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Pantoja, Muñoz y el carro de la discordia
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Pantoja, Muñoz y el carro de la discordia

Últimamente, cada vez que Julián Muñoz hace declaraciones no se corta un pelo. Da igual que sea en un plató de televisión o en una revista

Foto: Pantoja, Muñoz y el carro de la discordia
Pantoja, Muñoz y el carro de la discordia

Últimamente, cada vez que Julián Muñoz hace declaraciones no se corta un pelo. Da igual que sea en un plató de televisión o en una revista de entretenimiento. El ex preso malayo se encuentra en un momento de echar balones fuera a costa de quien sea. Si antes fue su ex mujer Mayte Zaldívar, a la que llamó de todo menos bonita, ahora el foco de sus iras es Pantoja. Arremete contra la dama de sus sueños, contra la mujer a la que se refería perdido de pasión como “mi gitana”, sin ningún tipo de pesadumbre. Y mucho menos de remordimiento.

Cuando hay dinero a cambio de traiciones a Muñoz se le olvida el pasado. ¿Recuerdan aquel diálogo  memorable donde el ex preso malayo le decía  “Gitana, ¿tú me quieres?. Y ella con el rostro arrobado respondía: “Más que a mi vida”. Esas palabras de amor eterno se han reconvertido ahora en dardos envenenados de una historia a la que aún le quedan muchos capítulos por escribir. Uno de los penúltimos tiene que ver con un carro. Y no es el que cantaba Manolo Escobar sino otro: el que sirvió como atrezzo y marco incomparable para ofrecer al mundo el primer beso de pasión de la pareja.

Sentados en el pescante del “vehículo no motorizado” Isabel se dejaba querer mientras Muñoz -en plan señorito andaluz- la protegía con su brazo mientras con el otro sujetaba un vaso tubo con cerveza. Un estilismo tremendo que habría hecho aullar y mesarse los cabellos hasta quedarse calva a Nati Abascal de haber estado presente.

Todo esto sucedía en el Rocío y la imagen del armatoste ha quedado para la posteridad. Lo curioso del caso es que el dichoso y ahora mediático carricoche ni tiene galanura, ni prestancia, con lo cual la pelea por su titularidad sorprende. Y hace malpensar que detrás de esa pelea por acapararlo hay algo más. Incluso existen leyendas que consideran que en alguna de sus partes puede haber un tesoro escondido. ¿Se imaginan que como en las películas de Indiana Jones las ruedas no sean de madera sino de oro sin bruñir?, ¿o que los clavos sean diamantes, esmeraldas o rubíes en bruto?, ¿o que debajo del almohadón donde asentaban sus posaderas los enamorados haya fajos de billetes, documentos comprometedores o llaves de caja fuerte?

Todo es posible. No hay que olvidar que Pantoja y Muñoz se pelean por él y en cambio no han dicho ni pío respecto a otros bienes como pueden ser la ganadería de toros y vacas o los caballos que en su día compraron y después vendieron en parte. O la casa de Marbella, o el equivalente al dinero que se invirtió en Cantora o en la propia 'Mi gitana'.

Resulta que por eso no discuten y, en cambio, por el carricoche que rondará los 6.000 euros se tiran los trastos a la cabeza. Y además intervienen colaterales como Foski y su familia política, en forma de cuñado y concuñado, que hacen declaraciones y dan sus versiones en contra de las opiniones del entorno de Pantoja. Que si el carro es de Julián porque lo pago al contado. Que no, que es de Isabel porque se lo regaló Muñoz. Que cuando el ex presidiario lo ha querido arreglar, la cantante ha dicho que de eso nada porque es suyo y se toca cuando ella quiera…

El caso es que el carro mediático ya tiene identidad propia y es muy posible que un día de estos lo veamos junto a los brackets de la princesa Ltizia y la escultura de cera de Marichalar compartiendo platós de televisión. Aunque como suelen explicar los matemáticos, generalmente la solución mas simple es la correcta. En este caso la razón de la pelea no es otra que una cuestión de orgullo recíproco. Muñoz quiere llevar a su novia al Rocío en la carreta y Pantoja dice que de eso nada monada, que ningún desconocido o desconocida pone el trasero en su carro. De todas formas, y por aquello de alentar la leyenda, me quedo con la de los clavos de diamantes y los ejes de platino. Me gusta más.

Últimamente, cada vez que Julián Muñoz hace declaraciones no se corta un pelo. Da igual que sea en un plató de televisión o en una revista de entretenimiento. El ex preso malayo se encuentra en un momento de echar balones fuera a costa de quien sea. Si antes fue su ex mujer Mayte Zaldívar, a la que llamó de todo menos bonita, ahora el foco de sus iras es Pantoja. Arremete contra la dama de sus sueños, contra la mujer a la que se refería perdido de pasión como “mi gitana”, sin ningún tipo de pesadumbre. Y mucho menos de remordimiento.