A Bar Rafaeli no le gusta el gimnasio

Es una de las modelos mejor pagadas del mundo, pero para ello se tiene que esforzar. A Bar Rafaeli no le gusta el gimnasio: lo confesó este miércoles por la mañana en Madrid. Parafraseando la famosa sentencia de Debbie Allen en Fama, “la fama cuesta y en el gimnasio es donde vais a empezar a pagar”. Sin embargo, la novia de Leonardo DiCaprio tiene un secreto en la manga: unas nuevas zapatillas deportivas que al parecer aumentan la actividad muscular en la zona de los glúteos casi un 30%.

 

Rafaeli es la estrella en el evento que la firma Reebok ha organizado en Madrid para dar a conocer a toda Europa sus nuevos modelos dedicados a las mujeres. Periodistas llegados desde todos los puntos del continente aguardaban la llegada de la top a la sala Pasión del hotel Puerta América de Madrid, pero ella se hizo de rogar. “En dos minutos os presentaremos a nuestra invitada especial, mientras tanto admirad la belleza que hay tras la ciencia de nuestros modelos”, bromeaba el director de márketing para Europa de la compañía.

 

Pero al final, apareció. Sencilla, discreta y cómodamente vestida con un top violeta, unos leggins negros y unas deportivas encandiló primero a sus anfitriones y luego a los periodistas y fotógrafos, que no pararon de darle al disparador en cuanto ella apareció. “He llegado de Nueva York hace dos horas y media”, explicó a modo de disculpa por la demora. No hacía falta: con su 1.74 de estatura y sus canónicas medidas (89-60-89) ya tenía al público rendido a sus pies.

 

Precisamente su llegada a Madrid de madrugada sirve como ejemplo de su ajetreada vida: “Viajo todo el rato pero siempre encuentro tiempo para cuidarme”, explicó. Para ella mantenerse en forma es importante, pero no sólo por mantener su imagen: “El deporte me da estabilidad física, pero también mental”, asegura.

 

Puede parecer que Bar Rafaeli es una mujer de hierro pero a ella, como a casi todo el mundo, también le da pereza ir al gimnasio a machacar los músculos con una máquina: “Tengo un problema con la motivación. Después de hacer ejercicio me siento feliz, pero me cuesta tanto...”, reconoce. Claro que después del esfuerzo llega la recompensa: tomarse un café con las amigas a la salida del gym, algo que hace siempre que está en Los Ángeles. Así sí se puede.