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La maldición planea sobre ‘Playboy’
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La maldición planea sobre ‘Playboy’

Una maldición se ceba con el número 10236 de la calle Charing Cross de Holmby Hills, Los Ángeles. Veintidós estancias palaciegas -la casa es un antiguo

Foto: La maldición planea sobre ‘Playboy’
La maldición planea sobre ‘Playboy’

Una maldición se ceba con el número 10236 de la calle Charing Cross de Holmby Hills, Los Ángeles. Veintidós estancias palaciegas -la casa es un antiguo palacete de 1927-, una gran piscina o un zoo privado dan para mucho. Tanto es así que la casa siempre está llena de gente. Fiestas y más fiestas marcan la cotidianidad del anfitrión, el fundador de Playboy Huhg Hefner, un jovial octogenario.

Desde que en 1953 Marilyn Monroe protagonizara la portada de la revista par adultos Playboy, el empresario se convirtió en el gurú de las nuevas promesas del show business. Sin duda, Marilyn marcó un hito; se convirtió en mito. Desde su trágica muerte, y como si de una maldición se tratase, muchas de las chicas que han presumido de curvas en la revista han terminado de una manera desdichada con su sueño, ahora truncado por la muerte. Dos nuevos invitados a la fuerza se pasean a sus anchas por la mansión: polémica y óbito.

Como muestra, estos días conocíamos la noticia del asesinato de otra ex modelo habitual de las portadas de la revista, Jasmine Fiore. El presunto autor material de los hechos podría haber sido su ex marido, que fue encontrado muerto horas más tarde en un motel de Canadá. 

Y es que en Playboy no faltan precedentes de trágicos finales. En 2004, Bonnie Jo Halpin, la primera playmate de Hefner, murió a los 65 años por una sobredosis de analgésicos. Se medicaba tras sufrir un atropello mientras paseaba a su mascota. Otras modelos como Elisa Rebecca Bridges, que falleció por una ingesta de heroína y drogas sintéticas a los 28 años, o Anna Nicole Smith, cuya muerte sigue envuelta en muchas incógnitas e interrogantes,  son algunas de las malogradas historias de la crónica negra escritas en Playboy.

Pero si la mala suerte se ha cebado durante años con las auténticas protagonistas de las portadas de la conocida revista, ahora parece que ésta lo hace con su propietario y con la propia revista. Aunque el desenfreno, el fasto y la lujuria siguen campando a sus anchas en la lujosa casa de Hefner, las malas noticias llegan en forma de resultados económicos. El año 2008, el grupo editorial Playboy cerró con una pérdida de 125 millones de euros. Pero si el 2008 fue malo en cuestión de beneficios, el 2009 no parece que vaya a ser mejor. Hasta marzo de este año la empresa, que preside interinamente Jerome Kern, tras la marcha en diciembre de 2008 de Christie Hefner, hija del fundador, habría perdido diez millones de euros.

No soplan vientos favorables para Hefner que se ha visto envuelto en una nueva polémica, esta vez con su ex mujer como co-protagonista. Ésta le exige el pago de cinco millones de dólares, en concepto de indemnización, por la venta de la residencia familiar que comparte con los dos hijos de la pareja, muy cerca de la popular mansión Playboy. Un nuevo episodio acaba de comenzar. Mientras la maldición sigue planeando sobre el 10236 de Charing Cross, Holmby Hills, Los Ángeles.

 

 

 

 

Una maldición se ceba con el número 10236 de la calle Charing Cross de Holmby Hills, Los Ángeles. Veintidós estancias palaciegas -la casa es un antiguo palacete de 1927-, una gran piscina o un zoo privado dan para mucho. Tanto es así que la casa siempre está llena de gente. Fiestas y más fiestas marcan la cotidianidad del anfitrión, el fundador de Playboy Huhg Hefner, un jovial octogenario.