¿Se está convirtiendo la Feria de Abril en el nuevo Coachella? Las críticas de los sevillanos a los influencers por cambiar la tradición

La Feria de Abril de Sevilla, uno de los festejos más célebres del calendario andaluz, está viviendo una transformación que ha suscitado un debate entre tradición y tendencia. Históricamente, esta celebración estaba marcada por el flamenco, el albero y la convivencia en casetas familiares. No obstante, con el paso de los años y el incremento de creadores de contenido, miles de visitantes se desplazan hasta la capital hispalense deseosos de capturar el look perfecto para sus redes sociales.

Algo que no agrada a muchos sevillanos, quienes denuncian que ha pasado de ser una expresión cultural a un evento de exhibición, más cercano a un festival que a una cita de raíces andaluzas. "No nos molesta que vengan personas que no sean de Sevilla, sino que nada más llegar se pongan a hacerse fotos para colgarlas en las redes sociales y generar ingresos. Muchos no vienen a vivirla y disfrutar, solo a eso", explica Rocío Martínez, una joven sevillana muy arraigada, desde sus primeros años de vida, a esta celebración.

También lamenta que los días previos al comienzo de la Feria de Abril haya influencers que dedican parte de su contenido a crear una fuerte expectación sobre los trajes que van a llevar: "Es puro marketing y lo hacen simplemente para ganar seguidores porque saben que eso es bueno para las marcas publicitarias". Una opinión similar a la de Laura Montero, una sevillana que asegura que su molestia no es porque dicha festividad, cada año, se llene de rostros conocidos. "Siempre han venido famosos y han sido recibidos con los brazos abiertos. Lo que a muchos no nos gusta es que busquen likes y seguidores más que disfrutar de todo lo que ofrece la Feria", desliza.

Eso sí, el hecho de que decenas de influencers estén compartiendo sus looks a través de las redes sociales ha motivado que los visitantes aumenten considerablemente. Manuel Alés, delegado de Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla, informó, este miércoles, que en el primer día de la Feria de Sevilla de 2025 se habían registrado datos históricos en lo que concierne a la afluencia de gente. El cómputo general alcanzó los 500.000 viajeros, la cifra más alta desde la Expo.

Esto repercute también en los diseñadores, que han visto como la moda también refleja esa transformación. La moda flamenca vive un momento de ebullición los meses anteriores a la Feria, reflejo de cómo el evento ha dejado de ser únicamente una fiesta local para convertirse en un fenómeno global. Lo que antes era un desfile espontáneo de trajes tradicionales heredados o confeccionados en talleres familiares, ahora es también una pasarela en la que el diseño exclusivo, la riqueza de los tejidos y la sofisticación de los complementos se miden en likes.

Para el diseñador Nicolás Montenegro, la evolución estética es incuestionable: “En los últimos años, ha llegado un auge de turismo brutal y eso se refleja también en cómo se viste”. Según él, ya no todos los vestidos que se lucen en el Real son trajes de flamenca, sino que crece el número de clientas —sobre todo de fuera de Sevilla— que encargan looks a medida. “He hecho 17 vestidos solo para la Noche del Pescaíto”, explica.

Esta transformación también está marcada por una búsqueda de exclusividad. El traje de gitana —la única vestimenta regional que sigue las tendencias de la moda— se ha convertido en una pieza de alta costura.

“Ahora, la decoración de los vestidos es mucho más rica, más de diseño”, afirma Montenegro, que habla incluso de una “Feria de élite donde la economía influye muchísimo”. Es lo mismo que traslada Almudena Lisbona, directora creativa de Violeta Vergara: "Nos empuja a innovar constantemente, a crear propuestas cada vez más elaboradas, donde cada detalle, desde el tejido hasta un botón, cuenta".

Aun así, el diseñador sevillano celebra el auge de la moda flamenca y el interés creciente por su creatividad, aunque sin perder de vista que lo importante es que no se desvanezca el carácter emocional de la fiesta. “Lo bonito de la Feria es que es una reunión de familia y amigos, una tradición que se mantiene generación tras generación. Eso no se debe perder”, reflexiona.

La presión por destacar en redes ha acelerado también el ritmo de creación y la competencia estética entre las invitadas. "El albero siempre ha sido un escaparate impresionante, pero ahora se ha convertido en una especie de guerrilla estética”, afirma Lisbona. Cada elemento del look se convierte en protagonista. No solo es llevar el mejor traje, todo comunica: "Hay que llevar el mantón más especial, la flor más espectacular, los pendientes más originales...”.

Esa exposición ha dado alas al sector, pero también plantea un desafío, según la directora creativa. “El verdadero reto es no perder el alma. La Feria tiene una identidad profundamente andaluza, y esa esencia no debería diluirse en medio del efecto llamada”, sentencia.

Ambos diseñadores coinciden en que la clave está en el equilibrio. Evolución sí, pero con raíces. “La tecnología está en los móviles, en los transportes… pero no ha entrado todavía en la fiesta. Las casetas siguen igual, los abonos siguen igual. Sevilla, gracias a Dios, es muy de arraigo”, reflexiona Montenegro.

La convivencia entre tradición y modernidad no solo es posible, sino que es lo que puede garantizar que la Feria de Abril siga siendo única en el mundo. O en palabras de Lisbona: "Influencers y folklore están condenadas a entenderse para seguir creciendo".