Las manías de Gisele Bundchen

Gisele Bundchen se ha convertido en la mujer de moda. Al igual que otros muchos famosos, cuantos más millones acumulan, mayores son sus manías y caprichos. La modelo brasileña es una perfeccionista nata. Controla todo lo que está a su alrededor. A pesar de la etiqueta de ser la mejor pagada del mundo, sigue esforzándose como el primer día. Pero también dispone de trucos.

La top de momento tiene una máxima: se levanta cada día para trabajar esperando que la vuelvan a contratar. A la brasileña no le gusta frivolizar con el tema del dinero y siempre alega que se dicen muchas mentiras sobre su fortuna. Pero según la revista Forbes ingresó el año pasado 35 millones de dólares, muy por encima de Heidi Klum con 14 millones de dólares.

Pese a los millones, la brasileña es una fanática del orden. Según confiesa, si en una casa todo está en su sitio y además está limpia, significa que su dueño goza de una buena salud mental. La top cree que el hogar es un buen termómetro del estado de ánimo de sus inquilinos. Además, la ex novia de Leonardo DiCaprio canaliza toda su energía negativa haciendo deporte. Gisele es una amante del método ‘Pilates’ y una gran comilona.

La joven huye de los convencionalismos de las modelos y de la anorexia. Le encanta alimentarse bien. Por ejemplo, es una amante de los helados y de la comida tradicional alemana. Los padres de Gisele, que son de ascendencia germana, le enseñaron los secretos de la cocina centroeuropea. A pesar de sus ancestros, la modelo no habla alemán, pero en cambio se defiende muy bien con el castellano.

Bundchen acaba de presentar en Berlín su segunda colección de sandalias para la firma Ipanema. Curiosamente, la top aclara que nunca se ha mirado los pies, pero que odia los tacones. De ahí nació la idea de diseñar un calzado cómodo para mantener una vida sana. Gisele es una amante del campo y en un futuro le gustaría vivir en una granja. De hecho, se crió en una de ellas. Y es que sus manías son bastante comunes para los millones que atesora.