8 consejos para evitar un golpe de calor
Con el aumento de las altas temperaturas, es frecuente que se provoquen problemas de salud. Te contamos cómo prevenirlos
Los termómetros superan los 50 grados en algunas ciudades españolas. Salir de paseo se convierte en un deporte de riesgo y lo único que apetece es estar en casa, cerca del ventilador o bañándose en el mar o en la piscina. El verano tiene muchas ventajas como, por ejemplo, que los días son más largos; sin embargo, el mundo se divide entre los que prefieren este calor abrumador y a los que les gusta el duro frío del invierno.
Uno de los graves problemas que trae consigo el verano son los golpes de calor. Seguro que te suenan, pero vamos a analizar qué es esto, cuáles son los síntomas, y, sobre todo, cómo se previene.
Los golpes de calor son trastornos ocasionados por el aumento de la temperatura corporal como consecuencia de la exposición prolongada a altas temperaturas y humedad o esfuerzo físico intenso. En estos casos se superan los 40 grados en el organismo. Suelen darse en personas que trabajan al aire libre en verano, aunque cualquiera puede ser víctima de ellos.
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Para evitarlo, lo primero que hay que hacer es estar alerta de sus síntomas. Además, se debe prestar mayor atención en el caso de menores que suelen comenzar a expresarlo mediante irritabilidad y llantos. Algunos de ellos son los dolores de cabeza, la ausencia de sudor, la sed intensa, sofocos y aumento del ritmo de la respiración, pulso rápido, mareos, náuseas y piel seca o caliente.
¿Cómo evitar un golpe de calor?
Lo primero y principal es cuidar bien la alimentación y la hidratación mientras se está expuesto a altas temperaturas. Es necesario tomar abundante agua y evitar bebidas azucaradas o gaseosas. Se deben ingerir de manera templada, sin que estén muy frías ni muy calientes, ya que pueden provocar un corte de digestión. Además, es importante tomar productos frescos con nutrientes y evitar los alimentos grasos o pesados.
Por supuesto, nada de alcohol. Las bebidas alcohólicas aumentan la temperatura corporal y las pérdidas de líquido. Por ello, es importante que se eviten las cervezas como método refrescante porque realizan el efecto contrario.
Además, es importante reducir la actividad física en los horarios de mayor calor. El verano no debe ser sinónimo de sedentarismo, pero sí que hay que adaptar los entrenamientos. Procurar realizar estas actividades muy temprano o al anochecer.
El siguiente consejo está asociado con la ropa. Hay que utilizar prendas holgadas, con colores claros y que cubran el cuerpo para evitar quemaduras en la piel. Tejidos suaves como el algodón o el lino que ayudan a estar fresquitos pero cubiertos.
En especial hay que tener cuidado con las personas más vulnerables como niños, embarazadas o ancianos. Hay que cubrirse los ojos mediante gafas protectoras y la cabeza con gorros o gorras para prevenir los golpes de calor y las quemaduras.
Buscar lugares ventilados o frescos. Al salir, hay que intentar caminar por la sombra. Utilice ventiladores o abanicos para mejorar la temperatura. Además, hay que tener cuidado en el coche, sobre todo con los más pequeños. Es un espacio muy cerrado y con mala ventilación por lo que se alcanzan grandes temperaturas.
A la hora de exponerse al sol directamente, hay que evitar la franja entre las 11 de la mañana y las 5 de la tarde. En esos momentos resulta más peligroso, por lo que se puede realizar esta actividad por la tarde. Siempre con cremas protectoras e intentando no extender la exposición más de 60 minutos.
Por último, hay que descansar cuando se noten los primeros síntomas como mareos o fatiga. No hay que llevar al cuerpo al extremo, ni mucho menos, ignorar sus peticiones. Escucharle es esencial para mantener la salud.
Los termómetros superan los 50 grados en algunas ciudades españolas. Salir de paseo se convierte en un deporte de riesgo y lo único que apetece es estar en casa, cerca del ventilador o bañándose en el mar o en la piscina. El verano tiene muchas ventajas como, por ejemplo, que los días son más largos; sin embargo, el mundo se divide entre los que prefieren este calor abrumador y a los que les gusta el duro frío del invierno.