Ágatha Ruiz de la Prada y José Luis de Vilallonga, dos aristócratas unidos por una casa que ahora está en venta

Ágatha Ruiz de la Prada decidió hace unos meses poner a la venta la casa que hasta ese momento había sido (y por ahora sigue siendo) el domicilio familiar. Un dúplex de setecientos metros cuadrados con una gran terraza en pleno paseo de la Castellana y que se oferta por siete millones y medio de euros. Un precio que, según el valor del metro cuadrado en esa zona, está equilibrado.

Las razones para dejar el que ha sido su hogar y cambiarse a otro más pequeño las cuenta a Vanitatis la propia diseñadora y empresaria. “No tengo problemas económicos. Estoy al día con todos los pagos que tengo que hacer y nunca he vivido por encima de mis posibilidades. Esta casa se ha quedado grandísima porque ahora es solo para mí. Y con unos gastos que no son necesarios. Mis hijos tienen sus vidas. A mí me encanta recibir a los amigos, pero para eso no es necesario tener tantos metros y habitaciones. Lo voy a seguir haciendo en la casa nueva”.

No solo no tiene problemas económicos. Ruiz de la Prada, Premio Nacional de Diseño de Moda en 2017, ha mostrado en los últimos tiempos un músculo financiero al alcance de pocos. Tras vender su tienda de la calle Serrano, Ágatha invirtió a través de una de sus empresas patrimoniales en un piso y un gran local en el Barrio de Salamanca, la zona más codiciada de la capital por el interés de las fortunas extranjeras.

Los compró en junio de 2022 sin necesidad de hipoteca. Ella misma habló de esta operación en una reciente entrevista con la revista Hola: "Ya me he comprado local en la calle Villanueva —cerca del paseo de Recoletos y la calle de Alcalá— para la nueva tienda. Está en uno de los edificios más bonitos del barrio de Salamanca. Tiene jardín interior, que es del Ayuntamiento. Es una maravilla", explicaba.

En la misma revista avanzaba que su nueva casa se encuentra también en la misma zona, que le habían entregado las llaves el 11 de julio y que estaba en plenas obras para "agathizarla". "Como el ambiente va a ser muy divertido, he decidido mudarme al lado. La mala suerte es que es el barrio más caro de España. Pero qué se le va a hacer… Me he encaprichado", decía.

Recibir siempre ha sido una de sus aficiones. Ya lo hacía en los años noventa en la calle marqués de Riscal donde su padre tenía su estudio de arquitectura y le cedió una parte del piso bajo. Aquellos 'vernissage' (como se bautizaron) se convirtieron en centro de reunión todos los jueves a partir de las ocho de la tarde y sin hora de cierre. Fueron sus primeras convocatorias de amigos y conocidos.

La razón de la venta del inmueble que compartió durante años con Pedro J. Ramírez, Tristán (que los ha convertido en abuelos) y Cósima es la amplitud de la vivienda. El impresionante ático ya aparece en la agencia que se encarga de su venta y que no es otra que la empresa de la familia Kretz que triunfa con su serie en Netflix. El matrimonio formado por Sandrine y Olivier y sus tres hijos se convirtieron en la agencia más popular de Francia por mostrar sus historias laborales y familiares a través de las sucesivas temporadas televisivas.

Vecina de las Koplowitz

Cuenta Ágatha que en el mismo edificio vivieron Alicia y Esther Koplowitz y que de ahí salieron para casarse. “La primera vez que vinieron a casa me lo dijeron y se encontraron con el mismo portero”.

La imponente vivienda tiene su historia. Antes de que la compraran Pedro J. y Agatha vivían el escritor José Luis de Vilallonga, su mujer Syliane y el hijo Fabrizio. Por el dúplex del marqués de Castellbell pasaron en los años 80 y 90 políticos, sindicalistas, escritores, ministros, mandatarios extranjeros y artistas como Jeanne Moreau, Julie Christie, Omar Shariff, Alec Guinness, Geraldine Chaplin y cualquier personaje que tuviera un curriculum interesante con o sin dinero.

Con el tiempo, la casa se convirtió en un problema. Ocasionaba unos gastos exagerados, teniendo en cuenta que pasaban parte del tiempo entre Barcelona y Mallorca. El amigo y biógrafo de don Juan Carlos la puso a la venta. El siguiente dueño tuvo problemas económicos y se subastó. Fue entonces cuando la compraron el periodista y la empresaria. “Se pagó una parte en dinero y la otra con una casa pequeña en la zona de Fuente del Berro. Hubo que cambiar muchas cosas, sobre todo el color”, explica a Vanitatis la diseñadora.

Para empezar, la decoración nada tenía que ver con los gustos de la nueva dueña. Algunas de las paredes estaban pintadas de negro, igual que la moqueta. Otras revestidas en madera, como el despacho donde Vilallonga escribía con luz artificial. Decía que solo se podía concentrar de esa manera. “El sol me distrae y por eso he puesto esas cortinas tan gruesas”, contaba en la revista 'Protagonistas'. Los únicos lugares más luminosos eran la cocina y el dormitorio decorado en blanco, pero alfombrado de un tono oscuro.

La imponente vivienda vuelve a estar a la venta. Y para eso qué mejor que organizar una fiesta y mostrarla en todo su esplendor. Ágatha y la inmobiliaria han convocado a sus amigos este 3 de Octubre en una gran fiesta para ello.