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La crema milagrosa de Isabel Preysler
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La crema milagrosa de Isabel Preysler

Gracias a su imagen, los bombones de supermercado se convirtieron en postre de una embajada muy peculiar donde primero mandaba Ambrosio (el mayordomo) y después ella.

Foto: La crema milagrosa de Isabel Preysler
La crema milagrosa de Isabel Preysler

Gracias a su imagen, los bombones de supermercado se convirtieron en postre de una embajada muy peculiar donde primero mandaba Ambrosio (el mayordomo) y después ella. Lo peculiar de este anuncio era que ejercía de dueña y señora ofreciendo el chocolate a los amigos de los embajadores. La marca pasó de lo desconocido a formar parte de los gags de humoristas y similares porque Preysler, como diría Risto Mejide (que por cierto nunca dice lo que piensa), es un producto. Mejor dicho ‘El producto’. Y como lo sabe, se deja mimar y tentar por firmas comerciales que la quieren en exclusiva.

En breve la veremos contando su secreto para mantener la piel del rostro tersa y sin una sola arruga. Por supuesto, esa juventud eterna nada tiene que ver con intervenciones quirúrgicas, ni cócteles milagrosos de vitaminas inyectadas o sesiones de botox, sino con una nueva crema para edad madura que va a lanzar a bombo y platillo Margaret Astor a treinta euros el tarro.

Llama la atención que esta firma, que tiene su base comercial en “mercado masivo”, como se denomina en marketing al tipo de clientela (inmensa clase asalariada) que compra sus productos, haya elegido como imagen a la mamá de Tamara. A la inversa es comprensible porque la cantidad millonaria (en euros) que se barajan por ceder su imagen tanto para las campañas de publicidad en prensa como para el spot televisivo es de quitar el hipo. Se habla de una cifra que superaría los 300.000 euros y que se vería incrementada dependiendo si es específicamente campaña doméstica (sólo España) o internacional. Aunque en este caso, me aseguran que Preysler tiene menos tirón.

Previo a la elección del personaje se realizó un estudio con una serie de caras conocidas que servirían para introducir esta crema en el mercado de edad porque hasta ahora sus ventas mayoritarias se dirigen a un público joven con poder adquisitivo de mileurista. Este cambio de imagen tiene que ver con el mercado aspiracional. Es decir, una compradora que aspira a convertirse en una Preylser sin arrugar gracias a la crema mágica y no a otra variante que tendría que ver con el ‘Photosop’. La fiesta de presentación será el 23 de abril y se espera la presencia sobrenatural de la versión femenina del retrato de Dorian Gray.

Gracias a su imagen, los bombones de supermercado se convirtieron en postre de una embajada muy peculiar donde primero mandaba Ambrosio (el mayordomo) y después ella. Lo peculiar de este anuncio era que ejercía de dueña y señora ofreciendo el chocolate a los amigos de los embajadores. La marca pasó de lo desconocido a formar parte de los gags de humoristas y similares porque Preysler, como diría Risto Mejide (que por cierto nunca dice lo que piensa), es un producto. Mejor dicho ‘El producto’. Y como lo sabe, se deja mimar y tentar por firmas comerciales que la quieren en exclusiva.