¿A qué edad debería empezar la educación sexual de los niños? A lo mejor ya vas tarde...

La educación sexual de los niños es clave para su desarrollo, a muchos niveles. Más aún hoy en día, con toda la información a su alcance a través de Internet y las redes sociales (gran parte, no apta para ellos). Por eso es de vital importancia que aprendan en casa, para que no tengan que recurrir a fuentes externas para solucionar sus dudas, y para que no topen con información que pueda resultarles confusa, les genere conflictos, les asuste o que no resulte adecuada para ellos.

Los especialistas insisten en la necesidad de hablar a los niños de sexualidad con toda naturalidad y sin tapujos, siempre adecuándonos a su edad y a su capacidad de entendimiento, ampliando los conceptos más complejos a medida que el niño va creciendo y entra en la adolescencia.

Como explica la AEP (Asociación Española de Pediatría) en su portal para padres ‘En Familia’, “La curiosidad y las dudas sobre el sexo y la reproducción surgen ya a edades muy tempranas. Dependiendo del grado de desarrollo del niño, demandará diferente información. Contestar a todas las preguntas de una forma sencilla y comprensible ayuda a crear un ambiente de confianza que se mantendrá durante la adolescencia”.

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Por eso, los temas relacionados con la sexualidad no deberían ser nunca un tabú en el núcleo familiar. Desde una edad muy temprana, incluso meses, el niño siente curiosidad por su propio cuerpo y experimenta con él.

Enseñarle los nombres correctos de sus genitales, por ejemplo a la hora del baño, es el primer paso. Es preciso explicarle que sus genitales son partes del cuerpo al igual que cualquier otra, como el pie o la nariz, y en ningún momento reírnos, avergonzarnos o avergonzarle a él, ni mucho menos, decirle que no puede preguntar esas cosas. Debemos dar siempre respuestas directas, comprensibles y apropiadas para su edad.

A continuación, es necesario transmitirles que son partes privadas, algo que a priori nos podría parecer una tontería pero es básico para introducir, a continuación, en el momento que el niño lo entienda, mensajes que pueden ayudar a protegerlos del abuso sexual. Por ejemplo, que nadie (más allá del entorno médico) puede verlas o tocarlas, que solo ellos tienen derecho a decidir quién las toca, y el concepto de consentimiento. En el colegio, en la Educación Primaria, estudiarán los diferentes aparatos del cuerpo, incluido el reproductor, y es bueno que lo hagan habiendo hablado ya en casa de estos temas.

Según los expertos, la mayoría de los niños empiezan a preguntarse de dónde vienen los niños entre los 4 y los 6 años, aunque los hay que lo hacen mucho antes. Contarles historias (como la de la cigüeña) no es recomendable, para su desarrollo tanto físico como emocional es clave decirles la verdad (con algún filtro, si es necesario), y explicarles las cosas de forma que las puedan entender.

Por ejemplo, a la pregunta de cómo se mete el bebé en la tripa de la madre, una respuesta válida sería algo del estilo a “cuando un papá y una mamá se quieren mucho, papá pone una semilla en mamá”. A medida que el niño va creciendo, se irá añadiendo más información, como que la célula masculina y la femenina se unen dando lugar a lo que en unos meses será un bebé. Esto es muy frecuente, como es obvio, ante la llegada de un nuevo hermano.

No hay una edad exacta a la que debamos empezar a hablar de sexualidad con los niños, será el propio niño el que nos irá marcando, con sus preguntas y su desarrollo particular, cuándo va necesitando información. Y deberemos dársela con toda naturalidad, resolver sus dudas sin censuras ni tabúes, y crear un ambiente de confianza y seguridad que nos será de mucha utilidad como padres en el futuro.