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El día de Mireya: boda de otoño, vestido de novia con capa y enclave campestre
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El día de Mireya: boda de otoño, vestido de novia con capa y enclave campestre

Un precioso enlace otoñal de día celebrado entre Alcalá de Henares y Colmenar Viejo en el que Mireya y Borja sellaron su historia de amor

Foto: La boda de Mireya. (Liven Photography)
La boda de Mireya. (Liven Photography)

Organizar una boda y que en ella primen los guiños personales de uno y otro, esta es la máxima con la que Mireya y Borja dieron el pistoletazo de salida a la planificación de su gran día. Se conocieron gracias a la mejor amiga de la novia. "Ella veranea en un pueblito de Soria, Ágreda, y Borja es de su pandilla de toda la vida". Después de tres años de noviazgo, él, interventor y auditor del Estado, y ella, experta en comunicación, se comprometieron.

"Borja me pidió matrimonio en el paseo de Santiago de la Ribera (Murcia), lugar donde nací y donde vuelvo a menudo para visitar a mi familia. Tras una cena, me propuso ir a la playa a sentarnos, pero hacía mucho frío y le dije de irnos a casa. Entonces me contó que quería decirme una cosa y sacó el anillo más bonito del mundo", cuenta Mireya para Vanitatis.

placeholder La boda de Mireya. (Liven Photography)
La boda de Mireya. (Liven Photography)

Borja pidió su mano con un imponente solitario de Rabat que, unos meses más tarde, la novia luciría como uno de los aderezos de su atuendo para dar el 'sí, quiero' definitivo. A partir de ahí, arrancó la carrera por planificar la boda soñada. "Me imaginé muchas veces ese día. Siempre quisimos que la ceremonia fuera muy personal, y la celebración, un fiestón en el que todo el mundo disfrutara".

Fijaron su enlace para el 5 de noviembre de 2022. La iglesia Santa María Mayor en Alcalá de Henares y la finca Las Tenadas en Colmenar Viejo, ambas ubicaciones en el norte de Madrid. "La ceremonia la hicimos allí porque es la ciudad que me ha visto crecer. A esa iglesia hemos ido mucho y me hacía ilusión que nuestras familias y amigos nos vieran allí. Para que durante el enlace hubiera una representación de ambos, contratamos a la escolanía del colegio Nuestra Señora del Recuerdo, el colegio de Borja. Fue preciosa", explica la experta en comunicación.

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La boda de Mireya. (Liven Photography)

Mireya se vistió en su casa en compañía de sus padres y su hermana. Agustina Pallini fue quien maquilló a la novia: "Quería que fuera un maquillaje muy ligero y natural porque apenas me maquillo a diario". En cuanto al peinado, un trabajo beauty a cargo de la peluquera Eugenia Bustamante, sí que hubo cambio con respecto a la idea inicial: "En un principio, quería una coleta con ondas. Sin embargo, uno de los días de prueba del vestido llevaba el pelo con un moño y me gustó el efecto. Eugenia me hizo un moño desmontable y quedaba genial. Así que el día de la boda llevé un moño que después me solté en una coleta para el baile".

Su vestido de novia, sencillo, sofisticado, minimalista y con algún que otro detalle rompedor, es obra de Cotonnus. "Desde el primer día, Leticia entendió perfectamente lo que quería y me encantó que me aconsejara qué me podía quedar bien o no", habla Mireya sobre Leticia Blázquez, directora creativa de la citada marca nupcial.

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La boda de Mireya. (Liven Photography)

Confeccionado con un tejido de crepé de seda de color blanco, Mireya recuerda que, a sus rasgos imprescindibles, se sumó con fuerza un retal que la diseñadora albergaba en una caja como un pequeño tesoro y que, en la práctica, resultó ser la primera piedra del traje.

"Cuando conocí a Leticia me enseñó una caja que tenía con muestras de telas, tejidos y bordados. De ahí sacó una vainica. Era preciosa, hecha con tela de tweed tipo Chanel y desflecada por los lados. Le había contado mi idea y ella me la colocó a modo de cuello sobre el vestido de prueba que en ese instante llevaba puesto en el taller. Cuando me vi con la vainica supe que de ahí partiría mi vestido de novia".

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La boda de Mireya. (Liven Photography)

Volviendo a esos parámetros esenciales que sí o sí debía tener el traje nupcial de la comunicadora, "soñaba con un vestido sencillo y elegante, pero sobre todo cómodo. No quería cola, ni muchos volúmenes. También sabía que llevaría cuello perkins y que las mangas serían ceñidas y largas. El resto fuimos creándolo poco a poco".

La parte inferior, la de la falda, no ocasionó grandes quebraderos de cabeza. "Empezamos con esa pieza, la única que realmente visualizada con claridad. Silueta estrecha en forma de tubo, corte en la cintura, bajo a ras del suelo y una abertura trasera para poder moverme con facilidad", narra Mireya. Los problemas llegaron con el cuerpo del vestido que Cotonnus estaba diseñando.

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La boda de Mireya. (Liven Photography)

"Leticia y su equipo crearon hasta tres cuerpos. Empezamos con uno estrecho, pero notaba que faltaba algo. Entonces probamos con un par de cuerpos con algo de movimiento. Finalmente, escogí un modelo de seda con un pliegue irregular que le daba aire a la parte de arriba. La espalda la dejamos abierta, eso también lo tenía claro. Y para rematar, pusimos las mismas vainicas del cuello en los puños".

La capa y el velo culminaron el diseño. Con la premisa de integrar en el look una capa "que pudiera llevar en la iglesia a modo de cola, pero independiente del vestido", la diseñadora y la novia comenzaron a buscar el patrón perfecto. "Un día, ojeando en Pinterest, me fijé en un chal. Ya en al atelier, cogimos un telar de seda y lo pusimos sobre los hombros. Me encantó. Recuerdo mirarme al espejo y pensar: '¡Lo tengo!'. Estaba con mi madre, mi hermana y dos amigas, después nos fuimos de cena para celebrarlo", rememora Mireya.

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La boda de Mireya. (Liven Photography)

En esa misma jornada, la murciana despejó las dudas que tenía en torno al velo, se lo probó junto al vestido y concluyó con una idea: todo el conjunto era perfecto. Aún faltaba incluir unos cuantos complementos más, joyas, zapatos y ramo.

Al anillo de pedida, sumó unos pendientes desmontables largos con un zafiro, obsequio de sus suegros, y para sujetar la capa, "compré un broche de oro y diamantes en una casa de subastas". En cuanto al calzado, Mireya se subió a un par 'must have' entre las novias, las sandalias Azia 75 de Jimmy Choo en color champán, regalo de Borja. Por último, el ramo. "Lo elegí junto con Elena Suárez. Quería un ramo silvestre, en el que predominara el verde acompañado de tonos otoñales. Quedó precioso. Alrededor llevaba una cinta que mi hermana me regaló el día antes de la boda con una medalla que ponía: 'Un trozito de cielo también nos acompaña hoy".

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La boda de Mireya. (Liven Photography)

Con todo preparado, Mireya y su padre pusieron rumbo a la ceremonia religiosa para encontrarse con Borja. "Uno de los momentos más especiales y bonitos para mí fue la entrada a la iglesia. Se juntaban muchas cosas en ese instante. En primer lugar, había llegado ya el momento que, después de tantos meses de preparación, esperábamos. Recuerdo entrar y ver la iglesia llena de gente. A mi madre, mi hermana, a mi abuela. Además, iba acompañada de mi padre, que sufrió un ictus tres semanas antes de la boda. Pensamos en posponerla porque él estaba en el hospital, pero los médicos nos dijeron que seguro que podría estar con nosotros. Y así fue. Por último, vi cómo Borja me miraba. No tengo palabras para describir ese momento. Fue precioso".

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La boda de Mireya. (Liven Photography)

Convertidos en marido y mujer, Borja y Mireya recorrieron solos el paseíllo de salida mientras comentaban lo vivido. Allí les esperaban sus seres queridos. "Nunca imagine lo increíble que sería nuestra boda. Es un día mágico en el que están reunidos todos tus amigos y tu familia", declara la novia.

Como habíamos adelantado, para la comida y la fiesta escogieron la finca Las Tenadas, ubicada a unos quince minutos del centro de la capital, y por la que ambos sintieron amor a primer vista. "Sabíamos que queríamos una finca de invierno, ya que al ser noviembre cabía la posibilidad de que hiciera un día de mucho frío, aunque el día de la boda, durante el cóctel, lució un sol espectacular".

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La boda de Mireya. (Liven Photography)

"El salón quedó increíble" y toda la decoración floral estuvo firmada por el equipo de Elena Suárez. Más detalles: cúpulas de cristal colgando del techo, velas, manteles con estampado vichy y, lo dicho, muchas flores. "Después de la comida lo pasamos genial. Bosco Andrada fue nuestro DJ y solo puso temazos".

La experta en comunicación se quitó la capa y el velo, se soltó el moño y abrió el baile con su padre. Seguidamente, bailó por primera vez junto a su ya marido.

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La boda de Mireya. (Liven Photography)

Como recomendaciones para futuras novias, dos. La primera, "seguro que coincido con muchas, pero el mejor consejo es que disfruten. Todo pasa volando. El día de la boda es fugaz, pero también lo son todos los momentos de preparación para el gran día". Y la segunda, "también que se guíen por su instinto. No hay dos novias iguales, ni dos bodas iguales. Eso es lo que hace especial a cada una".

Organizar una boda y que en ella primen los guiños personales de uno y otro, esta es la máxima con la que Mireya y Borja dieron el pistoletazo de salida a la planificación de su gran día. Se conocieron gracias a la mejor amiga de la novia. "Ella veranea en un pueblito de Soria, Ágreda, y Borja es de su pandilla de toda la vida". Después de tres años de noviazgo, él, interventor y auditor del Estado, y ella, experta en comunicación, se comprometieron.

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