"Mamá, soy tonto", tres cosas que nunca debes responder a tu hijo ante esta afirmación

Expresar cómo nos sentimos es una necesidad básica para poder procesar nuestras emociones. Dejar de expresar los sentimientos puede aumentar el riesgo de que algunas emociones se supriman y se queden en nuestro interior, afectando negativamente nuestra salud emocional. Esta premisa cobra especial importancia en la crianza infantil, donde las palabras y actitudes de los padres juegan un papel crucial en el desarrollo emocional de los niños.

El psicólogo Álvaro Bilbao ha dado unos consejos para un caso en concreto, pero que es muy habitual. Cuando tu hijo te dice “soy tonto”. Parece una frase sin mucha importancia. Pero las respuestas a este tipo de comentarios de forma constante pueden cambiar la relación con tu hijo, especialmente a una edad temprana cuando los niños absorben todo como esponjas. Estas son tres frases que con las que nunca deberías responder a un niño:

No digas eso

El psicólogo explica que “expresar cómo nos sentimos es una necesidad básica para poder procesar nuestras emociones. Dejar de expresar sus sentimientos puede aumentar el riesgo de que emociones como la tristeza, el enfado o la vergüenza se queden en su interior”.

No quiero volver a escucharte decir algo así

Esta frase no es adecuada según Bilbao porque “los niños necesitan saber que pueden contarnos lo que sienten. Somos su figura de referencia y necesitan tener la seguridad de que vamos a comprenderles y a ayudarles cuando nos necesiten”.

Tú no eres tonto

El psicólogo explica que cuando un niño dice que es tonto, está expresando falta de confianza. “Hacerle saber que no tiene razón no va a ayudarle a sentir más confianza sino que le puede hacer sentir más incapaz”, ha añadido.

Bilbao propone una alternativa ante este caso en concreto: “Prueba a decir algo así ‘entiendo que estás muy decepcionado, yo también me siento frustrado o frustrada cuando no me salen las cosas. Es normal sentirse así ¿te parece que veamos juntos cómo podemos solucionarlo?’”.

La crianza efectiva no se trata solo de cuidar de las necesidades físicas de los niños, sino también de nutrir su bienestar emocional. Fomentar una comunicación abierta y validar sus sentimientos les da las herramientas necesarias para gestionar sus emociones de manera saludable. A través de nuestras palabras y acciones, podemos ayudar a nuestros hijos a construir una base sólida de confianza y resiliencia que les servirá durante toda su vida.