Abrigo de tweed, vestido de invierno y zapatos bicolores: una novia de Navidad

Las novias más espectaculares son las de invierno. Envueltos, ellas, sus looks y sus bodas, en un encanto especial, contemplar sus idílicas estampas es la mejor inspiración nupcial. Como ejemplos, María y su precioso enlace navideño en Valencia con vestido de From Lista with Love o la boda en Madrid de Carmen Manrique, vestida por Jorge Vázquez, hija de Manuel Manrique, presidente de Sacyr. Todavía hay más bodas y novias de temporada de las que merece la pena hablar.

La de Marta Pradas es una de ellas. El sábado 3 de diciembre, también en Madrid, la oftalmóloga de profesión dio el 'sí, quiero' a su novio y prometido en un enlace invernal de cuento celebrado a plena luz del día.

Para sellar su amor, los novios escogieron uno de los templos más emblemáticos de la capital: la parroquia de San Jerónimo el Real. Popularmente conocida con el nombre de 'los Jerónimos', además de Marta y Nano, en este antiguo monasterio del siglo XV se casaron los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia y otras ilustres parejas, famosos e influencers. Esta iglesia, para convertirse en marido y mujer; y la fotógrafa de bodas Lucía Alonso de Pelillos de ratón, para inmortalizar cada instante.

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Con una climatología propia del invierno, será el próximo 21 de diciembre cuando de manera oficial arranque la estación más fría del año, y la Navidad expandiéndose en el ambiente. Marta y Nano tenían claro que lo que deseaban para su enlace era recrear un cuento navideño.

En el exterior, y justo a la entrada de La Casa de Mónico, una finca ubicada en Aravaca, a pocos minutos del centro de Madrid y el lugar que escogieron para la celebración, un gran abeto con flores de Pascua en la base daba la bienvenida a los invitados. Ya en el interior, el equipo de Aquilea Flores, capitaneado por las hermanas Barreiros, Marta, Cristina y María, y encargado de la decoración floral de la boda, consiguió trasladar esa magia invernal de Navidad a las mesas.

Mesas rectangulares combinadas con otras circulares, sillas de forja negra y una misma estética: mantelería rústica en color nude, copas de cristal labrado, menaje, cubertería y vajilla con filos dorados, y como centro, una composición floral en verde, blanco y rojo salpicada con piñas y unos pequeños árboles. Colgando del techo, lámparas circulares de cristal y esa misma vegetación.

Como estrella indiscutible, el look de novia de Marta. Ideado y fabricado a medida y en exclusiva por su amigo Álvaro, director creativo y CEO del taller Poydel, estaba compuesto por dos prendas, un abrigo de tweed con cola y, debajo, un vestido sencillo.

Para el abrigo se empleó un tejido en relieve similar al tweed en blanco roto, uno de esos materiales idóneos para bodas de invierno. Con esa tela como base, Poydel confeccionó un abrigo con el cuello redondo, manga larga, hombros estructurados, cierre frontal hasta la altura del pecho y, de ahí, una prenda abierta con gran cola. ¿El detalle más especial del abrigo? Varios volantes de muselina fruncidos en la parte delantera que simulaban la figura de una mariposa. Debajo, un vestido minimalista en blanco de escote en pico decorado con minivolantes de organza drapeados por el corte y lazada en la espalda, una prenda que le otorgaba todo el protagonismo al abrigo.

Ojo al resto de elementos. Velo de tul, un bouquet silvestre, su anillo de pedida con una piedra en verde esmeralda, pendientes de diamantes y oro blanco, y los zapatos bicolores emblema de Chanel valorados en 960 euros. Nos referimos a los slingback de piel destalonados en color beis con la puntera negra y tacón sensato ancho que Marta Pradas convirtió en sus zapatos de novia.

Una boda en Navidad que, además de servir como fuente de inspiración, nos vuelve a demostrar que celebrar el amor en estas fechas tan familiares y entrañables es una opción a valorar por los futuros novios que vendrán la próxima temporada.