El plan de Richard Gere a casi 2.000 kilómetros de Alejandra Silva y de sus hijos: ¿qué le ha llevado fuera de su casa?

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A lo largo de los últimos días, Richard Gere ha tenido una intensa agenda marcada por un objetivo común: su compromiso y apoyo al Tíbet. Tras más de 60 años de conflicto étnico y religioso por la ocupación china del Tíbet, el actor continúa volcado en la denuncia de las políticas de China en esta zona.

Por ello, tras disfrutar de unos días en Maldivas con su familia, donde pudimos verles disfrutar juntos de la playa y del mar, Richard Gere ha vuelto a viajar, en esta ocasión rumbo a La Haya. Allí se están celebrando diferentes eventos, enmarcados en el Día del Levantamiento Nacional del Tíbet contra la presión de China (el 10 de marzo).

Un viaje hasta los Países Bajos, en el que el actor ha participado como presidente de la Campaña Internacional por el Tíbet, una iniciativa solidaria que busca poner el foco a nivel internacional sobre los derechos humanos y los derechos democráticos del pueblo tibetano. Así, ante un numeroso público, Richard Gere habló en una plaza pública de La Haya sobre los problemas a los que se enfrenta la población tibetana.

Tras estas palabras, se inició una marcha por la ciudad. Además, el intérprete también pudo reunirse con diferentes organizaciones y representantes políticos, con los que analizar este tema. Entre ellos, varios políticos del Parlamento de la Unión Europea, o jóvenes activistas vinculados a los derechos humanos en diferentes partes del mundo, como Loretta Lau.

Una estancia en los Países Bajos en la que el actor de 'Chicago' ha podido volver a mostrar su apoyo a esta causa, en la que está involucrado desde los años 80. Firme defensor de la liberación política total del Tíbet, también mantiene un vínculo personal muy fuerte con el dalái lama.

Una conexión política y religiosa que le ha pasado factura en su vida profesional. En el año 1993 crítico la violación de los derechos humanos de China contra el Tíbet en los Premios Oscar, durante su papel como presentador al galardón de 'mejor dirección artística'. Unas palabras que le valieron el veto de los premios de la Academia del Cine de Estados Unidos durante 20 años, aunque finalmente este 'castigo' fue levantado antes.