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Álvaro Poyato y Gonzalo López nos abren su álbum nupcial: "Queríamos una boda tradicional, festiva y cargada de emoción"
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Álvaro Poyato y Gonzalo López nos abren su álbum nupcial: "Queríamos una boda tradicional, festiva y cargada de emoción"

Hace cinco años, Álvaro y Gonzalo celebraban su enlace en Valencia, inspirado en al amor a sus familias, el mundo de la moda y el espíritu lúdico del Mediterráneo

Foto: La boda de Álvaro y Gonzalo, el tándem detrás de la firma Poydel. (Alfonso Calza)
La boda de Álvaro y Gonzalo, el tándem detrás de la firma Poydel. (Alfonso Calza)

Álvaro Poyato, fundador y diseñador de la firma de novias e invitadas Poydel, y Gonzalo López, logopeda y diplomado en Magisterio, se conocieron hace ocho años en Madrid a través de amigos comunes. "¿Conoces esa canción 'Los amigos de mis amigos son mis amigos'? Pues eso nos pasó a nosotros. Entonces yo trabajaba como diseñador en Carolina Herrera en Galicia y Gonzalo vivía en Valencia -dice Álvaro-, y lo cierto es que nos gustamos desde el primero momento. Poco después del primer encuentro contactamos por redes sociales, quedamos solos en Madrid para ver si aquello funcionaba... y hasta hoy". Gonzalo dice que lo que más le gustó de Álvaro fue "su aura creativa, muy de artista, como llena de magia". Ahora trabajan juntos en Poydel. Uno como creador y el otro como mente empresarial se complementan como un equipo perfecto.

placeholder La boda de Álvaro y Gonzalo, el tándem detrás de la firma Poydel. (Alfonso Calza)
La boda de Álvaro y Gonzalo, el tándem detrás de la firma Poydel. (Alfonso Calza)

Tras tres años de noviazgo, Álvaro y Gonzalo decidieron casarse. ¿Cuándo? El 26 de mayo de 2018. "Ninguno de los dos se lo pidió al otro. Fue algo espontáneo, pero muy consensuado -apunta Gonzalo-. Todo surgió cuando, en un viaje a Asturias, visitamos el palacio de la Concepción de Gijón, el lugar donde siempre imaginé que me casaría. Le gustó tanto que, de vuelta a Orense, dijimos: ¿Y si nos casamos aquí? Fue la primera vez que hablamos de matrimonio, aunque finalmente, por pura logística, nos casamos en otro lugar".

placeholder Álvaro, el diseñador de la firma Poydel. (Alfonso Calza)
Álvaro, el diseñador de la firma Poydel. (Alfonso Calza)

'Sí, quiero' en una masía valenciana

A pesar de que hasta el último momento la lluvia y los vientos huracanados les tuvieron en vilo, finalmente la pareja pudo celebrar su gran día en la masía Mas Les Lloses, una antigua alquería de principios del siglo XX rodeada de naranjos a los pies del monte Picayo. Lo hicieron al aire libre, frente a unas increíbles vistas agrestes y rodeados por unos invitados dispuestos a compartir el espíritu festivo del día. El camino hacia el altar se cubrió con alfombras de rafia natural combinadas con otras portuguesas de retales deshilachados que le dieron un punto de color muy campestre. "Parecía un cuadro de Sorolla -dice Álvaro-. Queríamos una boda tradicional, compartir con nuestros allegados ese día tan especial con una gran fiesta y elegimos Valencia porque, además de ser la tierra natal de Gonzalo, nos atraía mucho la luz y el espíritu lúdico del Mediterráneo".

placeholder La boda de Álvaro y Gonzalo. (Alfonso Calza)
La boda de Álvaro y Gonzalo. (Alfonso Calza)

"El día antes hicimos una preboda para la familia y los invitados que vinieron de Madrid, Asturias, Galicia, Cartagena y Almería en unas barracas valencianas de la finca El Huerto de Santa María, en El Puig. Gonzalo y yo nos vestimos igual de Poydel, con pijamero de rayas y alpargatas valencianas".

Acompañados de sus 212 invitados, entre ellos 40 mujeres vestidas de Poydel, los novios recuerdan aquel día como uno de los más felices de su vida. "Fue una boda muy emotiva, muy de verdad. Accedimos al altar bajo los acordes de la canción 'Mariposas con alas blancas', del grupo Siempre Así; hubo intercambio de alianzas, muy sencillas, de oro amarillo; sonó 'La flor de la canela', una de las canciones favoritas de Álvaro en la voz de María Dolores Pradera, y las madrinas fueron nuestras madres, María del Mar y Ana".

placeholder La boda de Álvaro y Gonzalo. (Alfonso Calza)
La boda de Álvaro y Gonzalo. (Alfonso Calza)

Justo al comienzo de la ceremonia, ambos vivieron el momento más especial del día. "De pronto, Gonzalo leyó un discurso escrito por él mismo que consiguió emocionarnos a todos, sobre todo a mí. Una metáfora llena de cariño con la que conectaba el paso a paso que exige un traje alta costura de Poydel con el de nuestra propia relación. Fue fantástico", apunta Álvaro.

placeholder Las invitadas vestidas de Poydel. (Davideiem)
Las invitadas vestidas de Poydel. (Davideiem)

Como un taller de costura

Inspirados por el mundo de la moda, los patrones y los textiles, siempre tuvieron claro que su boda estaría marcada por una estética artística. Una estética traducida en detalles como los veinte metros de telas de colores que los novios desplegaron desde el balcón principal de la masía emulando la entrada a una carpa, las guirnaldas que adornaban la plaza donde se celebró el baile o los meseros con nombres de tejidos: lino, seda, mohair, guipur… De las fotos se encargaron Alfonso Calza y Davideiem.

placeholder La boda de Álvaro y Gonzalo, el tándem detrás de la firma Poydel. (Alfonso Calza)
La boda de Álvaro y Gonzalo, el tándem detrás de la firma Poydel. (Alfonso Calza)

Como homenaje a las raíces galaico-asturianas de la madre de Gonzalo, los novios fueron recibidos por unos gaiteros a la entrada del cóctel que se celebró de pie y entre deliciosos quioscos de paella y pulpo á feira, como un guiño al lugar donde iniciaron su historia de amor. El menú del almuerzo, servido por Cocotte Catering, incluía tartar de atún con aguacate, sorbete de mojito, solomillo con boletus y salsa Pedro Ximénez y, de postre, torrija de horchata.

placeholder La boda de Álvaro y Gonzalo, el tándem detrás de la firma Poydel. (Alfonso Calza)
La boda de Álvaro y Gonzalo, el tándem detrás de la firma Poydel. (Alfonso Calza)

De la decoración floral, con helechos y ramas en tonos verdes con una absoluta ausencia de flores, se encargó Atelier de la Flor. Los paneles del seating plan se enmarcaron con diferentes rollos de tela "emulando nuestro propio taller de costura" y hubo dos tipos de mesas: unas redondas para las familias, vestidas con manteles grises de lino y decoradas con vajillas de cristal, centros asilvestrados y copas verdes y azules, y otras dos rectangulares tipo 'gran banquete italiano' con bajoplatos de rafia para los amigos. Como regalo para los invitados, palmitos africanos y unos pajaritos vintage de barro cocido.

placeholder Las mesas de la boda de Álvaro y Gonzalo. (Alfonso Calza)
Las mesas de la boda de Álvaro y Gonzalo. (Alfonso Calza)

Zapatos con topos y corbata con cerezas

Como look nupcial, ambos eligieron chaqué de Tom Black, aunque "ninguno sabía cómo iba el otro". Álvaro optó por llevarlo en color gris con chaleco de lino verde agua, corbata con estampado floral de Soloio, camisa azul y zapatos de tela de corbata forrados en negro con topos y un lazo zapatero de Bow Tie. Por su parte, Gonzalo lució chaqué azul marino, camisa de rayas blancas y azules, corbata con cerezas de Doctor Mutton, slippers verde botella de Bow Tie y un reloj de su hermano. ¿El detalle común? Los gemelos de Loewe que les regaló Ana, hermana de Gonzalo.

placeholder La boda de Álvaro y Gonzalo, el tándem detrás de la firma Poydel. (Alfonso Calza)
La boda de Álvaro y Gonzalo, el tándem detrás de la firma Poydel. (Alfonso Calza)

La música fue otra de las protagonistas del día. "Abrimos el baile con 'Las cosas del querer' y 'Para toda la vida', de Marcela Moreno, y la fiesta siguió a ritmo de pop español de los 80 y 90, pasando de Raphael a Shakira, de Mecano a Bruno Mars". Una boda cargada de emoción que terminó con un viaje de novios a Marrakech y Menorca.

Álvaro Poyato, fundador y diseñador de la firma de novias e invitadas Poydel, y Gonzalo López, logopeda y diplomado en Magisterio, se conocieron hace ocho años en Madrid a través de amigos comunes. "¿Conoces esa canción 'Los amigos de mis amigos son mis amigos'? Pues eso nos pasó a nosotros. Entonces yo trabajaba como diseñador en Carolina Herrera en Galicia y Gonzalo vivía en Valencia -dice Álvaro-, y lo cierto es que nos gustamos desde el primero momento. Poco después del primer encuentro contactamos por redes sociales, quedamos solos en Madrid para ver si aquello funcionaba... y hasta hoy". Gonzalo dice que lo que más le gustó de Álvaro fue "su aura creativa, muy de artista, como llena de magia". Ahora trabajan juntos en Poydel. Uno como creador y el otro como mente empresarial se complementan como un equipo perfecto.

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