¿Cómo se viste la novia en una boda civil?
Al igual que existen modificaciones en el protocolo, el 'dress code' para una novia que va a casarse por lo civil también cambia y estas son las normas de estilo
Es un hecho: las bodas civiles se han incrementado en los últimos años. En la práctica, no es más que otra forma de contraer matrimonio, una celebración algo más informal y menos clásica, sin que por ello pierda emoción y romanticismo, a la que recurren los novios que huyen de enlaces religiosos para pronunciar el 'sí, quiero', festejar su amor junto a familiares y amigos, y por ende, dar ese paso común en su nueva vida juntos.
Al igual que cambian ciertos pormenores en el protocolo, la logística, la organización y el desarrollo en sí del acontecimiento, los atuendos nupciales, tanto del novio como de la novia, deben adaptarse al tipo de enlace y cumplir con un 'dress code' definido. En la acertada elección del vestido influyen diversos factores como el lugar escogido por la pareja, el entorno, la escena, la época del año y el momento del día, es decir, si la boda es de día o de noche. Si es tu caso y este año vas a casarte por lo civil, conocer, aprender y memorizar cuáles son las reglas de estilo básicas para componer tu outfit es fundamental para dar en el clavo y deslumbrar.
En general, la libertad es la máxima que rige la celebración. A diferencia de ciertos ritos y tradiciones de obligada ejecución en una boda religiosa, en un enlace civil los contrayentes son los que marcan la pauta en todo momento: quién oficiará el acto, cuál será el 'seating plan' de los testigos, de qué forma entrarán en escena el novio y la novia, qué canciones sonarán y así con cualquier otro detalle de la organización para dar vida y forma a su día soñado. En pocas, palabras, es como un lienzo en blanco que espera llenarse de formas e ideas.
Vamos al asunto que realmente nos interesa, en cuestiones de estilo, ¿cómo influye esto en el look de la novia? Lo primero, debes de concebir la boda civil como la oportunidad ideal para sacar a flote tu originalidad y sin necesidad de seguir unas normas rígidas que sí se imponen para entrar en la iglesia, apostar a lo grande y lucir un vestido u otra alternativa, que sea fiel reflejo de tu personalidad.
Con la flexibilidad por bandera y más ventajas que desventajas, puedes fantasear y crear el look de tus sueños para impactar en vuestro gran día. El vestido de novia puede ser tan largo o tan corto como quieras, teñido en el tradicional blanco impoluto u optar por otros tonos como el rosa palo, el nude o el champán, de corte depurado y líneas minimalista o moderno y muy atrevido, con un escote recatado o uno espectacular y favorecedor, confeccionado con encaje, repleto de pedrería o en un tejido satinado. Si lo has imaginado, no tengas miedo y sigue tu instinto: en el entorno de una boda civil todo atuendo nupcial es factible.
Precisamente es en este tipo de enlaces donde el traje de chaqueta, bien con pantalón, bien con falda, u otros duos de dos piezas, protagonizan la gran mayoría de puestas en escena nupciales a manos de novias que quieren y buscan ser diferentes al resto. Cómodas, estilosas y rompedoras, cada vez son más las mujeres que apartan a un lado el vestido para llevar looks con pantalón.
En lo que a complementos se refiere, tampoco hay unas normas fijas. Aunque hay expertos en protocolo nupcial que insisten en la idea de que una ceremonia civil no es el lugar adecuado para lucir velo, las novias de hoy en día no se cierran en banda ni admiten esa regla como suya: si te apetece y quieres, llévalo. Juega con los zapatos, el ramo, las joyas y los accesorios para adornar la cabeza, puedes ser tan creativa como te propongas.
Como último consejo, procura no recargar mucho tu imagen e imponer ciertos rasgos idealizados si, en la práctica, has comprobado que no son para ti, no se amoldan a tu boda y por consiguiente, vas a desentonar. Resumiendo. Ante todo, deja volar tu imaginación, sigue tu instinto y escucha a tu personalidad, seguro que terminas por estar radiante.
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Es un hecho: las bodas civiles se han incrementado en los últimos años. En la práctica, no es más que otra forma de contraer matrimonio, una celebración algo más informal y menos clásica, sin que por ello pierda emoción y romanticismo, a la que recurren los novios que huyen de enlaces religiosos para pronunciar el 'sí, quiero', festejar su amor junto a familiares y amigos, y por ende, dar ese paso común en su nueva vida juntos.