El lado más personal de Salvador Illa: su desconocida mujer, su patrimonio y su afición por el huerto

El nuevo puesto político que ostenta Salvador Illa, el de president de la Generalitat de Catalunya, tiene una doble lectura. Depende de los ojos que lo miren. Por un lado, la alegría de conseguir un objetivo profesional —poner fin al periodo independentista—. Por el otro, la vida privada que tanto ha intentado mantener en la intimidad va a empezar a salir a la luz.

El político nació el 5 de mayo de 1966 en La Roca del Vallès, un municipio a 30 kilómetros de Barcelona. Lo hizo en el seno de una familia humilde y como el mayor de tres hermanos. Desde muy joven se dedicó a la política, fue alcalde de su ciudad natal, y ha sabido equilibrar su vida pública con una marcada discreción en el ámbito personal.

Su infancia y adolescencia estuvieron marcadas por una relación muy cercana con sus padres. Josep es jubilado y trabajó gran parte de su vida en la fábrica Textiles y Bordados; y María, además de ser ama de casa, gestionaba un pequeño taller textil. Estos lazos familiares han influido en su carácter y en su enfoque de la vida.

Recibió una formación educativa sólida desde sus primeros años. Asistió a la Escola Pía de Granollers, un centro educativo concertado y católico. Más tarde, en 1989, se licenció en Filosofía en la Universidad de Barcelona.

Completó su educación con un Máster en Economía y Dirección de Empresas en el IESE, escuela de negocios afiliada a la Universidad de Navarra. Una base académica que ha sido clave en su carrera política y en su capacidad para gestionar los asuntos públicos con eficiencia.

A pesar de su proyección pública, Illa es un celoso guardián de su vida privada. Casado en dos ocasiones, actualmente comparte su vida con Marta Estruch. Vive con su segunda esposa y su hija adolescente en una gran casa en La Roca del Vallès.

Pero no están solos. Su perra Nina, con su reducido tamaño, protege la vivienda de intrusos rodeada de un amplio jardín y vistas impresionantes.

Marta Estruch: la mujer sin rostro público

Marta Estruch es una figura enigmática y reservada. Este medio realizó antes de las elecciones catalanas una investigación para conocer más datos sobre ella, pero pocos se consiguieron.

Sí conseguimos hablar con su hermana Susana, una artista afincada en La Bisbal, que prefirió no dar detalles de la vida privada del matrimonio. Aunque, tras una búsqueda por internet y varias llamadas, supimos que trabaja en el departamento de marketing de Nestlé.

“Que aproveche ahora que puede mantenerse en el anonimato, que si su marido gana las elecciones podría llegar a ser la primera dama de Cataluña y entonces no se libra”, contó entre bromas. Y esa posibilidad se convirtió en realidad.

La esposa de Illa ha optado por mantenerse en el anonimato, rara vez ha acompañado a su esposo en actos públicos. Solamente lo hizo en una entrega de los Premios Ondas. Lo que ha hecho de su reciente aparición durante una audiencia con el Papa en el Vaticano, un significativo gesto de apoyo.

Su patrimonio: una casa y un Golf

Pocos exministros cuentan con patrimonio modesto y prudente como el del nuevo President. Posee dos propiedades: una vivienda adquirida en 2005 valorada en 217.042 euros, de la que tiene el 50%, y un garaje comprado en 2004 y que ahora costaría unos 6.000.

Y hay que sumarle un Volkswagen Golf de 2003. Todo esto, según su declaración de bienes presentada en marzo de 2021 ante el Parlamento catalán.

En esta misma ocasión, Illa aseguró que tenía 12.995 euros en cuentas bancarias y 48.341,91 euros en planes de pensiones. En aquel momento la única deuda que tenía era con su banco: una hipoteca de la que le quedaba por pagar 6.611,97 euros.

Una cifra que podía pagar tranquilamente con uno de sus actuales sueldos mensuales. Mientras que de ministro sus ingresos brutos anuales ascendían a 74.585 euros; como diputado del Parlament de Catalunya este número ha subido más de 10.000.

Sus aficiones: correr, leer y plantar

Illa es un político apasionado por su trabajo y así lo demuestra en sus redes sociales, pero también es un hombre de hábitos sencillos y aficiones saludables. Entre sus pasatiempos, el running ocupa un lugar destacado.

Correr le permite desconectar y mantenerse en forma. No es raro cruzárselo en el paseo marítimo de Barcelona durante la semana y los alrededores de su ciudad los fines de semana.

Además, el exministro participa regularmente en maratones y carreras populares, incluyendo la famosa maratón de Barcelona. El pasado 10 de marzo se pudo ver al exministro haciendo frente a los 42 kilómetros del recorrido por la ciudad condal.

Su interés por la agricultura es otro aspecto que revela su pasión por la naturaleza y sus raíces familiares. En su tiempo libre, Illa disfruta ayudando a su padre en el huerto familiar, donde recoge verduras y hortalizas, según contó en una entrevista con ‘La Vanguardia’. Esta actividad, lejos del bullicio político, le proporciona una sensación de calma y conexión con la tierra.

La lectura es otra de sus grandes aficiones, especialmente el ensayo histórico y político. Illa se ha declarado un lector voraz y son muchas las publicaciones en sus redes que dedica a recomendar algún libro.

Tiene una inclinación particular hacia los historiadores griegos y latinos, así como hacia los estudios económicos en inglés, que le permiten mantenerse actualizado en su campo y mejorar su dominio del idioma. Pero la realidad es que los libros que explican la realidad contemporánea son los que más comparte, como ‘Testimonio. Viviendo historia’, de Manuel Castells.

Su vinculación con la industria cultural no se queda solo aquí. El exministro tiene una faceta empresarial que se remonta a su paso por la dirección general de Cromosoma, una productora audiovisual especializada en animación. Durante su gestión, contribuyó al éxito de la serie infantil ‘The Triplets’.

En la vida de Salvador Illa, el equilibrio entre su dedicación a la política y su vida personal es evidente. A través de sus aficiones, su familia y su carrera, ha intentado construir una imagen de un hombre comprometido y humano. Ahora hay que esperar a ver cómo será su faceta como President de la Generalitat de Catalunya.