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¿Qué le pasa a Jaime Marichalar?
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¿Qué le pasa a Jaime Marichalar?

Esta es la pregunta que se hacen muchas de las personas que conocen al duque de Lugo y que no entienden el cambio de carácter del

Foto: ¿Qué le pasa a Jaime Marichalar?
¿Qué le pasa a Jaime Marichalar?

Esta es la pregunta que se hacen muchas de las personas que conocen al duque de Lugo y que no entienden el cambio de carácter del que hasta ahora era el yerno real. Mejor dicho, oficialmente lo sigue siendo, aunque el eufemístico cese temporal ya forme parte de la historia pasada del matrimonio. El divorcio está en puertas, aunque una de las partes no lo quiera y ponga pegas y trabas. Tal y como funciona la ley, con que uno lo solicite ya vale.

Dentro de cuatro meses se cumplirá un año desde que la Infanta Elena salió del hogar familiar llevándose a sus hijos y poco más. De ahí que hace unos días volviera al piso de Núñez de Balboa para recuperar enseres personales. Esta es la segunda visita que realiza la Infanta. De la primera no hubo constancia gráfica y menos de la mudanza que fue discreta. Aunque faltaría otro traslado con el grueso de los bienes y la inspección domiciliaria sería para decidir qué objeto es de uno o de otro. Como es obvio, se casaron en régimen de separación de bienes y, por lo tanto, mientras que el continente (tríplex) es del Marichalar, la mayoría del contenido pertenece a la duquesa de Lugo.

No hay que olvidar los importantes regalos de boda en forma de muebles, cuadros, vajillas, cristalerías… que permanecen aún en la vivienda del barrio de Salamanca y cuya titularidad mayoritaria sería de la Infanta. Es de cajón pensar que ningún emir, jeque o sultán tuviera referencia de quien era la familia Marichalar y, por lo tanto, el grueso de los regalos no debería entrar en ninguna repartición conyugal ya que habrían sido obsequios dirigidos a la hija del Rey de España. Y menos ahora que la Infanta tiene piso nuevo de cuatrocientos y pico metros y hay que llenarlo.

Pasado el tiempo, se ha sabido que la primogénita tomó esta decisión con la aprobación del padre/rey. Es obvio imaginar que hubo un acuerdo privado para definir las futuras líneas argumentales, sobre todo las relacionadas con los hijos. Al principio los niños pasaban parte de la semana con la madre y el resto con el padre. Esta decisión no era la mejor porque como era de esperar trastocaba demasiado la vida cotidiana de Froilán y Victoria, que pasaron a vivir definitivamente con la madre durante los cinco días laborables. Fines de semana más las fiestas se alternaban como sucede con los padres divorciados que no llegan a llevarse bien del todo. Este sería el caso de la Infanta y Jaime de Marichalar y quedó patente con el cumpleaños de Froilán. En vez de celebrarlo conjuntamente, mamá Elena le organizó una fiesta y papá otra. El niño apagó las velas por duplicado.

Es cierto que el tiempo suaviza los desencuentros de los ex, pero por el momento el cambio de carácter de Jaime Marichalar aún no se ha dulcificado, sino todo lo contrario como pudieron constatar algunos de los asistentes que acudieron a la embajada de Francia el pasado 14 de julio. Esa tarde noche el duque saludó fríamente a gente a la que hace unos meses besaba con efusión. La explicación tendría que ver con una manera negativa de interpretar la vida. Algo así como “si yo estoy mal que se fastidie todo el mundo”.

Algunas personas que le trataban antes y después coinciden en que de un tiempo a esta parte las broncas públicas a subalternos son el pan de cada día. Algunos, como el que fuera su chofer, ya no trabaja para el duque. Y los escoltas cambian demasiado de turno. A Marichalar le mantienen la seguridad siempre que está en España y cuando viaja con sus hijos al extranjero. En ese momento, los policías se convierten en la cobertura de seguridad de los nietos reales, no del consorte. Puede ser que la perdida de ciertos privilegios tenga que ver con sus cambios de humor. Aunque algunas críticas de los que antes le bailaban el agua estén fuera de lugar. Es lo que tiene el poder, que cuando uno no lo ostenta, los pelotas e infieles te abandonan.

Esta es la pregunta que se hacen muchas de las personas que conocen al duque de Lugo y que no entienden el cambio de carácter del que hasta ahora era el yerno real. Mejor dicho, oficialmente lo sigue siendo, aunque el eufemístico cese temporal ya forme parte de la historia pasada del matrimonio. El divorcio está en puertas, aunque una de las partes no lo quiera y ponga pegas y trabas. Tal y como funciona la ley, con que uno lo solicite ya vale.