Estrategias de co-regulación si tu hijo lo pide todo a gritos, por el neuropsicólogo Álvaro Bilbao

Las rabietas y los gritos de los niños pueden ser uno de los mayores desafíos para los padres, por ello, el neuropsicólogo Álvaro Bilbao ofrece algunas estrategias muy efectivas para aprender a manejar este problema. Estas estrategias se basan en la co-regulación, que resulta fundamental para calmar a los niños y enseñarles a manejar sus emociones de manera saludable.

A menudo, estos gritos encierran la frustración del niño que no sabe cómo expresarse o cómo hacerse entender, y por ello recurre al berrinche y al enfado. El neuropsicólogo recomienda no perder los nervios ni enfadarse con nuestros hijos cuando griten, en lugar de llevar a cabo este comportamiento nos propone estas estrategias basadas en la co-regulación que son muy efectivas.

La primera estrategia que nos propone es evitar a toda costa enfadarse y responder también con gritos, que para eso somos los adultos. En lugar de esto hay que decirle a nuestro hijo que entendemos su enfado y que cuando deje de gritar podremos hablar, esta estrategida es un método muy efectivo para conectar emocionalmente con el niño antes de intentar corregir su comportamiento. Manteniendo esta actitud les estamos ayudando a que se sientan más seguros y escuchados.

La segunda técnica consiste en interesarse por el motivo de su enfado, preguntándole directamente cuál es el problema que le hace enfadar tanto. Aquí también es aconsejable pedirle que se calme para que nos lo pueda explicar. Cabe recordar que los niños aprenden observando a sus padres, por lo que si los padres responden con una voz suave y tranquila, les transmiten el mensaje de que ese es el modo en el que hay que manejar las emociones.

Como tercera medida, y ante la insistencia de los gritos, Álvaro Bilbao sostiene que lo mejor que podemos hacer es comunicarle que entendemos lo que quiere pero que no va a ser posible y que gritando no lo va a conseguir. Esto implica establecer límites claros a base de empatía y respeto en lugar de prohibir los gritos y frustrar aún más al pequeño.

Por útimo, es muy importante comunicarle que no vamos a hablar con personas que nos gritan, haciéndole entender que si mantiene su comportamiento no va a obtener nada de nosotros. Estas estrategias no solo son herramientas muy útiles para manejar los gritos y las rabietas, sino que también fomentan una relación más fuerte y comprensiva entre padres e hijos. Implementarlas requiere paciencia y práctica, pero los beneficios a largo plazo son muy importantes y significativos.