Andrea Quintero, hija de Jesús Quintero: "Luchamos por mantener vivo el legado de mi padre"

“Hija, ahí estuve viviendo una época en que estaba muy malito de tristeza”, le dijo Jesús Quintero a su pequeña Andrea cuando apenas tenía siete años en un paseo por el Barrio de Santa Cruz.

“Aquella tarde, mientras paseábamos, me empezó a hablar de la noche en Sevilla con tanta emoción, del olor de los naranjos… hablaba de la vida con una inocencia y una pasión que nunca había visto en los ojos de nadie que no fuese un niño. Ahí entendí lo especial que era como ser humano, era un poeta”. Comienza contándome Andrea, con una mirada casi inundada desde el principio de nuestro encuentro. “Agradezco mucho que mi padre me haya inculcado la intensidad, algo que está tan poco de moda ahora. Esos momentos en que ante algo bello, un paisaje o quizás la cosa más sencilla del mundo, entiendes la inmensidad del regalo que es la vida”.

Un visionario Antonio Gala, hablaba de problemas sobre la inteligencia artificial en los 90 o le decía a Quintero que la literatura sería sustituida por manuales de cómo hay que vivir en el programa 'Trece Noches'. “Esos manuales ahora son los libros de autoayuda. Aquellas noches de Gala y mi padre impulsaban a la reflexión, a desarrollar un pensamiento crítico ante la vida... Si no tienes una inteligencia emocional forjada a través de la reflexión, la conversación, la literatura… te tienen que decir cómo hacerlo en un libro y eso es muy triste. A veces soy muy pesimista pero sé que sigue quedando espacio para la genialidad”.

Una anécdota de la infancia

Cuando Andrea tenía apenas tres años, ya se quedaba anonada mirando a su padre en la televisión. En el 97, Quintero estaba grabando el programa 'Cuerda de Presos', donde entrevistó a más de cien presos.

“Yo no terminaba de entender muy bien qué hacía mi padre y recuerdo con cinco años en el colegio que dije en clase que mi padre estaba en la cárcel. Cuando llamaron a mi madre desde la dirección se partía de risa. Yo tenía razón, estaba en la cárcel pero no detenido sino haciendo entrevistas jajajaja”.

Jesús fue un padre atípico y ausente, por eso cuando Andrea podía pasar tiempo con él y pasear, a veces le incomodaba que se parase con todo el mundo. “Recorrer una calle con él era imposible, de pequeña lo que me molestaba era que el poco tiempo que teníamos, lo compartía con mucha gente. Él se paraba con todo el mundo, escuchaba sus historias, se emocionaba…”.

“Escuchar a mi padre preguntarle a Rafael sobre la depresión del éxito, en esos años donde nadie hablaba de esos temas, era revolucionario”

Quintero le decía a su hija que algún día todo ese cariño lo agradecería: “Y así ha sido. Ahora me emociona tanto recordar esa imagen de él hablando con la gente, a día de hoy me siguen llegando mensajes diciendo que mi padre les ha salvado la vida. Ha entrevistado a los grandes artistas de este país, políticos, intelectuales… pero ¿qué hay más grande que lo que provocó y despertó en las personas?”

La depresión

Fue pionero en tratar temas en televisión como la salud mental, las drogadicciones o la sexualidad, entre otros muchos: “Escuchar a mi padre preguntarle a Rafael sobre la depresión del éxito, en esos años donde nadie hablaba de esos temas, era revolucionario”, cuenta Andrea, que fue testigo de algunas épocas de depresión que su padre vivió y a las que llamaba “noches oscuras del alma”.

“Él me expresaba su dolor, pero nunca me lo contagiaba. Me enseñó que se puede amar profundamente la vida aunque a veces la odies”, cuenta, y confiesa que ella también ha pasado alguna de esas noches oscuras pero, como su padre, ha transformado ese dolor en una versión más fuerte y sensible de sí misma.

Andrea quería estudiar Literatura pero finalmente cursó la carrera de Periodismo. “Durante mis años de estudiante, mantuve en secreto de quien era hija, nadie lo sabía. A mi padre a veces eso le enfadaba”.

No compartía quien era su padre en las aulas, pero en casa sí le transmitía a él todo lo que hacían. “Tenía mucha curiosidad por saber cómo formaban a los periodistas. Siempre le enfadó que el género de entrevista no ocupaba ni una asignatura completa”.

Cuando le quedaban semanas para terminar la carrera, un profesor se le acercó y le dijo: “Llevas el apellido de un maestro, del mejor entrevistador de este país” y cuando Andrea le confesó que era su padre se quedó pálido.

“Durante mis años de estudiante, mantuve en secreto de quien era hija, nadie lo sabía. A mi padre a veces eso le enfadaba”

“Vivir con esa discreción me daba mucha libertad, cuando tienes un progenitor tan respetado y querido hay un gran miedo a dejarle mal”. Aunque esa privacidad por la que tanto luchó desapareció cuando comenzó a trabajar en mantener vivo el legado de su padre. “Tampoco pensé en mí o en la exposición, yo sabía que eso estaba en mi camino. Las conversaciones que condujo son atemporales, convirtió la entrevista en una obra literaria, en un género elevado… eso no puede caer en el olvido”.

La Ser. Un relevo generacional

Hace una semana que Andrea ha lanzado el que es, sin duda, el proyecto más bonito de su vida. Un documental sonoro de seis capítulos llamado 'La colina del loco. La radio que inventó a Quintero' (SER Podcast), donde recoge gran parte de las entrevistas que su padre realizó entre 1980 y 1986 en la radio. Obras de arte que ni ella misma había escuchado por una cuestión generacional pero que ahora ha rescatado para convertirlas en eternas.

“Cuando lo oía por primera vez diciendo cosas que no tuvo ocasión de decirme a mí, sentía que de alguna forma me estaba hablando. Los dos primeros meses tuve que dejar de escucharlo, he tenido pausas para asimilar y saber discernir mis propias emociones”.

Para Andrea ha sido duro pero también precioso y ha escuchado más de trescientas horas de entrevistas que finalmente ha transformado en capítulos divididos por temáticas en los que ella misma siguiendo su guión ha locutado. “He luchado mucho por tratar todos los temas que sé que bajo su criterio son fundamentales. Una de ellas era ser andaluz, él fue el primero en hacer un programa nacional de radio desde Sevilla con ese alcance. El amor por Andalucía me lo inculcó y me conecta mucho con mis recuerdos de él”.

“Si lo bonito no es real, entonces no me gusta tanto”, le dice Lola Flores a Quintero, "¡Cuánto sabes, Lola!", responde él, en un testimonio recogido en el capítulo 3: 'De Sevilla al mundo'.

Vicky Martin Berrocal, a solas con Jesús en su despedida

“Cuando mi padre falleció, en la capilla ardiente dejamos a Vicky a solas con él. Cuando salió llamó a su representante y le dijo que tenía que hacer un programa. Mi padre le decía: ¡Vicky, tú no dices las palabras, tú las pares!, él siempre le animó a hacer un programa de entrevistas aprovechando esa capacidad genuina que ella tiene de conectar con las personas. Dio en la diana y es muy gráfico porque se ve que a ella sus preguntas le salen de dentro, del corazón. Al final lo que sale del corazón y se dirige a él, funciona”, cuenta Andrea, que ahora trabaja junto a ella en su podcast 'A solas con'.

Hace unos días Andrea estuvo viendo junto a Vicky la primera entrevista que le hizo Jesús Quintero. “Ella está muy cambiada, ver su recorrido y todo lo que ha conseguido después de aquel programa es emocionante. Por eso me gusta mucho también poner en valor el legado, por esas personas que todavía viven y que ves su progreso personal cuarenta años después a través de las entrevistas que hizo mi padre”.

Qué podremos ver en el documental

Ambas estarán en el preestreno del documental 'El loco. Los silencios de Quintero', una coproducción de RTVE Play y En cero coma.

Cuando a Andrea le contaron la idea del documental, utilizó un símil para definir el criterio con el que quería que se enfocase: “A quien le gusta un puchero se come un puchero, a quien le gusta una ensalada se come una ensalada. Pero tú no puedes transformar un puchero en una ensalada para que se lo coma todo el mundo. Yo no quiero transformar a mi padre en algo que no era para que le guste a todo el mundo, prefiero que le guste a menos personas pero que se refleje lo que él en su momento decidió hacer”.

Sobre el documental adelanta que hay testimonios y momentos inéditos detrás de las cámaras. “Parecía como si supiese que iban a hacerle un documental, no solo era único entrevistando, antes de salir también creaba escenas y momentos que cuando los ves, entiendes el ser humano tan especial que es. Además de mi testimonio o el de mi hermana Lola, también participan muchas personas que fueron importantes en su vida y compañeros de profesión ”.

Así, en presente, es como Andrea habla de su padre, al que siente cerca aunque ya no esté de forma física. Siente que cuando sea madre sus nietos le conocerán a través de ese legado que ella ha recuperado. Un legado que aspira a transmitir no solo de generación en generación, sino al mundo entero y a los futuros periodistas; por eso, igual que su padre creó lugares únicos de agitación cultural como Café Montpensier o El Teatro Quintero, ella toma el testigo con la Fundación Jesús Quintero. "Esta es mi lucha ahora" -concluye- "seguir transmitiendo sus valores".