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La boda familiar de María: un vestido de novia bordado, una Vespa antigua y fiesta con amigos
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BODAS REALES

La boda familiar de María: un vestido de novia bordado, una Vespa antigua y fiesta con amigos

María y Nacho se casaron el pasado verano en Asturias y celebraron su amor entre familia y amigos en la casa del padre de ella

Foto: María, el día de su boda. (Instagram/@pelayolacazette)
María, el día de su boda. (Instagram/@pelayolacazette)

Dicen que siempre quieres volver al lugar donde fuiste feliz. En este caso, volver y celebrar el gran día de tu vida. Así comienza la historia de María y su boda con Nacho. Ella, médico residente en el hospital Ramón y Cajal de Madrid, y él, arquitecto y experto en fondo de inversiones, llevan acompañándose toda la vida. Primero, como amigos, y tiempo después, como pareja. Se conocieron de adolescentes hace más de trece años. Los dos forman parte de la misma pandilla de amigos de Asturias, su lugar de nacimiento, y fue hace ocho años cuando se enamoraron.

"Nacho me pidió matrimonio el 9 de mayo de 2022. Decidimos casarnos ese mismo verano porque soñábamos con celebrarlo en mi casa de Asturias y la ceremonia religiosa, en la parroquia donde me habían bautizado, que es también donde se casaron mis abuelos. Tuvimos la suerte de tener fecha en verano y además no queríamos que la preparación fuera eterna". La petición oficial de mano, con la familia directa de ambos como testigos, llegaría el 2 de julio en la casa del padre de María.

placeholder María, el día de su boda. (Instagram/@pelayolacazette)
María, el día de su boda. (Instagram/@pelayolacazette)

Nacho y María fijaron el día de su boda el 20 de agosto, una elección para nada casual y que les aseguraba disfrutar de un buen día de verano en el norte. La iglesia que tan buenos recuerdos y grandes emociones despertaba en la novia es la parroquia de San Julián, un templo ubicado en Somió (Asturias). "La iglesia está tan cerca de mi casa, a unos cinco o diez minutos a pie, así que nuestros invitados podrían ir andando a la comida posterior".

Como seguro intuyes, María se vistió, peinó y maquilló en su casa rodeada de las mujeres de su vida. "Tengo un recuerdo muy especial de los preparativos esa mañana con mi madre, hermana, mis primas y mi tía". María José, de Avohai Belleza, se encargó del maquillaje, y Eva, de Lallende Salón, de recoger su melena en un voluminoso moño bajo. "Inolvidables dos momentos: cuando llegó mi padre y la cara de todos cuando me vieron vestida de novia".

placeholder María, el día de su boda. (Instagram/@pelayolacazette)
María, el día de su boda. (Instagram/@pelayolacazette)

Con su look nupcial a punto, María puso rumbo a la iglesia para dar el 'sí, quiero' a su prometido. A pesar de los escasos metros que distaba la vivienda del templo, la novia nos cuenta: "Me llevó mi primo mayor en un coche clásico, un Mercedes de color rojo. Estaba mucho más nervioso que yo, es el mejor amigo de Nacho, y fue un rato muy divertido antes de llegar a la parroquia de San Julián".

"Durante la ceremonia no podía dejar de pensar en el consejo que me dio una buena amiga: 'Cuando te distraigas piensa que... ¡te estás casando!". Allí entró en escena María y su vestido de novia bordado creado por Castellar Granados, uno de los talleres más solicitados de Madrid. "Me gustaba muchísimo su trabajo y no dudé en ponerme en contacto con ella, fue de las pocas diseñadoras que no vio problema en hacerme el vestido en tres meses", explica la doctora.

placeholder María, el día de su boda. (Instagram/@pelayolacazette)
María, el día de su boda. (Instagram/@pelayolacazette)

Acompañada de su madre, María aterrizó en el estudio de Granados, un precioso y coqueto taller ubicado en el barrio de las Letras, sin una imagen clara de cómo sería su vestido de novia ideal. "Sí que sabía lo que no quería. No quería un vestido que pasará de moda al poco tiempo, buscaba algo atemporal. Clásico, pero no de princesa. Como la celebración iba a ser en el jardín de casa, deseché desde el principio la idea de llevar un vestido muy largo. Quería estar muy cómoda y no verme disfrazada". Con estos datos como punto de partida, María y Castellar comenzaron a dar forma al traje más importante de su vida.

"El primer día me probé los vestidos de su colección. Recuerdo que me encantó uno en especial. Estaba confeccionado en lino decorado con encaje y de corte asimétrico, aunque la parte de arriba no me convencía. Castellar, muy generosa, me hizo un boceto en ese mismo momento, sin saber todavía que la elegiría a ella".

placeholder María e Ignacio, el día de su boda. (Instagram/@pelayolacazette)
María e Ignacio, el día de su boda. (Instagram/@pelayolacazette)

Manga larga, cuello alto y falda a ras de suelo, tres rasgos de partida para dar vida a un traje nupcial. Basándose en su aclamada y reconocida filosofía de trabajo, "huir de las novias típicas", palabras de la propia diseñadora a Vanitatis, Granados logró materializar en un vestido de novia, los sueños de María. "Las tres pruebas que hicimos fueron muy fáciles, y en las tres, sola con mi madre. Corte el largo de la falda en cada prueba, porque no quería llevar nada de cola", explica.

Fabricado con un tejido de lino blanco con el cuello y las mangas en otro material, una especie de gasa semitransparente, el vestido, tal y como fantaseaba la doctora, presentaba el cuello subido con un ligero fruncido, detalle de jaretas en el cuerpo, manga abullonada con puños ajustados, detalle de botonadura forrada en la espalda, corte en la cintura y, de ahí, la pieza joya, una falda de silueta A con bordados florales por todo el corte.

placeholder María, el día de su boda. (Instagram/@pelayolacazette)
María, el día de su boda. (Instagram/@pelayolacazette)

"Decidí entrar velada a la iglesia en la última prueba, a la que sí vino mi hermana", cuenta María sobre la elección in extremis de su velo de tul. Un vestido de novia 100% ella que hoy, y analizándolo con perspectiva, admite que "aunque no me inspiré en nadie como tal, ahora creo que tiene una clara influencia de mi madre".

Para el resto de complementos, María recurrió al joyero familiar, unos pendientes de oro blanco y diamantes de su tía, los mismos que llevó su prima el día de su boda y que llevarán el resto de mujeres en sus bodas futuras. El anillo de pedida que Nacho le regaló, una pieza muy original con una figura ovalada. "Sin que se viera, llevaba una medalla, una que luzco a diario, que me regaló mi abuela por mis 16 años". El ramo de rosas blancas y vegetación verde fue una creación que hizo Pando Floristas. A sus pies, María lució unas sandalias de Flordeasoka, "con muy poco tacón para estar cómoda".

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María, el día de su boda. (Instagram/@pelayolacazette)

Aficionados a las motos, Nacho y María salieron del templo por la puerta lateral y no por la principal, como manda la tradición: "Nadie nos abrió la puerta, así que improvisamos", se subieron a una Vespa antigua para ir de la iglesia a casa de la novia y, acto seguido, dar comienzo a los festejos.

"En principio nos habíamos imaginado algo parecido a una espicha o un asado. Pero a la hora de empezar con los preparativos era muy complicado. Así que optamos por un aperitivo muy largo y un único plato principal con el catering de Pedro Martino. Fue una boda pequeña, no había compromisos de nuestros padres y solo vinieron nuestros amigos, a los que vemos habitualmente".

placeholder María, el día de su boda. (Instagram/@pelayolacazette)
María, el día de su boda. (Instagram/@pelayolacazette)

Horas y horas de música con el grupo Los Kamikazes en el aperitivo y Nespral Music en la fiesta. "Tengo muy buen recuerdo de toda la celebración, pero si tengo que destacar algo fue el aperitivo. Estuvimos bailando con nuestros amigos todo el rato, incluso mi mejor amigo se unió al grupo y cantó con ellos. Hizo un sol espectacular, después de muchas docenas de huevos a Santa Clara".

El montaje en el jardín de casa de María no pudo ser más sencillo y campestre: unas carpas, mesas redondas vestidas con manteles blancos, centros de flores y sillas de madera. No necesitaban más aderezos para disfrutar junto a sus íntimos de su gran día. "Lo mejor de todo fue que estuvimos todo el rato juntos, muy arropados por los nuestros. Fue un día muy emocionante para todos porque éramos los primeros de la pandilla en casarse".

placeholder La boda de María. (Instagram/@pelayolacazette)
La boda de María. (Instagram/@pelayolacazette)

A pesar de que no se considera una buena bailarina, la doctora abrió el baile con su padre y padrino, "salió mucho mejor de lo ensayado y fue al ritmo de 'Mad Sounds' de Arctic Monkeys". Después, Nacho y ella no descansaron un minuto y siempre rodeados de sus amigos.

"Para futuras novias, que disfruten desde el primer día de preparativos y no se dejen influenciar porque a la gente no le guste su idea de boda. Y ya en el día del enlace, que tenga algún momento para pensar lo que está pasando y así tener recuerdos del día", sentencia la novia.

Dicen que siempre quieres volver al lugar donde fuiste feliz. En este caso, volver y celebrar el gran día de tu vida. Así comienza la historia de María y su boda con Nacho. Ella, médico residente en el hospital Ramón y Cajal de Madrid, y él, arquitecto y experto en fondo de inversiones, llevan acompañándose toda la vida. Primero, como amigos, y tiempo después, como pareja. Se conocieron de adolescentes hace más de trece años. Los dos forman parte de la misma pandilla de amigos de Asturias, su lugar de nacimiento, y fue hace ocho años cuando se enamoraron.

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