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Habla en exclusiva la joven privada de ser condesa por nacer fuera del matrimonio
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Muy rancio abolengo

Habla en exclusiva la joven privada de ser condesa por nacer fuera del matrimonio

“Me siento discriminada por el Supremo”. Así sentencia esta estudiante extremeña a la que el Alto Tribunal excluye de heredar el título de su progenitor, del que lleva sus apellidos

Foto: Raquel Muguiro Guirado (Álbum personal)
Raquel Muguiro Guirado (Álbum personal)

“Yo no soy ilegítima. Estoy reconocida por la Justicia; el ADN me dio la razón. Desde los 18 años llevo los apellidos de mi padre, Pedro Muguiro y Morales-Arce, que no tiene más hijos que yo y está soltero. Soy su primogénita y tengo todo el derecho a tener el título de condesa de Casa Ayala. Es algo mío y no lo hago porque lleve aparejado un botín económico. No tengo ninguna ambición especial, lo quiero porque me pertenece y punto. Estoy sorprendida deque el Supremo se base en una ley carlista y preconstitucional para negarme el derecho a llevar el título de mi padre. La Constitución Española dice que los hijos habidos dentro o fuera del matrimonio tenemos los mismos derechos. Me siento discriminada por el Supremo”. Raquel Muguiro Guirado (23) habla con un fuerte acento extremeño casi sin respirar. Está dolida y nerviosa. Llegar a ella no es fácil. Está estudiando en Cáceres su último año de Derecho y su madre, con la que comparte nombre y durante sus primeros 18 felices años de vida también apellidos, la protege.

“Tiene que estudiar. Mi hija está en cuarto de Derecho y tiene que estar centrada en sus estudios. Sabe que el Tribunal Supremo ha fallado en su contra, pero no creo que haya tenido tiempo de leerse la sentencia completa. Estamos conmocionados por la inmoralidad e inconstitucionalidad del fallo y no quiero que laafecte. Mejor llámela mañana”. Toda la familia está “estupefacta” con el fallo de este martes del Tribunal Supremo que dictaminóque la igualdad que establece la Constitución entre hijos matrimoniales y extramatrimoniales no rige para los herederos de títulos nobiliarios. En la familia no saben quépensar. Saben que su padre biológico regenta un importante centro hípico en Badajoz, que frecuentan grandes de Españayla infanta Elena, y se sienten ahora desprotegidos con esta sentencia.

La borraron del árbolgenealógico y Don Juan Carloslo rubricó

La joven, que ahora hace un hueco entre clase y clasepara hablar con este medio, no se acuerda de fechas yaunque le gustaría pasar página, sabe que no puede. En sus redes sociales, que están cerradas al público, conserva su nombre anterior, con los apellidos maternos, y en sus fotos se ve a una mujer feliz con su novio, sus amigos yno le faltan piropos cada vez que sube una foto posando como modeloocasional para una marca de ropaque regenta su familia en Badajoz. Raquel habla con la firmeza que le da estar estudiando Derecho, aunque se confiesa una persona de números. “Dentro de poco vamos a estudiar mi caso en la universidadpor inconstitucional y anacrónico”, dice sin perder la seriedad. No se permite ni una broma. Sabe que su caso está en la página de muchos diarios nacionales y sobre todo sabe que “Badajoz es pequeño, la gente chismorrea y aunque vivo por mis estudios en Cáceres, huyo de esto. Lo importante es mi caso y no mivida personal”, relata.

Ella demandó a su padre el 15 de julio de 2011 para que los jueces reconocieran supaternidad, fruto de una relación extramatrimonial. Él, antes de que la Justicia se pronunciara, decidió ceder su título nobiliario, el de conde de Casa Ayala, a su hermano, AlejandroMuguiro.En febrero de 2012, la Justicia dio la razón a Raquel al considerarla hija de Pedro Muguiro. Sin embargo, el 12 de septiembre de 2012, el Rey Juan Carlosrubricó la carta de sucesión que daba legitimidad a la cesión pactadaentre los dos hermanos, un hecho que implicó ‘borrar’ a esta bella joven de ojos azules del árbol genealógico familiar. Raqueldecidió reclamar el título al considerarse la legítima heredera.Sin embargo, el titular del juzgado de Primera Instancia número 1 de Badajoz falló en su contra en diciembre de 2013. Para ello se basó en la carta de concesión de ese título, firmada por Carlos IV en 1791, que atribuye esa distinción solamente a herederos y descendientes “nacidos de legítimo matrimonio” y la jovenRaquel Muguiro no lo es.Todo ello a pesar de que el artículo 39 de la Constitución equipara que los hijos nazcan o no dentro del matrimonio.

"Es doloroso que para ellos lo importante es solo el título"

Raquel Guirado Sánchez, que lleva toda la vida luchando por su hija y nunca le ocultó que su padre era ese hombre que en Badajoz era el monitor de equitación de las amigas de su hija y con el que coincidían (y coinciden) en concursos hípicos, vio la luz judicial en 2014.La Audiencia de Badajoz consideró “anacrónico, ilegal y de dudosa moralidad” negarle la sucesión por ser extramatrimonial. Pero el Supremo ha vuelto a dar la vuelta a la tortilla.

"Se basan en una ley de hace más de 300 años para negarle a mi hija un derecho constitucional.Ella necesita un padre, no ya que la quiera, sino que defienda sus derechos. No uno que se los arrebate”, explica indignada la madre.Su hija no quiere contar si ha hablado con su padre del tema. “Es todo doloroso y prefiero no entrar en lo personal. Sé que el título, si lo consigo,me va a conllevar pagar unas tasas y me llevará más de un quebradero de cabeza. Lo que me apena es que para ellos sea solo el título lo importante y no mi persona. Tal vez por eso lo quiero, me pertence, soy su primogénita y punto.Me cuesta entender que esta sentencia haga primar una ley preconstitucional. Es todo tan extraño", afirma.

Raquel se siente confundida cuando le comentamos que el título lo tiene actualmente su tío Alejandro y no su padre. “Eso no puede ser. El conde de Casa Ayala es mi padre”, sentencia. Su madre aclara que la cesión del título entre hermanos "está impugnada”. Sin embargo,el título se encuentra en manos de Alejandro Muguiro, como se puede comprobar con una simple llamada ala Diputación de la Grandeza. Ambas mujeres seguirán luchando en los tribunales. “Yo no descansaré porque me ampara la Constitución”, concluye la joven, que prefiere no leer nada de lo que se está publicando y centrarse en una carrera que sabe que de seguro le dará en un futuro armas para defenderse.

Habla la Diputación de la Grandeza

Por su parte, el letrado de este organismo nos habla de la importancia del fallo del Supremo en esta ocasión. “Se ha reunido el pleno de la Sala del Tribunal Supremo, los diez magistrados, y solo dos han votado en contra. Esto no es un tema demagógico, lo que se ha fallado (que Raquel no puede ser condesa por ser hija extramatrimonial) es algo que recoge la carta de concesión del título que determina los criterios de sucesión del mismo. Por ello, el Tribunal Constitucional ha considerado que no se oponen a la Constitución. No hay más, el resto es propaganda”. Así de rotundo se manifiesta el conde de los Acevedos, que explica además que don Alejandro Muguiro, conde de Casa Ayala según a ellos les consta, le hizo llegar personalmente la sentencia.

Pregunta: ¿Y cómo evalúa el dictamen anterior de la Audiencia de Badajoz que consideraba “anacrónica, ilegal y de dudosa moralidad” el negarle el derecho por ser extramatrimonial a Raquel Muguiro Guirado?

Respuesta: Está claro que esta sentencia sacaba los pies fuera del plato. Hay casos en los que los hijos extramatrimoniales heredan títulos, pero es que la carta de sucesión de este título se opone y es lo que prima.

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“Yo no soy ilegítima. Estoy reconocida por la Justicia; el ADN me dio la razón. Desde los 18 años llevo los apellidos de mi padre, Pedro Muguiro y Morales-Arce, que no tiene más hijos que yo y está soltero. Soy su primogénita y tengo todo el derecho a tener el título de condesa de Casa Ayala. Es algo mío y no lo hago porque lleve aparejado un botín económico. No tengo ninguna ambición especial, lo quiero porque me pertenece y punto. Estoy sorprendida deque el Supremo se base en una ley carlista y preconstitucional para negarme el derecho a llevar el título de mi padre. La Constitución Española dice que los hijos habidos dentro o fuera del matrimonio tenemos los mismos derechos. Me siento discriminada por el Supremo”. Raquel Muguiro Guirado (23) habla con un fuerte acento extremeño casi sin respirar. Está dolida y nerviosa. Llegar a ella no es fácil. Está estudiando en Cáceres su último año de Derecho y su madre, con la que comparte nombre y durante sus primeros 18 felices años de vida también apellidos, la protege.

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