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Lydia Bosch, ¿víctima o verdugo de su marido?
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Lydia Bosch, ¿víctima o verdugo de su marido?

El próximo 22 de mayo, Lydia Bosch y Alberto Martín tendrán que verse frente a frente en un juzgado. Ese día se celebra el juicio de

Foto: Lydia Bosch, ¿víctima o verdugo de su marido?
Lydia Bosch, ¿víctima o verdugo de su marido?

El próximo 22 de mayo, Lydia Bosch y Alberto Martín tendrán que verse frente a frente en un juzgado. Ese día se celebra el juicio de divorcio contencioso donde se adoptarán medidas provisionales respecto a la custodia de los hijos, las cantidades de manutención y se fijará el domicilio familiar. Desde el día anterior a su detención no se han visto. Hasta ayer domingo, Alberto Martín ha vivido en el chalé de ‘La Finca’, pero después ha preferido -por indicación de sus abogados- trasladarse a la casa de sus padres para que no haya posibilidad de que surjan roces y disputas entre los cónyuges. Como ha hecho siempre, recogerá todas las mañanas a sus hijos y los llevara al colegio.

El jueves pasado, cuando el marido de Lydia Bosch llegó a su casa tras pasar veinticuatro horas en el calabozo de la comisaría de Pozuelo por la denuncia interpuesta por la actriz, tuvo que enfrentarse a otro gran disgusto. Aunque en este caso se trataba de menor gravedad. Y tenía que ver con el aspecto más afectivo al enterarse a través de una nota escrita por su todavía mujer que se había marchado con los hijos comunes al Retortillo, la finca soriana propiedad del, dueño de la revista ¡Hola!. Según dicen, no hay que buscar dobles intenciones en esta invitación. Aunque ya se ha barajado en algún medio la posibilidad de una exclusiva, el retiro vacacional tienen que ver con la amistad que une a Mamen, la hija del empresario, con la actriz.
 
Pero lo que sorprendió desagradablemente al padre fue que la decisión había sido unilateral. Los niños tenían colegio, y por lo tanto deberían haber contado con él. Se ha solicitado un certificado al centro educativo. El vínculo familiar se encuentra en el mismo punto que antes de la denuncia y no hay que olvidar que la jueza desestimó la orden de alejamiento solicitada por Lydia Bosch.

Dada la repercusión legal que podía tener esa escapada, el padre recibió horas después un SMS que más o menos venía a decir: “Como ya te dije, nos hemos venido los niños y yo al Retortillo. Volvemos el domingo”. Según amigos de la pareja que están atónitos ante la situación creada por la actriz, niegan rotundamente que el padre supiera nada. “Pudo hablar con sus hijos telefónicamente pero nada más”, dicen. Le describen como un hombre volcado en su familia, incapaz de cometer ese tipo de delitos del que le acusan. “Y ningún otro, pero de ese tipo mucho menos”, comentan. Confirman que efectivamente es católico y practicante, aunque no pertenece a ninguna asociación religiosa. “Ni al Opus Dei ni a los Legionarios de Cristo. Aunque tampoco pasaría nada, si lo fuera. Va a misa los domingos y no es cierto que haga oración en su casa”, aseguran amistades de toda la vida de Martín.

Además de no encontrarse con sus hijos pequeños, a los que no veía desde el martes, cuando la policía acudió a su domicilio y procedió a su detención, el marido se fue enterando de las repercusiones mediáticas de su situación. Según cuentan, se le quedó grabada en su retina una imagen difícil de procesar: la de su mujer acompañada de otras personas en el interior de un vehículo a las puertas de la comisaría de Pozuelo presenciando y constando su arresto. Y de donde salió sin imputación alguna aunque involucrado en un proceso judicial que seguirá su curso legal y que podría acabar con el archivo del mismo. En este sentido, y como figuran en el auto de medida cautelar de alejamiento denegadas por la juez del juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 1 de Pozuelo, “Del resultado de las pruebas practicadas en las presentes actuaciones resulta procedente denegar la medida cautelar (….) toda vez que valorados tantos los hechos denunciados, como las declaraciones prestadas en autos no se desprende la existencia de una situación de riesgo para la víctima que aconseja imponer al denunciado cautelarmente la prohibición de alejamiento o comunicación respecto de la denunciante. (…) Encontrándose en un proceso de divorcio contencioso evidenciándose un problema de trasfondo sobre la resolución de dicho litigio”. 

Alberto Martín tuvo un primer divorcio de mutuo acuerdo donde nunca hubo disputas económicas, ni afectivas. Según los defensores de Alberto Marín, y sin entrara a valorar la postura de cada uno de ellos, la petición económica podría estar el meollo de la cuestión (Ver comunicado del arquitecto). Lydia solicitaría 20.000 euros de pensión, el chalé familiar de más de mil metros, el pago del colegio (cerca de mil doscientos euros mensuales) y el 60 por ciento de los bienes comunes, además de otras cuestiones. Aunque estaban casados en régimen de separación de bienes, tenían sociedades patrimoniales conjuntas.

Tal y como figura en su comunicado, la negativa del marido a este convenio que consideraba abusivo puede haber desembocado en la truculenta historia. Por su parte, Martín solicita la custodia compartida de los hijos, una petición a la que la madre se niega rotundamente. “Si a Alberto hubiera tenido orden de alejamiento se habría quedado sin los niños, sin el domicilio familiar y sin nada. ¿Qué juez de Familia concede una custodia compartida con esos antecedentes?. Está dispuesto a luchar y a defender su honorabilidad. El día que le detuvieron estaba en casa de su hijo mayor, que tiene 18 años y que ha vivido situaciones muy complicadas en el sentido de provocaciones muy directas”.

Según parece, cuando quiso recoger algunos objetos personales para llevárselos a su padre al calabozo, la actriz se colocaba junto a él mientras hablaba por el móvil con un policía al que le informaba de lo que hacía el joven. Solo cuando éste la grabó a su vez con su teléfono abandonó la habitación.

A pesar de la imagen ejemplar, el matrimonio estaba roto hace tiempo. Lydia viajaba con frecuencia a Barcelona, donde había contratado un servicio de contabilidad y fiscal desde que decidió en julio del 2008 que no le gustaba el gestor que compartía con su marido. Se habla también de una mala influencia sobre ella de una mujer que por la mañana trabajaría de cajera en un banco y por la tarde de maestra espiritual. Algo absurdo si se conoce la personalidad de Lydia Bosch, una mujer fuerte que siempre ha tenido claro lo que quería tanto en el aspecto personal como en el profesional. Es cierto que no ha tenido por ahora el papel de su vida como le ocurrió a Belén Rueda -de perfil parecido- con Mar adentro, pero en cambio sus intervenciones en series televisivas la hicieron muy popular. Fue candidata a un Goya por You're the One de Garci y ganadora como Mejor Actriz en el Festival de Cine de Cartagena de Indias.

El próximo 22 de mayo, Lydia Bosch y Alberto Martín tendrán que verse frente a frente en un juzgado. Ese día se celebra el juicio de divorcio contencioso donde se adoptarán medidas provisionales respecto a la custodia de los hijos, las cantidades de manutención y se fijará el domicilio familiar. Desde el día anterior a su detención no se han visto. Hasta ayer domingo, Alberto Martín ha vivido en el chalé de ‘La Finca’, pero después ha preferido -por indicación de sus abogados- trasladarse a la casa de sus padres para que no haya posibilidad de que surjan roces y disputas entre los cónyuges. Como ha hecho siempre, recogerá todas las mañanas a sus hijos y los llevara al colegio.