La felicidad parece ser uno de los grandes objetivos de la vida moderna. Sin embargo, no siempre se trata de algo externo o de conseguir metas, sino de cómo nos relacionamos con nosotros mismos.
Así lo explica el médico y conferenciante Mario Alonso Puig, quien lanza una reflexión directa: “La razón por la que no somos felices a nivel profundo es una, solo una: creemos que no merecemos ser felices”. Según el experto en desarrollo personal, esa creencia profundamente arraigada nos lleva a sabotear nuestras propias alegrías. "Te levantas por la mañana, te sientes especialmente contento y de repente empiezas a sentir: ‘uf, esto no puede ser nada bueno’", afirma Puig. Y no es un caso aislado.
Nos sentimos culpables por ser felices
La felicidad está dentro de nosotros en este momento presente. (Pexels)
“Por razones muy profundas, que no creo que sea un momento de comentarlas, en un momento determinado nos hemos acusado de algo, nos hemos juzgado, nos hemos declarado culpables y nos hemos establecido con nosotros mismos una pena".
El autojuicio impide disfrutar del bienestar
La felicidad no depende de la alegría, según una psicóloga. (Pexels/ Andre Furtado)
"La pena es no ser felices”, señala. Este juicio interno no siempre es evidente, pero se manifiesta a través de sensaciones de incomodidad ante el bienestar o incluso con una incapacidad para disfrutar de los logros sin sentir cierta culpa. Puig lo explica con claridad: “Empezamos a sentirnos mal, sintiéndonos bien”.
La felicidad está dentro de nosotros en este momento presente. (iStock)
La propuesta de Mario Alonso Puig invita a mirar hacia dentro, a revisar nuestras creencias más profundas y a liberarnos del juicio que impide disfrutar plenamente del presente. Porque, tal y como apunta, el mayor obstáculo para ser felices no está fuera, sino en cómo nos vemos a nosotros mismos.
La felicidad parece ser uno de los grandes objetivos de la vida moderna. Sin embargo, no siempre se trata de algo externo o de conseguir metas, sino de cómo nos relacionamos con nosotros mismos.