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Irene Vázquez, una madre de cinco hijos y empresaria con tiempo para la solidaridad
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fallece tras sufrir un derrame cerebral

Irene Vázquez, una madre de cinco hijos y empresaria con tiempo para la solidaridad

Días después de dar a luz a su quinto hijo, sufrió un accidente cardiovascular del que no ha podido salir a pesar de que sus familiares y amigos han rezado por ella

Foto: Irene Vázquez y José María Michavila, en una imagen de archivo (I.C.)
Irene Vázquez y José María Michavila, en una imagen de archivo (I.C.)

Pocos sabían que Irene Vázquez, mujer del que fuera ministro de Justicia José María Michavila, había sufrido un derrame cerebral que la mantenía en estado de coma. Días antes había dado a luz a su quinto hijo y los que conocían que aún permanecía en el hospital lo achacaban a su recuperación tras el parto. Por eso, cuando el pasado jueves,a la una y media de la madrugada, se filtraba la noticia, muchos de sus amigos, compañeros de partido del PP y de Antena 3, donde Irene estuvo trabajando, no daban crédito a lo que oían.“El domingo pregunté por ella y me dijeron que había esperanza porque parecía que reaccionaba, pero el miércoles su marido y los hijos mayores ya sólo esperaban un milagro”, cuenta una de sus amigas que, como todos los que conocían al matrimonio, no se explican la tragedia. De la alegría de un nacimiento, al drama del fallecimiento de la madre.

Irene era una mujer sana, joven y deportista, que siempre había llevado sus embarazos con normalidad; también este último, con los cuarenta y tantos cumplidos. Tenía cinco hijos, tres chicas y dos varones con edades comprendidas entre los 19 la primogénita y los escasos días del recién nacido.Hoy el cataclismo en la vida de Michavila se volvía a repetir de una manera repentina. Su hermano Antonio murió a los 25 años de un derrame cerebral tras correr una maratón. Él mismo decía que había un antes y un después en su vida tras esta tragedia: “Era un hombre sano y de la noche a la mañana se fue. En aquel momento me di cuenta de que la vida tenía una vertiente espiritual importante”. A partir de ahí, dedicó tiempo y esfuerzo a la solidaridad. A finales de los 80, colaborando con las Hermanas de la Caridad de la madre Teresa de Calcula, Irene y José María se encontraron y empezaron a salir. Se casaron en 1993, en la iglesia de Santa María de Madrid, y en julio del próximo año tenían previsto celebrar otra vez los 21 años de casados con una gran fiesta, según había contado Irene a sus amigas. “Hay que celebrarlo todo”, decía.

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Empresaria en Londres

Ya casados, y junto con otros amigos, crearon la Fundación Pablo Hortsman en memoria del hijo de uno de ellos, que murió ahogado. Traían niños enfermos de África que permanecían en sus casas mientras esperaban una operación o tras ella para su recuperación. Su casa siempre estaba llena de niños ajenos y propios. “Siempre ha sido una mujer muy organizada, vital y con una capacidad de trabajo impresionante. Era resolutiva y cuando el tiempo no lo podía estirar decía: “Para qué me voy a alterar si así no soluciono nada”, cuenta una amiga de Antena 3, empresa en la que trabajó durante años. “Podía estar con el móvil por un lado, el ordenador por otro, limpiando los churretes del pequeño y haciendo los deberes con el otro. Y no daba mayor importancia. “Hago como todas las mujeres, que parecemos Robocop con tantas multitareas”, relata esta amiga que le escuchó decir.

Irene montó su propia empresa relacionada con actividades de nuevos emprendedores, a los que asesoraba y daba apoyo logístico. La temporada pasada estuvo viviendo en Londres unos meses. “Iba y venía y no le ocasionaba ningún problema de estrés”, cuenta otra de de sus amigas.

Licenciada en Económicas y Empresariales, le encantaba estudiar. Fue, años después, profesora y asesora académica en la UNiversidad Francisco de Vitoria.Mientras estaba embarazada de su segundo hijo hizo un máster en Humanidades y Filosofía. Le gustaba la música clásica y acudía con cierta frecuencia, bien con Michavila bien con alguno de sus hijos, al Teatro Real o al Auditórium de Madrid: “Es lo bueno de tener muchos hijos, que siempre hay uno del que puedes tirar para que te acompañe cuando el marido no puede”, confesaba. Con el cine pasaba lo mismo, anunciaba actividad y el que quería se apuntaba.

Muy unidos a Alejandro Sanz

Irene y Michavila eran siempre los primeros en escuchar las composiciones de Alejandro Sanz, del que eran grandes amigos. El origen de esta amistad surge cuando el exministro de Justicia coincidió en Londres con el cantante en un curso de inglés. Congeniaron y, a partir de ese momento, se hicieron inseparables. Alejandro incorporaba a la vida del matrimonio sus relaciones afectivas y la pareja participaba en todos los acontecimientos felices que le sucedían, como bodas, bautizos, cumpleaños... En muchas ocasiones, José María e Irene se instalaban en su casa de Miami, incluso las niñas mayores. También recibían su apoyo en las situaciones más dramáticas, como ocurrió tras el atentado del 11 de marzo en Madrid, en el que Michavila, como ministro de Justicia, tuvo que involucrarse y participar activamente, lo que le desgastó personalmente por las desgracias personales a las que tuvo que hacer frente. Al cabo de los meses, Alejandro, que en aquel momento estaba casado con Jaidy Michel, les organizó un viaje para que se relajaran.

El propio Alejandro estaba al corriente de la situación de su amiga. Desde Miami esperaba un milagro que no llegó. Este mismo jueves, durante los Premios Grammy Latino, el madrileño le dedicó su galardón: "Quiero dedicárselo a una amiga que falleció hoy. Es un día de emociones encontradas".

Pocos sabían que Irene Vázquez, mujer del que fuera ministro de Justicia José María Michavila, había sufrido un derrame cerebral que la mantenía en estado de coma. Días antes había dado a luz a su quinto hijo y los que conocían que aún permanecía en el hospital lo achacaban a su recuperación tras el parto. Por eso, cuando el pasado jueves,a la una y media de la madrugada, se filtraba la noticia, muchos de sus amigos, compañeros de partido del PP y de Antena 3, donde Irene estuvo trabajando, no daban crédito a lo que oían.“El domingo pregunté por ella y me dijeron que había esperanza porque parecía que reaccionaba, pero el miércoles su marido y los hijos mayores ya sólo esperaban un milagro”, cuenta una de sus amigas que, como todos los que conocían al matrimonio, no se explican la tragedia. De la alegría de un nacimiento, al drama del fallecimiento de la madre.

José María Michavila
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