La tristeza de la duquesa de Alba

La duquesa de Alba está demostrando estos meses, tras ser operada de la columna en abril, que tiene una vitalidad a prueba de bomba. Difícil fue convencer a doña Cayetana para que pasara por el quirófano, pero sus problemas para andar eran cada vez más evidentes. Su familia, y sobre todo sus amigas, le aconsejaron que se replanteara la intervención quirúrgica. Así, el 10 de abril entraba en la mesa de operaciones del Hospital Sagrado Corazón de la capital hispalense.

Desde entonces han sido notorios sus avances. Ha seguido meticulosamente algunos -no todos- los consejos de los facultativos. La duquesa se somete, casi a diario, a sesiones de rehabilitación, pero no guarda el reposo necesario. Mantiene una actividad frenética que, para su edad y sus problemas de circulación, frenan lo satisfactorio conseguido en el quirófano.

Hace unos días vimos a la duquesa en Madrid, en un concierto benéfico en La Casa de la Moneda, con muy buena cara, pero caminando siempre ayudada por alguien, en este caso, su todavía nuera, Genoveva Casanova.

Los problemas físicos de doña Cayetana quedan en estos momentos en un segundo plano. Está mucho más preocupada por la situación personal de su hijo, el conde de Salvatierra, tras su reciente separación. Para una madre es difícil apoyar a las dos partes, pero la duquesa siente una especial predilección por Genoveva y apuesta por una reconciliación. La prueba más evidente la tuvimos en su reciente desplazamiento a Madrid para acompañar a la mexicana a un acto y, delante de ella, asintió con la cabeza cuando se le preguntó si Cayetano y Genoveva volverían a estar juntos.

No solamente la duquesa se preocupa por el corazón de su hijo, sino también por su capital. Se ha especulado que, a raíz de la separación y ante las pretensiones económicas de Genoveva, Cayetano se habría declarado insolvente. Fuentes cercanas a la mexicana no lo confirman, pero se dice que podría haber pedido entre 12.000 y 15.000 euros mensuales una vez firmado el acuerdo de divorcio. De ser cierta la información, y al no poder hacer frente a los pagos, sería su madre quien debería desembolsar tal cantidad.

El conde de Salvatierra, aparte de los bienes propios de la Casa de Alba, vive de los sponsors que le permiten competir con sus caballos. Mientras, Genoveva ha ido amasando un pequeño capital. Es la imagen de la firma de joyas ‘Vasari’ –lució hace poco junto a la duquesa un collar de perlas-, trabajo que le proporciona buenos dividendos. Ahora está a punto de renovar el contrato.

Así las cosas, la tristeza de la duquesa radica más que en su estado de salud que en el desencuentro amoroso de Cayetano y Genoveva. Siempre está pensando en el bienestar de sus nietos, los gemelos, Luis y Amina. Las horas que han pasado juntas estos días en Madrid, suegra y nuera, a buen seguro habrán servido para hablar del tema y marcar una línea de futuro.