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El día que Tamara Falcó habló directamente con Dios
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narra en un libro cómo surgió su fe cristiana

El día que Tamara Falcó habló directamente con Dios

Tras vivir como una niña “mimada”, la hija de Isabel Preysler redescubrió su fe cristiana hace dos años, tras “una existencia viviendo a espaldas de Dios”

Foto: Tamara Falcó rezando en una iglesia de Madrid, en una imagen de archivo (I.C.)
Tamara Falcó rezando en una iglesia de Madrid, en una imagen de archivo (I.C.)

Hasta hace dos años, nadie había reparado en la cercanía de Tamara Falcó a la fe cristiana. Ella continuaba siendo para el común de los mortales aquella “niña pija”, hija de Isabel Preysler y el marqués de Griñón, que posa con soltura en los photocalls. Cuando el kiosco rosa publicó unas imágenes de la joven celebridad accediendo al interior de la catedral de la Almudena de Madridse dispararon todas las alarmas: Tamara se vestirá de blanco para su novio, Tommaso Musini. Pero estaba más cerca de vestir los hábitos que de contraer matrimonio. No obstante, ella reconoce que “si sintiese la llamada me haría monja, pero no he sentido esa vocación”. Lo hace en el tercer capítulo del libro de Jesús García Estamos de vuelta (LibrosLibres), que sale a la venta el próximo 17 de septiembre y que narra los testimonios de fe y conversión de un grupo de peregrinos que se encuentran con Dios en la ciudad Bosnia de Medjujorge.

La hija de Carlos Falcó conoció esta popular ciudad mariana, investigada por el Vaticano desde 1981, de boca de María Vallejo-Nágera, escritora católica prima de la popular chef y del ex de Paulina Rubio, Colate. Decidió reunirse con Dios en Medjujorge dejando atrás todo vínculo material, subiendo al Monte Krizenac despojada de su calzado: “Sí, la niña con la colección de zapatos más impresionante de España va a Medjujorge y sube al monte descalza. Lo hice porque me lo pedía el alma”, asegura Tamara al recordar cómo fue su viaje espiritual en agosto de 2012: “Medjujorge es un lugar donde todo huele a Dios”.

Jesús García reconoce en su libro que entre Tamara y Dios existe una comunicación directa. Algo que confirma ella misma al narrar cómo se reconcilió con la fe cristina tras “una existencia viviendo a espaldas de Él (…) Hice un retiro espiritual y ahí fue cuando comencé a caminar hacia la luz. Ahí recordé que había oído la voz de Dios. Fue una experiencia que viví de pequeña (…) Cuando mis padres se acaban de separar y mis hermanos se habían ido a vivir a otro lugar. Yo estaba muy triste. Estaba llorando en mi habitación y escuché su voz. Me dijo ‘No te preocupes, todo va a salir bien”.

Estas palabras las pronuncia con cuidado, ya que sabe que serán criticadas, pero también es consciente de que “diga lo que diga va a haber quién me sacuda, así que ya que me van a sacudir, que al menos por una vez sea por lo único que merece la pena". Tamara entiende que lo que dice “carece de toda lógica racional que obvia lo espiritual, pero es que nosotros no somos sólo un cuerpo que satisfacer”, algo que le costó mucho entender durante sus años de juventud cuando “era una mimada y eso me corrompió”.

placeholder Tamara Falcó, en una imagen de archivo a la salida de una iglesia de Madrid (I.C.)

La fuerza con la que ahora se enfrenta al mundo la encuentra en la Biblia. Su renovada fe resurgió “sin intermediarios de ningún tipo, en una conversión auténtica y preciosa”, que le sobrevino hace dos años cuando no encontraba sentido a su vida. “Fui a la Casa del Libro y al entrar vi una luz sobre un libro y me acerqué. Era una Biblia. En la portada tenía dibujada una palmera y me di cuenta que mi nombre, en hebreo, significa palmera”. Así decidió darle una nueva oportunidad a la fe que le ha ayudado a entender que está “en la Iglesia porque me he enamorado de Cristo. Él es mi amigo fiel. Es la proyección viva de lo que mi corazón aspira a ser. Cuando Dios te toca y descubres el amor, no hay corazón que pueda resistirse”, mantiene.

Hasta hace dos años, nadie había reparado en la cercanía de Tamara Falcó a la fe cristiana. Ella continuaba siendo para el común de los mortales aquella “niña pija”, hija de Isabel Preysler y el marqués de Griñón, que posa con soltura en los photocalls. Cuando el kiosco rosa publicó unas imágenes de la joven celebridad accediendo al interior de la catedral de la Almudena de Madridse dispararon todas las alarmas: Tamara se vestirá de blanco para su novio, Tommaso Musini. Pero estaba más cerca de vestir los hábitos que de contraer matrimonio. No obstante, ella reconoce que “si sintiese la llamada me haría monja, pero no he sentido esa vocación”. Lo hace en el tercer capítulo del libro de Jesús García Estamos de vuelta (LibrosLibres), que sale a la venta el próximo 17 de septiembre y que narra los testimonios de fe y conversión de un grupo de peregrinos que se encuentran con Dios en la ciudad Bosnia de Medjujorge.

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