El chascarrillo que se convirtió en noticia

Los brackets de la princesa Letizia (o lo que lleve) se han convertido en supernoticia cuando en realidad y como publicó en exclusivaVanitatis, se trataba de una anécdota que no llegaba más allá del puro chascarrillo. A veces, enmendar la plana y colocar el altavoz mediático ante lo que parece una realidad plasmada por una fotografía resulta chocante.

En estos momentos, en que las informaciones relacionadas con el papel del Rey como mediador institucional son de primer orden, y sobre todo de gran transcendencia, que el departamento de comunicación llame a los responsables de las revistas de entretenimiento y algunos periódicos para informar que “la princesa no lleva brackets” es cuanto menos llamativo.

Puede que efectivamente sea así, pero en el caso de que utilizara cualquier tipo de ortodoncia, corrector dental o férula de descargo, no pasaría absolutamente nada. Igual que si decide colocarse extensiones o hacerse la manicura francesa. El problema radica en que la orden primigenia de contactar con los medios es, ya de por sí, absurda. No me imagino a don Juan Carlos, ni a las infantas y menos a la Reina Sofía, dando órdenes en este sentido.

Días después en un acto público, la princesa mostró su carácter y dirigiéndose a los fotógrafos que cubrían el acto desde una distancia prudencial les dijo: “Más cerca, más cerca, ¿lo veis todo bien?”, preguntando con sorna si captaban bien su dentadura… Quizá lo mejor sea que dé la entrevista a Vanity Fair y aclare conceptos. Sobre todo el de la dentadura, que ya es casi un secreto de Estado.