Cuando nos encontramos frente a una persona que nos atrae, es común experimentar una serie de respuestas fisiológicas, entre ellas, el suspiro. Este acto involuntario, que a menudo pasa desapercibido, podría ser un mecanismo de regulación emocional. Estudios científicos han comenzado a arrojar luz sobre cómo los suspiros pueden funcionar como un "reinicio" del sistema respiratorio, ayudando a gestionar la excitación emocional que genera la atracción.
Una investigación realizada por Vlemincx et al. (2013) y publicada en 'Biological Psychology' sugiere que el suspiro cumple la función de restablecer la variabilidad respiratoria. En este estudio, los investigadores observaron que, en situaciones de alta activación emocional, el acto de suspirar puede ayudar a regular la respuesta fisiológica, facilitando la recuperación del equilibrio en el sistema nervioso autónomo. Así, cuando te sientes atraído y experimentas una elevación en la tensión emocional, el suspiro podría ser la manera en la que tu cuerpo “resetee” su patrón respiratorio para mantener el equilibrio.
El suspiro se puede producir cuando se siente atracción por alguien. (Pexels/ cottonbro studio)
Los resultados indicaron que este acto no solo ayuda a regular la respiración, sino que también podría contribuir a moderar el estado emocional, funcionando como una especie de válvula de escape para el exceso de arousal. Aunque ambos estudios se centran en diferentes aspectos de la respuesta fisiológica, coinciden en que el suspiro es una respuesta compleja que integra aspectos tanto biológicos como emocionales.
Suspirar sirve como ayuda para regularse a sí mismo. (Pexels/ Hannah Stevens)
Según Gross (2015) en su revisión sobre la regulación emocional publicada en 'Psychological Inquiry', los mecanismos de retroalimentación corporal juegan un papel esencial en la modulación de las emociones. Esto respalda la idea de que el suspiro, al resetear la respiración, también puede influir en nuestro estado emocional y en cómo procesamos la atracción.
Cuando nos encontramos frente a una persona que nos atrae, es común experimentar una serie de respuestas fisiológicas, entre ellas, el suspiro. Este acto involuntario, que a menudo pasa desapercibido, podría ser un mecanismo de regulación emocional. Estudios científicos han comenzado a arrojar luz sobre cómo los suspiros pueden funcionar como un "reinicio" del sistema respiratorio, ayudando a gestionar la excitación emocional que genera la atracción.