así ha sido su reencuentro

Isabel Díaz Ayuso contó su teoría amorosa en plena campaña de elecciones para la presidencia de la Comunidad de Madrid. Sorprendió con su explicación de lo improbable que era encontrarse con una expareja en la capital del reino. Que si uno de lo dos no hacía por fomentar ese hola y adiós, era prácticamente imposible. Pero este martes dos personajes que han ocupado las portadas de las revistas del corazón -y políticas, en el caso de él-, Esther Doña y el juez Pedraz, desmontaban la teoría de Díaz Ayuso al coincidir en la inauguración de un local.

Lo más llamativo de ese momento era la multitud de invitados que se dieron cita en Trocadero, el nuevo 'place to be' de Madrid, donde no solo era complicado verse, sino también poder moverse por los diferentes espacios. Y ellos lo consiguieron. Esther Doña llegó con unos amigos y se quedó en la escalera principal que daba acceso al piso superior. Pedraz lo hizo acompañado de su novia, Elena Hormigos. Hay que recordar que la abogada está embarazada de ocho meses, por lo que, dada la afluencia de invitados, no era el mejor lugar para disfrutar de la inauguración de este Trocadero madrileño.

Cuando eran novios, Esther Doña y Pedraz visitaban con frecuencia el establecimiento de Marbella al que también son fijos en verano el matrimonio Aznar Botella y sus hijos. Se esperaba la presencia de Alonso Aznar y su novia, pero finalmente no acudieron, igual que Tamara Falco e Íñigo Onieva, que recientemente han disfrutado de una escapada a Roma con la familia política de la marquesa de Griñón.

En cambio, sí quisieron dar su apoyo al propietario, Dionisio Hernández-Gil, Cari Lapique y Carlos Goyanes, Miriam Lapique, Arantxa de Benito, Veva Longoria, Jaime y Marta Martínez-Bordiú, Alberto Alcocer, Ángel Schlesser, Pablo Hohenlohe, Carola Baleztena, María Del Prado y Mencía Fitz-James Sartorius. En el caso de la hija de Isabel Sartorius, lo hizo respondiendo a la invitación de sus tíos Luis Sartorius y Barbara Pérez Manzarbeitia. Desde la remodelacion del local, la pareja es la responsable de que todo funcione y se convierta en el lugar de moda para reuniones, almuerzos y entretenimiento general. Son los directores de este gran proyecto gastronómico y lúdico.

A partir de esta semana, el antiguo Mayte Commodore, que abrió en 1967 en la plaza de los Delfines, como se conoce popularmente donde se encuentra su ubicación, es el nuevo Trocadero. Por allí pasaban en los años 60 Truman Capote, Charlton Heston, Luis Miguel Dominguín, ministros franquistas con sus amantes, los personajes clandestinos de la Transición y reyes sin reino como Leka de Albania. Durante años, los premios de teatro y taurinos eran un referente en el mundo cultural.

Y este recinto creado por la mítica Mayte Aguado es ahora el reino de los Hernández-Gil. Contaba que para su familia era un lugar de referencia desde siempre. "Vivíamos en el barrio y conocíamos a Mayte. Íbamos al mismo colegio que sus nietas", contaba Jorge Hernández-Gil, director general del grupo. Uno de los proyectos que tienen en mente es recuperar los famosos premios que tanta repercusión tuvieron en el mundo de la cultura.

Otoño se viste de largo con la apertura de un nuevo lugar de encuentro festivo para los que en su día se denominaron 'cachorros de la jet'. Ahora ya no lo son. Han crecido, tienen sus propias empresas, trabajan para multinacionales, se han casado o están a punto de darse el 'sí, quiero'. Coinciden en los mismos lugares en verano y en invierno. Uno de esos centros de operaciones es el grupo Trocadero, con locales abiertos en Marbella y Sotogrande, entre otras ciudades de la Costa del Sol. El proyecto empresarial ha funcionado y ahora Dionisio Hernández-Gil y sus socios lo han exportado a uno de los lugares con más historias, confabulaciones secretos y espionaje de Madrid.