Vuelve el ginger-ale: de bebida viejuna a copa cool

Allá por los años 70, los niños españoles que se asomaban al mundo a través de los libros de Enid Blyton se quedaban maravillados al descubrir lo que merendaban sus personajes favoritos. Mientras por aquí se estilaba el pan con chocolate, ‘Los Cinco’ tomaban cosas tales como pastel de riñones, tarta de grosellas… y cerveza de jengibre. Cerveza de jengibre, lo nunca visto.

Unos cuantos años más tarde, algunos de esos niños tomamos al asalto las barras de los bares y, al comenzar a experimentar con los combinados, le dimos una oportunidad a una copa heredada de los mayores más snobs: whisky con ginger ale. Recuerdo el momento de la epifanía, cuando se me ocurrió traducir ginger ale y descubrí que significaba… cerveza de jengibre. De forma que aquella bebida que había alimentado mi imaginación durante la infancia era la misma que amortiguaba el sabor a whisky de mi copa…

Ha pasado mucho tiempo. Si recuerdo todo esto es porque, últimamente, estamos asistiendo al retorno del ginger ale con whisky. Lo que se había quedado como una copa carrozona está regresando e intenta abrirse camino como la nueva tendencia en mixing.

La cosa tiene su sentido. Tras unos años de supremacía absoluta del gin-tonic -algo que ha venido de cine tanto a las ginebras como a las tónicas premium-, las marcas de whisky se han puesto las pilas buscando el modo de lograr volver a poner de moda el escocés. Se trata de que se vea como algo trendy y que el consumidor reciba algo más que la copa en sí: hay que encontrar un ritual, un envoltorio, una liturgia, y eliminar así el agravio comparativo entre quienes se piden un gin-tonic y reciben como recompensa una coreografía, y quienes se piden un whisky cola y se encuentran con un triste vaso de tubo.

Pero no han sido solo las marcas de whisky. En el terreno del ginger, Schweppes está echando el resto para crear tendencia y dar a conocer al público la versatilidad de esta bebida. Su campaña nos habla de luz, brillo, iluminación... y propone distintas elaboraciones para los distintos tipos de whisky. La idea es convencer a los puristas del whisky premium -que ya sabemos que lo toman solo, con hielo o rebajado con agua- de que se animen a mezclarlo con ginger ale. Aunque, a priori, se nos antoja difícil el empeño -¿querrá alguien combinar su Malta de 12 años, o su Yamazaki,con algo que tenga burbujas?-, desde la marca nos recuerdan lo sucedido con las ginebras: las más exclusivas son también demandadas para el gin-tonic...

El caso es que quienes reinan detrás de las barras ya se pueden ir aplicando, porque no es suficiente con servirlo como un combinado en copa de balón, sino que hay que echar el resto en fantasía e imaginación. La propuesta para un 'perfect serve' pasa por aromatizar con cítricos, menta, frutos rojos... Pero también hay cancha para mucho más. Así, por ejemplo, Nagore Aguirre, bartender de la coctelería Co&Co en Pamplona que se ha incorporado al equipo de Mixing Masters de Schweppes, propone una mezcla de ginger ale con whisky de malta previamente macerado en pera y clavo y aromatizado con bitter de café y jengibre. Se llama '¡DesPEARta! y se presenta en una taza de café transparente. Habrá que probarlo.

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