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La boda de invierno de Mariana: dos vestidos de novia de pasarela y un ramo de rosas rojas
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La boda de invierno de Mariana: dos vestidos de novia de pasarela y un ramo de rosas rojas

Los portugueses Mariana y Antonio soñaban con un gran enlace de Navidad y lo lograron. Un palacio, un jardín, muchas flores, música y una celebración inolvidable

Foto: La boda de Mariana. (Ramone)
La boda de Mariana. (Ramone)

Sin saber que era su intención inicial, transformarse en una novia diferente, alejada de lo clásico, y causar sensación, el look nupcial de Marina despertó mi atención en el momento que me topé con él en las redes sociales. Apuntaba maneras: enlace navideño, vestido floral con perforaciones y accesorios rompedores. Cuando llegó a mi poder el reportaje que Ramone, una eminencia en la fotografía de bodas, disparó en su gran día, confirmé que esta portuguesa era una novia única e irrepetible.

Ella, asesora jurídica en una empresa multinacional, y él, Antonio, emprendedor del sector agrícola, son los protagonistas de esta preciosa y mágica boda de invierno. Se casaron el 3 de diciembre en Lisboa, primero, en una ceremonia religiosa, y después, en una megafiesta con todo lujo de detalles, homenaje a sus antepasados, despliegue de comida, mucha música y una 'deco' navideña. Para impresionar, Marina se enfundó en dos vestidos de novia de pasarela a cual más impresionante.

placeholder La boda de Mariana. (Ramone)
La boda de Mariana. (Ramone)

Se conocieron en el verano de 2010 y poco tiempo después, a principios de diciembre de ese mismo año, comenzaron a salir. Un total de doce años juntos y un paso más: su boda en 2022. Antes, Antonio cumplió con la tradición y le pidió matrimonio a Mariana, anillo mediante. Fue en un viaje por las Azores que la pareja realizó en septiembre de 2021. "Lo tenía todo planeado. En el balcón de la habitación del hotel, me pidió que cerrase los ojos y me puso el anillo en el dedo mientras me preguntaba si quería casarme con él. Nada más comprometernos, supimos que queríamos una boda diferente que no solo quedara en nuestra memoria, sino también en la de todos nuestros familiares y amigos", cuenta.

Con el recuerdo de los abuelos de Mariana como punto de partida, pensaron que la Navidad, la época más nostálgica del año y la preferida por sus abuelos, sería perfecta para fijar su enlace y festejar su amor. En Loures, una localidad de Lisboa, se dieron el 'sí, quiero' el pasado 3 de diciembre.

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La boda de Mariana. (Ramone)

Ante los ojos de Dios, en la iglesia de Santa María, y seguidamente, en el Palácio do Correio-Mor, a unos quince minutos del centro de Lisboa. Para una boda de Navidad en un palacio, Mariana quería un outfit que encajase con ese entorno y a la vez reflejase su personalidad de estilo. "Mi madre me ha enseñado que las cosas deben tener un sentido y un hilo conductor, así que quería que mi vestido tuviera sentido ese día y en ese espacio"

A esta particularidad añade: "Nunca me imaginé vestida de novia. Lo único que sabía es que no quería llevar velo ni cola, y que mi vestido tenía que ser sexy y elegante". Así arrancó la historia de los dos trajes de pasarela que finalmente luciría el día de su boda con Antonio. En un primer momento, Mariana acudió a una modista para confeccionar sus looks inspirándose en el vestido de novia de Chiara Ferragni y en otro modelo de Elie Saab, dos diseños que jamás se puso. A un mes de la boda, seguía sin traje y, acompañada de su madre y hermano, viajaron a París en busca y captura del vestido de sus sueños.

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La boda de Mariana. (Ramone)

Estando en la capital francesa y sin éxito en esa búsqueda, la madre de Mariana le sugirió ir a una tienda de Dolce & Gabbana. Convencida de que no encontraría ningún vestido, aceptó y acudieron a la firma italiana. El dependiente le contó que tenían guardado un vestido blanco, parte de un 'shooting', pero que a nadie le quedaba bien. Aun así, Mariana insistió y el diseño entró en escena. "En cuanto me trajeron el vestido, fue amor a primera vista. Me quedaba perfecto, no necesitaba ningún arreglo y no quería quitármelo. Estuvimos unas dos horas en aquel probador, conmigo vestida, imaginando todo el conjunto. Al final, brindamos con champán".

Confeccionado con un tejido brocado con flores y perforaciones por todo el corte de color blanco, el vestido de los italianos presentaba un escote palabra de honor con dobladillo, cuerpo encorsetado y falda con vuelo.

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La boda de Mariana. (Ramone)

Cinco días antes de la boda, Mariana se volvió a probar el traje y le quedaba grande: "Nos dimos cuenta de que había adelgazado mucho y el vestido me quedaba ancho de pecho. Nos entró el pánico, pero tuve la suerte de que la encargada de la tienda donde me compré los zapatos llamó a una modista que arregla todos los vestidos de alta costura en Lisboa y le preguntó si podría arreglar mi vestido con urgencia. La modista, Rute de la Dedalmania, aceptó y firmó un trabajo impecable".

Para cubrir sus hombros y brazos en la ceremonia religiosa, encargó una capa de pelo a Sminka Peles, una marca portuguesa. A sus pies, los icónicos salones joya en azul Klein de Manolo Blahnik que Carrie Bradshaw popularizó en 'Sexo en Nueva York'. El contraste cromático de su atuendo se completó con un ramo de rosas rojas creado por Decoflorália, un acierto para un enlace navideño.

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La boda de Mariana. (Ramone)

Mención especial para las joyas que lució Mariana. Uno de los requisitos previos antes de escoger vestido era que el elegido tenía que ser sí o sí adecuado "para llevar la tiara de mi abuela en el pelo; ella siempre quiso que me casara con esa pieza y yo quería cumplir su deseo". No contenta con ello, la asesora jurídica añadió "los pendientes más discretos de mi abuela y el collar de perlas de mi bisabuela", todas parte del joyero familiar y, por ende, de gran valor sentimental.

Mariana se vistió rodeada de sus seres queridos, "recuerdo que sentía una paz poco común", y Nana Benjamín, especialista maquillaje, y Ana Fernandes, peluquera, se encargaron de su 'beauty look'. "Incluso cuando me subí al coche para ir a la iglesia y el coche no funcionaba, me quedé dentro muy tranquila y relajada, esperando a que lo arreglaran". Ya en las inmediaciones del templo, la novia se bajó del coche y del brazo del otro hombre de su vida, su hermano Manel, llegó al altar donde le esperaba Antonio. "Nada más verme me dijo: 'Estás preciosa, mi amor'".

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La boda de Mariana. (Ramone)

Oficiada por un sacerdote amigo de su infancia, "la boda resultó ser muy personal e íntima", y en determinados instantes conmovió a la pareja, así como al resto de asistentes. Convertidos en marido y mujer, Mariana y Antonio cruzaron el umbral del templo entre vítores y confetis que lanzaron sus invitados.

Novios, familiares y amigos pusieron rumbo al Palácio do Correio-Mor para dar comienzo a los festejos. "En cuanto decidimos casarnos en invierno, nuestra idea era celebrar una boda como una gran cena de Navidad, como las que solían organizar mis abuelos en los viejos tiempos y donde la alegría y el amor se respirase en el aire. La decoración salió de la cabeza de mi madre que, junto de Decoflorália y Festa Aluga, consiguieron crear un mágico jardín navideño. Mucha vegetación, muchas velas y flores, y como colofón, algunos accesorios navideños".

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La boda de Mariana. (Ramone)

La música también tuvo un papel relevante en su gran día, de la ceremonia en la iglesia a diferentes momentos de la celebración: "Mis abuelos maternos eran aficionados al fado, así que me aseguré de entrar en la iglesia al son de una guitarra portuguesa".

Ya en la fiesta, la banda sonora clásica fue protagonista: "Nunca llegue a conocer a mi abuelo materno, pero siempre sentí una conexión con él y desde pequeña me animaron a escuchar su música favorita: ¡la ópera! A mi madre y a mí se nos ocurrió una idea para homenajearle: contratar a tres cantantes de ópera disfrazados de personal de catering. Además, como todos somos aficionados al cabaret, contratamos a una cantante espectacular para que cantara al final de la cena y en el corte de la tarta".

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La boda de Mariana. (Ramone)

Con el fin de la cena, llegó la hora del baile y el cambio radical de look de Mariana. Del vestido de Dolce & Gabbana que había comprado en París a un traje satinado de corte lencero con escote en V muy pronunciado firmado por Saint Laurent que encontró por casualidad.

"El día que fui a recoger mis zapatos azules, salí de la tienda y en un escaparate cercano vimos el segundo vestido. Mi madre me dijo que entrara y me lo probara porque, además del traje perfecto para la fiesta, era un diseño atemporal que podría ponerme más veces. Me encantó, pero no era mi talla. Sin embargo, una vez más tuvimos suerte y la encargada de la tienda vio que había un vestido de mi talla en España y lo encargó. ¡Dos días después el vestido estaba en Lisboa!". Un par de arreglos y el segundo traje de novia de Mariana estaba listo para impactar.

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La boda de Mariana. (Ramone)

El vestido pedía a gritos una modificación en los accesorios y así lo hizo la asesora jurídica. Soltó su melena y la cubrió con un tocado joya de Rosantica, sobre los hombros, una chaqueta de pelo con print bicolor y unas sandalias con pedrería de Miu Miu.

"Guardo cada segundo de mi boda en la memoria y solo deseo poder celebrarla de nuevo. El mejor recuerdo es la energía y la alegría que sentí aquel día, porque era exactamente como imaginábamos: ¡la que sienten los niños el día de Navidad!", concluye la novia.

Sin saber que era su intención inicial, transformarse en una novia diferente, alejada de lo clásico, y causar sensación, el look nupcial de Marina despertó mi atención en el momento que me topé con él en las redes sociales. Apuntaba maneras: enlace navideño, vestido floral con perforaciones y accesorios rompedores. Cuando llegó a mi poder el reportaje que Ramone, una eminencia en la fotografía de bodas, disparó en su gran día, confirmé que esta portuguesa era una novia única e irrepetible.

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