A Esther Koplowitz le gusta la rumba

Si algo ha caracterizado la vida de Esther y Alicia Koplowitz ha sido la discreción. Han intentado pasar lo más desapercibidas posible organizando su vida al margen del club de las vanidades, y lo han conseguido. El ambiente endogámico donde las consortes ociosas se convierten en tenderas de lujo y anunciantas de perfumes, cremas y baldosas no va con ellas. Tampoco acuden a las reuniones a golpe de cumpleaños en casoplones imposibles donde los dueños informan a los invitados de lo que ha costado el menú o el valor del último coche de la flota familiar. Ellas van por libre y los hijos -sobre todo las niñas de Esther- han seguido la misma línea. Y parece que no tienen intención de cambiar, al menos en lo que se refiere a presencia física en actos multitudinarios, aunque éstos sean con un buen fin como fue el concierto organizado por Juan Losada, marido de Carmen Alcocer Koplowitz, y por lo tanto yerno de Esther.