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Los tacones de Marbella invaden Ibiza
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Los tacones de Marbella invaden Ibiza

Hacía mucho tiempo que la prensa en general y los fotógrafos en particular -que son los que se llevan la peor parte- no coincidían a la

Foto: Los tacones de Marbella invaden Ibiza
Los tacones de Marbella invaden Ibiza

Hacía mucho tiempo que la prensa en general y los fotógrafos en particular -que son los que se llevan la peor parte- no coincidían a la hora de catalogar, definir, detallar, y los sinónimos que quieran utilizar, un mismo encuentro periodístico. La mayoría de las veces, lo que es bueno para unos no lo es para otros y viceversa. Y en ocasiones, a un tipo de prensa que paga se le facilita toda la información por aquello de no molestar a la gallinita de los huevos de oro. Y a los demás, a los que buscan la información como se ha hecho toda la vida a base de preguntar e investigar, a esos los tratan a patadas cuando hay dinero por medio.

Recuerden la boda de Fonsi Nieto y Ariadne Artiles en Ibiza donde hasta el cura estaba compinchado con la exclusiva porque, según decía, le iban a pagar el arreglo de una pila bautismal o algo así. El oficiante permitió que matones de tres al cuarto custodiaran la entrada del templo como si fuera un local de copas. Esto y más ocurre demasiadas veces, y sobre todo cuando se trata de preservar intimidades tasadas a precio de barril Brent.

Pero en cambio, y retomo la primera parte de esta crónica, la boda de Caritina Goyanes y Antonio Matos este fin de semana en Ibiza formará parte de la historia colectiva de la prensa veraniega. Todos, absolutamente todos, coincidieron en la amabilidad de la novia, que ya tiene su club de fans. A pesar del calor y de los nervios que se le suponen, la niña Goyanes posó por activa y pasiva. Por delante, por detrás y en escorzo. Sin poner mala cara y sin aspavientos como en cambio sí lo hicieron ante el estupor general Eugenia Silva (¿quién es Eugenia Silva), Fonsi Nieto (¿qué pasará cuando quiera promoción para sus motos?) y Carmen Martínez-Bordiu que, cuando no está con su marido muchachote Campos (que no estaba), se comporta de una manera rara. Sobresaliente para el resto: Nieves Álvarez, Naty Abascal, Gunilla, Luiz Ortiz, Lolita, Paulina Rubio y Colate, Maribel Yébenes, Olivia de Borbón, Luis y Rafael Medina, Marisa de Borbón, Ana Rosa...

Faltó Preysler, que seguramente estaría enhebrando perlas de esas que tanto gusta colocarse para sus megaphotoshops. En cambio, el lote de los empresarios que son más reticentes al posado social recibieron a la prensa con los brazos abiertos. Todos sonrieron, desde el tío de la novia, Alfonso Cortina, que desde que se convirtió en un ex Repsol bodeguero ve la vida con más entusiasmo, hasta Fernández Tapias, testigo de la novia que sufrió un mareo y tuvo que salir de la capilla, pasando por Pepe Barroso y José María García. Hasta Cayetana Guillén Cuervo, alérgica a los fotógrafos que no formen parte del photocall del Festival de Cannes, posó con su mejor cara.

El optimismo de la novia es contagioso. Por cierto, que ha retrasado sus viaje de novios para pasar estos días con los muchos amigos que se desplazaron hasta la isla con los que a en vez de brindar con champan lo hizo a ritmo de chupito. A diferencia de la mayoría de las novias que sueltan la lagrimita en el momento del intercambio de anillos, a ella le entró un ataque de risa. También se le olvidó el ramo en el coche que tuvo que rescatar la madre Cary.

La llegada a la iglesia también fue diferente. Iba en un descapotable conducido por un emocionado padrino Carlos Goyanes. De copiloto, la novia a la que importaba poco despeinarse y detrás los siete niños que ejercieron de pajes. Todos de la familia o como si lo fueran. Los dos mayores de Pepe Barroso y Mónica Silva, la hija del tío Manolo Lapique, el hijo de Fernández Tapias y Nuria, el nieto de Paty Galatas y un nieto de Alfredo Fraile.

Otro detalle muy afectivo tuvo que ver con el oficiante que celebró la ceremonia religiosa. Se trataba del padre Jaime Garralde, que conoce a las niñas Goyanes-Lapique desde que nacieron La madre Cary forma parte activa de la ONG que tiene el sacerdote y que se encarga de los hijos de presas que viven en las cárceles. Los voluntarios los sacan a pasear, al cine, los llevan a los especialistas y procuran hacerles la vida más amable y agradable. La conclusión de los más de cuatrocientos invitados, más toda la prensa destacada, fue unánime: ojalá todas las novias tuvieran la delicadez y la simpatía de Caritina Tampoco hay que obviar la herencia materna y paterna de la niña. Los padres Carlos Goyanes y Cary Lapique nunca han sacado los pies del tiesto a diferencia de algunas íntimas como Preysler y sus listas negras.

Otra boda de postín

Ese mismo fin de semana y a muchos kilómetros de Ibiza se celebraba otra boda a la que se esperaban invitados de postín. Por ejemplo, Esther Koplowitz y su marido, el marqués de Cubas. Se casaba Baldomero, el primogénito de Baldomero Falcones, mano derecha de la bella empresaria en la constructora FCC, con Eva Portillo. El convite se celebró en La Muñoza, una finca situada muy cerca de El Pardo y propiedad de Carmen Cafranga, íntima de Concha Tallada. No hubo mesas asignadas, sino un cóctel muy bien surtido y después baile.

Llamó la atención lo restringido de la celebración. Cerca de doscientos invitados entre los que no se encontraban los top ten del mundo empresarial y social. La causa no tuvo que ver con rencillas y enemistades, sino con la fecha elegida por los novios. El grueso de los amigos estaban ya de vacaciones en sus palacios de verano. Además, la pareja quería una cosa discreta, como así fue. La fiesta grande había sido el 6 de junio cuando se casó su hermano Jaime con Paula Santa Olalla. Salvo la “jefa” Koplowitz no faltó nadie. De ahí que tampoco tuviera mucho sentido “tirar la casa por la ventana” cuando hacía tan poco que se habían visto las caras todos ellos.

Hacía mucho tiempo que la prensa en general y los fotógrafos en particular -que son los que se llevan la peor parte- no coincidían a la hora de catalogar, definir, detallar, y los sinónimos que quieran utilizar, un mismo encuentro periodístico. La mayoría de las veces, lo que es bueno para unos no lo es para otros y viceversa. Y en ocasiones, a un tipo de prensa que paga se le facilita toda la información por aquello de no molestar a la gallinita de los huevos de oro. Y a los demás, a los que buscan la información como se ha hecho toda la vida a base de preguntar e investigar, a esos los tratan a patadas cuando hay dinero por medio.